Uno de los deslices más famosos que podemos encontrar en Lo que el viento se llevó acontece en la secuencia en la que Melania y Escarlata atienden devotamente (bueno, la viuda Hamilton no tanto) a los heridos en un hospital de Atlanta.
Vemos a Vivien y a Olivia al pie del lecho de un soldado que cuenta a duras penas una anécdota sobre su hermano Jeff; las dos mujeres enrollan vendas, es de noche y la sala está muy poco iluminada. Tan poco, que parece mentira que se produzcan en la pared unas sombras tan enormes y más teniendo en cuenta el tamaño y la posición de la fuente de luz.
Y esas sombras tienen vida propia, porque sus movimientos no se corresponden en absoluto con los de las actrices que supuestamente debían originarlas…
Pero queda muy bonito…
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