jueves, 31 de diciembre de 2009

Oportunidad perdida

Llega a su fin el año del 70º aniversario del estreno de Lo que el viento se llevó, siete décadas llenas de anécdotas que no paran de aumentar; cerramos, pues, 2009 con la seguridad de que la película y la novela en que se inspiró nos van a seguir dando material para compartir, opinar y comentar.

Poco sospechaba el jefe de redacción de la revista Pictorial Review* lo mucho que iba a dar que hablar GWTW cuando, poco antes de que saliera la novela al mercado, se le ofreció la oportunidad de publicarla en forma de serial en su publicación: Herbert R. Mayes no se dejó convencer por el relato de una de sus empleadas, que, con voz trémula y ojos brillantes, le había cantado las virtudes de la obra de Margaret Mitchell:

“A period novel! About the Civil War! Who need the Civil War now… who cares?”
(“¡Una novela de época! ¡Sobre la Guerra Civil! ¿Quién necesita ahora la Guerra Civil? ¿A quién le importa?”)


*Pictorial Review, orientada al público femenino, se publicaba desde 1899 y ofrecía artículos sobre moda, patrones, cuidado del hogar, recetas… y también relatos.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

Un nombre en boca de todos

Desde los gemelos en el porche hasta el desilusionado Rhett de los momentos finales, apenas hay personaje en la película que no pronuncie el nombre de su protagonista en una amplia gama de tonos, del admirativo al despreciativo, del cariñoso al rencoroso, del amoroso al sumiso...

Sólo Gerald desvela el nombre completo de su hija (Katie Scarlett O’Hara), pero ella lo usa únicamente en dos ocasiones: cuando llega a la devastada Tara después de un fatigoso viaje: “Soy yo, Escarlata” y poco después, al consolar a su padre: “No te preocupes por nada, Katie Escarlata ha vuelto”.

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Cuando Escarlata era Pansy

martes, 29 de diciembre de 2009

La reina del baile

El vestuario de Lo que el viento se llevó dio pie a Walter Plunkett y compañía a lucirse con unos cuantos modelos inolvidables, pero, después del arduo rodaje, aún reservaban imaginación, talento y energías para creaciones tan espectaculares como la que llevó Vivien Leigh en el baile de la Junior League el día antes del estreno en Atlanta.

Vivien Leigh, con el modelo del baile de la Junior League

En esta imagen vemos a la intérprete de Escarlata O’Hara posando con el vestido, que es de terciopelo de Lyon negro, con la parte superior muy ajustada y la inferior, en contraste, muy voluminosa. El armiño está presente en el remate del escote y en las mangas.

lunes, 28 de diciembre de 2009

Más llamas para GWTW

Mientras Selznick negociaba el contrato con Korda y Cukor intentaba despejar cualquier duda sobre la idoneidad de Vivien Leigh para interpretar a Escarlata, parte del equipo técnico volvió al backlot antes de que empezaran a levantarse los decorados de las calles de la ciudad y se desmantelara el sistema ideado por Lee Zavitz para controlar el fuego durante “el incendio de Atlanta”.

En la noche del 28 de diciembre de 1938 se rodaron planos adicionales que necesitaban llamas y explosiones pero no a los actores o especialistas. Con las cámaras bien protegidas contra las altas temperaturas y con grandes láminas de cristal ante las lentes, se obtuvieron más imágenes para la que se consideraba que iba a ser la secuencia más espectacular de GWTW. El productor tenía en mente una idea, no del todo novedosa pero sí lo suficientemente rara para aumentar todavía más la grandilocuencia de aquel momento de la película: la pantalla multiplicaría su tamaño a lo ancho (para adquirir un formato parecido a lo luego sería el Cinemascope).

Parte del story board de GWTW

Se hicieron pruebas con una cámara especial e incluso se rodó esta noche una “columna de fuego”, que serviría para ocultar los lugares de unión entre las tres imágenes pero, al final, Jock Whitney convenció a Selznick de que la película no necesitaba un efecto como éste para atraer al público a las salas.

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Los decorados que ardieron esa noche

domingo, 27 de diciembre de 2009

Ideas para Rhett Butler

En 1989 el experto en naufragios E. Lee Spence dio a conocer su convencimiento de que Margaret Mitchell había utilizado como modelo para crear el personaje de Rhett Butler en Lo que el viento se llevó a George Trenholm, un famoso burlador del bloqueo natural de Charleston y que llegó a ser Secretary of the Treasury (ministro de Hacienda) de la Confederación.

