lunes, 28 de septiembre de 2009

Licencia para acaparar taquillas

La Oficina Hays concedía a Lo que el viento se llevó su sello de aprobación el 28 de septiembre de 1939.

A la película le correspondió el certificado número 5729 (la cuenta comenzó con The World Moves On (Paz en la tierra), en 1934, y continúa hasta ahora, muy cerca de las 45.000 películas “aprobadas”).

Con este marchamo de respetabilidad y aunque GWTW estaba aún sin terminar, Selznick y la MGM tenían la garantía de que la película podría exhibirse en los circuitos de salas más importantes.

Quedaban por luchar las últimas batallas por el controvertido “damn”, por supuesto.

Mientras, Rhett se despedía con un suave “I don’t care”, que había aplacado a los censores, los mismos que unos meses atrás habían ordenado que todos los “damn” que Leslie Howard lanzaba en Pygmalion se expurgaran de la banda sonora de la película para su exhibición en Estados Unidos, pero que habían permitido el uso de la palabra en cuestión en el corto The Man Without a Country (1937).

Por descontado, Gone with the Wind no es la primera película que empleó este vocablo: podemos encontrarlo tanto en la época silente como en producciones anteriores a la entrada en vigor del Código de Producción (por ejemplo, Greta Garbo pronuncia claramente la frase “I don’t give a damn” en Anna Christie), y ya vemos que en Inglaterra no se consideraba un término tan ofensivo para que mereciera la censura.

En Viento Escarlata tenemos varios frentes abiertos siempre a la colaboración de los lectores y la lista de diversas versiones de la última frase de Rhett Butler, tanto reales como imaginadas o las variaciones empleadas en otros medios, es una de nuestras favoritas. Nos encanta dar con una nueva traducción del “(Frankly) My dear, I don’t give a damn”.

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