Hasta desembocar en la proyección en el Loew’s Grand y el baile “de consolación” a la misma hora para aquellos que no pudieron obtener entradas, la expedición hollywoodiense se repartió en un almuerzo ofrecido por el Atlanta Better Films, una visita al Ciclorama en Grant Park, un té con el gobernador de Georgia y una fiesta para la prensa en el Piedmont Driving Club (el club social más selecto de la ciudad).
Los visitantes quedaron, lógicamente, abrumados por tal despliegue de hospitalidad sureña. Gable era ovacionado allá por donde iba (Vivien Leigh tomó el relevo después, una vez pasada la “prueba de fuego” y ser reconocida por los atlantinos como la Escarlata genuina). Con Carole a su lado para templar cualquier rescoldo de incomodidad, Clark supo manejar muy bien todas las situaciones comprometidas e hizo valer su condición de ídolo de las multitudes con infinita paciencia y elegancia: “Esta es la noche de Margaret Mitchell y la noche de los ciudadanos de Atlanta…”
Pero no fue el único que levantó pasiones: también Laurence Olivier tenía rendidos admiradores; en particular, una chiquilla de nueve años que consiguió saltarse el cordón con el que la policía intentaba mantener a raya al público durante el desfile motorizado hacia la proyección; la jovencita llegó hasta la limusina en la que viajaba el intérprete de Heathcliff y sin ninguna ceremonia se sentó en sus rodillas unos instantes, hasta que las fuerzas del orden reimplantaron el ídem. Luego, cuando pudo entrar a ver la película, y según recuerda su madre, la niña señaló a la pantalla cuando apareció Vivien Leigh y le susurró: "Un día seré una gran actriz".
Aquella pequeña se llamaba Joanne Woodward y, muchos años después, cuando interpretaba Come Back Little Sheba con Olivier y sacó a colación su desparpajo de aquella noche, se sorprendió al ver que el actor se acordaba perfectamente de la espontánea admiradora... que, por supuesto, ha cumplido su promesa, pues es una de las grandes actrices del siglo XX y XXI.
Joanne Woodward y su esposo, Paul Newman
Con estas palabras le expreso mi más sentida felicitación por su blog. Mi admiración por esta película y sus protagonistas es compartida por millones de cinéfilos en el mundo, pero la lectura diaria de sus entradas no deja nunca de maravillarme y sorprenderme, deseando conocer aun si cabe más detalles. En este día de aniversario tan especial ¡Muchas Felicidades y gracias por su trabajo!
ResponderEliminar¡Gracias, gracias, Nacho y todos los que se han acercado a "Viento Escarlata este 15 de diciembre!
ResponderEliminarA quien hay que felicitar es a Margaret Mitchell y a David O. Selznick, como representantes de todos aquellos que hicieron posible este vendaval de más de 70 años que todavía nos sigue entreteniendo con sus grandes y pequeñas historias.
Te agradezco mucho tus palabras y trataré de seguir encontrando buen material para que nadie tenga que decir aquello de... "Francamente, querida..." ;-)
Saludos
Caveat.
ResponderEliminarMás vale tarde que nunca, así que ahí va también mi felicitación por el aniversario, en esta madrugada estrellada también aquí, en Asturias, sin olvidarme de los elogios para tu labor: convertir en un agradable momento la lectura diaria de tus artículos.
Un saludo cinéfilo... y por supuesto la frase a pronunciar no será la que mencionas, más bien la de Thomas Mitchell a su hija: "la tierra roja de Tara".
Dexter, esa felicitación con sabor a cafelito nos dará energías suficientes para seguir en la brecha y... celebrar dentro de nada el 71º aniversario de GWTW ;-)
ResponderEliminarCuidado con las noches, estrelladas o no, que está cayendo una buena...
Saludos más cinéfilos que nunca.
No sabía en qué día exacto se cumplían los años, así que muchas felicidades por atrasado. Que GWTW siga viviendo muchísimos años más, en este blog y en nuestras retinas.
ResponderEliminarMe ha encantado esta anécdota de Joan Woodward.
Como otras de su misma quinta, "nuestra" septuagenaria ha demostrado estar en plena forma y dispuesta a disfrutar de su cumpleaños durante toda una semana, así que esos buenos deseos no llegan tarde, Elphaba. De comer no tenemos, porque la señorita Escarlata acapara todas las viandas, ya sabes, pero aún quedan algunos julepes bien fresquitos por aquí... ¡Salud!
ResponderEliminarAquella noche había magia en Atlanta, desde luego, y talentos que se consagraron y algunos, como el de Joanne, que empezaron a florecer...