miércoles, 17 de octubre de 2018

Russell Birdwell, jefe de publicidad

Como responsable de publicidad en la Selznick International Pictures, Russell Birdwell fue el encargado de mantener el interés de medios y público en general por Lo que el viento se llevó a lo largo de tres años largos. Dada la imaginación de Birdwell y sus colaboradores, es difícil discernir cuáles de las noticias sobre GWTW eran reales y cuáles habían sido cuidadosamente fraguadas, con la connivencia o no del productor, para causar el mayor impacto posible. Los magos son reacios a descubrir sus trucos, y Birdwell era ciertamente un mago de la publicidad, aunque a veces caminara sobre el filo de la navaja: a Susan Myrick no le gustaba que se suprimieran de sus crónicas algunos párrafos que contaban los pequeños secretos con los que se fabricaban los sueños en Hollywood, y Margaret Mitchell se sintió molesta por algunas noticias sobre ella que no tenían ni pizca de base real.

Russell Juárez Birdwell nació el 17 de octubre de 1903 y, como dramaturgo incipiente siendo todavía estudiante, comprobó por propia experiencia que una buena estratagema publicitaria puede atraer público a una sala, aunque la obra o la película en cuestión no merecieran el esfuerzo de crear una campaña. En lugar de dedicarse a la abogacía, como deseaba su padre, Russell acabó en la redacción de un periódico, o de docenas de periódicos, como reportero, y sólo fue cuestión de tiempo que le encargaran cubrir la sección de noticias de cine en el Los Angeles Times, un puesto novedoso en el que Birdwell sería, cómo no, un pionero.

Además de trabajar para los estudios, como el de Selznick, Birdwell desempeñó también a lo largo de los años labores de relaciones públicas personales para varios actores, desde su gran amiga Carole Lombard (que le igualaba en imaginación y talento para las bromas pesadas), hasta John Wayne, pasando por Anne Baxter, Douglas Fairbanks, hijo, John Ireland… y tuvo tiempo para escribir (novelas y dos autobiografías), dirigir cuatro películas y producir una, Jim Thorpe, All American (Jim Thorpe, el declive de un campeón, 1951), y representar a firmas y personalidades ajenas al mundo del cine.
Falleció el 15 de diciembre de 1977, dejando en el recuerdo invenciones como la campaña para encontrar a la Scarlett O’Hara ideal, la desconocida mujer de negro que cada año dejaba una flor en la tumba de Valentino, la desmesura de la promoción de The Outlaw (El forajido, 1943) (basada en la anatomía de Jane Russell)…

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