Personajes (LXXXIV)

     Parmalee fue un juez de Fayetteville con el que los estudiantes de Derecho podían realizar prácticas, como Boyd Tarleton, a quien las sucesivas expulsiones de los gemelos de diferentes universidades obligan a interrumpir sus estudios.

Lista con mérito

    La página nos propone una serie de películas atractivas que deben de sembrar el gusto por cintas similares que acaban formando parte de las preferidas del cinéfilo.

    Desde Ciudadano Kane a La guerra de las galaxias, pasando por Lo que el viento se llevó, se nos propone una lista de clásicos nada aburridos.

Horatio siempre recurre a una frase

     En el episodio 16 de temporada 1 de CSI Miami, "Evidence of things unseen",  “https://www.imdb.com/title/tt0534795/?ref_=ttep_ep_16”, vemos a Horatio Caine que  termina el episodio con “Mañana será otro día”. 

    No se encuentra ninguna conexión con GWTW, pero no hay duda de que se refiere a cierta película...

Un vistazo a los clásicos

     Aquí tenemos una relación de ocho películas consideradas un clásico que, en teoría, fomentan el gusto del novato para disfrutar de las nuevas cintas.

    No está mal recoger una lista de largometrajes que se toman por algo ya pasado y clásico, porque entonarán el gusto del nuevo espectador y harán que este individuo reconozca el valor del cine anterior... al siglo XXI.

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Edythe Elliott, esposa del general

 Edythe Elliott (1886-1978) formó parte del numeroso contingente humano que aparece en la secuencia de la lista de bajas.

    A su papel de "esposa del general" suma interpretaciones en Stella Dallas (Stella Dallas, K. Vidor, 37), The Song of Bernadette (La canción de Bernadette, H. King, 43), The Lady from Shanghai (La dama de Shanghai, O. Welles, 48)...

Una biografía interesante

     A veces es bueno conocer cómo ha sido la vida de uno de los intérpretes más queridos de la pantalla, a veces actor o actriz responsable a su vez de una biografía, que puede o no tener puntos de conexión con su vida real.

    Esta relación nos ofrece una decena de retratos de intérpretes más o menos considerados clásicos, desde Hedy Lamarr a Paul Newman, pasando por Barbara Stanwyck y Humphrey Bogart.

Personajes (LXXXVIII)

     Suellen O'Hara.

    Segunda de las hijas de los O’Hara, bautizada como Susan Elinor. Como Carreen, también ella era buena alumna de las enseñanzas de Ellen y Mammy, mucho más que Escarlata. Suellen deseaba ante todo aparecer siempre atractiva y contar con tantos admiradores como su hermana mayor, con la que acostumbraba mantener discusiones y pequeñas peleas que con el paso de los años se harán mucho más graves.

    Suellen mantenía relaciones más o menos serias con Frank Kennedy y no soportaba las bromas sobre la indecisión de su cortejador, que todavía no había hablado con Gerald sobre sus intenciones, aunque todos suponían que acabarían por casarse.

    La joven cae enferma de tifus y sobrevive para encontrarse bajo el mando directo de Escarlata, que está dispuesta a que todos, sin excepción, trabajen en Tara. La “señorita Remilgos”, como la llama la hermana mayor en varias ocasiones, se niega a realizar tareas que considera degradantes para una señorita, lo que le proporciona la amenaza de unas cuantas bofetadas por parte de Escarlata, promesa que se hará realidad más adelante. Suellen no duda en fingir un desmayo para librarse de recoger el algodón, pero no consigue engañar a Escarlata.

    Suellen no podía soportar la pobreza a la que la familia se ha visto abocada, y su mayor placer era comprobar que el resto del Condado se encontraba en igual o peor situación que los O’Hara. El fin de la guerra le permite visitar a los vecinos y las localidades de Jonesboro y Fayetteville, para recoger sus imprescindibles cotilleos y alardear ante los que ignoraban cómo se vivía en la plantación.

    Las relaciones entre las hermanas se agravan cuando Escarlata se casa con Frank Kennedy mediante un engaño. Suellen no le perdona esa jugarreta, sobre todo porque se considera demasiado mayor para tener más pretendientes y ha de quedarse en Tara en lugar de trasladarse a Atlanta y poder gozar de los lujos que supone disfruta la gente de la ciudad.

    Ese afán por recuperar algo del antiguo esplendor la lleva a planear que Gerald pida una indemnización alegando que ninguno de los de Tara había luchado en la guerra en contra de la Unión; las visitas a los Hilton le dan la idea de convencer al anciano de que Ellen, desde donde quiera que estuviera, no aprobaría que Gerald dejase morir de hambre a su familia.

    Pero su plan falla en el último momento, y todo el Condado se entera de que Suellen ha roto el sólido frente que los sudistas presentaban a los vencedores.

    Para evitar que los vecinos la traten como a una leprosa social, Will Benteen se apresura a pedir su mano, porque los Wilkes tienen previsto marcharse y Carreen va a tomar los hábitos:

“Susele no es tan mala como usted se imagina, Escarlata. Creo que nos entenderemos muy bien los dos. Lo que necesita Susele es un marido e hijos. Al fin y al cabo, eso es lo que todas las mujeres necesitan”.