Unos años después Spence dejó constancia de su investigación y sus hallazgos sobre “el verdadero Rhett Butler” en el primer capítulo de su libro Treasures of the Confederate Coast: The Real Rhett Butler and Other Revelations, que aún no hemos tenido oportunidad de leer, aunque quizá alguno de los lectores pueda darnos su opinión.

Mitchell no citó nunca nombres propios, pero también afirmó en varias ocasiones que muchos de los incidentes de su novela se basaban en hechos vividos por diferentes personas de las que había oído hablar o había leído, por lo que es lógico pensar que muchas de las características de sus personajes están tomadas de gente que tuvo una existencia real.

Un vistazo a la biografía de Trenholm nos permite ver que, efectivamente, Butler le debe bastante: ambos nacieron en Charleston y eran descritos como altos, atractivos y valientes. Los dos se dedicaron a burlar el bloqueo y no sólo aportaron armas, municiones y mercancías de primera necesidad, sino que también parte de las bodegas de sus barcos la ocupaban artículos de lujo y otros materiales con los que luego especularon.

Tanto Butler como Trenholm no tenían ningún reparo en mostrar abiertamente su riqueza cuando sus vecinos apenas tenían nada para comer y sobre ambos cayeron las sospechas de haberse apropiado de los fondos de la Confederación; los dos fueron encarcelados y se libraron de la pena de muerte y, después de la guerra, se hicieron notar por su amistosa relación con los vencedores, pero también fueron conocidos por su generosidad indiscriminada; Trenholm, como Rhett, perdió a una hija…

A todo ello podemos añadir que Trenholm murió en Ashley Hall, su mansión en Charleston, que luego se convirtió en una escuela femenina en la que estudió Alexandra Ripley, la autora de la primera secuela oficial de Lo que el viento se llevó

George Alfred Trenholm

sábado, 26 de diciembre de 2009

Alberto Morin, René Picard

Alberto Morin, en Casablanca

Alberto Morin se muestra en Lo que el viento se llevó mucho más galante con Maybelle Merriwether de lo que se comportaría con Yvonne en Casablanca unos años después; en ambas películas, donde interpreta a René Picard y al oficial que se propasa con la amiga de Rick (y Sascha), Morin tiene ocasión de mostrar su dominio del acento francés, uno de los varios idiomas que conocía y que le sirvieron para asumir diferentes nacionalidades a lo largo de su dilatada carrera ante las cámaras.

Nunca protagonista, a menudo sin pasar de una docena de líneas por película para dar “color local”, a veces secundario con un poco más de entidad, Salvador R. López, nacido en Puerto Rico el 26 de diciembre de 1902, disfrutó de una vida pintoresca.

De ascendencia francesa y española, pasó temporadas en España en sus primeros años y debutó en la escena a los 15. Estuvo en la nómina de los estudios Pathé y refinó su oficio en México; la Fox lo contrató para las películas especialmente producidas para los países americanos de habla hispana, versiones de las que se rodaban en inglés. Cuando esta modalidad se canceló, compaginó sus apariciones en pantalla y su trabajo de asesor técnico con el cargo honorífico de “bromista oficial” en reuniones sociales; era capaz, por ejemplo, de mantener una larga conversación con un experto en cualquier materia haciéndole creer que él, Morin, era también de su gremio, cuando en realidad no tenía ni idea de lo que estaba hablando.

Dejó con alivio las bromas durante la guerra; su estancia en la OSS (Office of Strategic Services, el servicio de inteligencia) le permitió trabar conocimiento con John Ford, que luego contó con él en varias películas, como un miembro más de su “compañía de repertorio”: When Willie Comes Marching Home (Bill, qué grande eres, 1950), Rio Grande (Río Grande, 1950), The Wings of Eagles (Escrito bajo el sol, 1957).

El patrón del barco de Rocco en Key Largo (Cayo Largo, 1948), Bazin en The Three Musketeers (Los tres mosqueteros, 1948), un senador en We Were Strangers (Éramos desconocidos, 1949), Eddie, el tendero, en The Asphalt Jungle (La jungla de asfalto, 1950), un detective en To Catch a Thief (Atrapa a un ladrón, 1955), el director de escena en Les Girls (Las girls, 1957), el General LeClaire en Two Mules for Sister Sara (Dos mulas y una mujer, 1970), o el brigada en The Milagro Beanfield War (Un lugar llamado Milagro, 1988)... son sólo algunos de los muchos cometidos en los que podemos reconocer a Morin, además de unos cuantos camareros y empleados de hotel y muchos papeles más en radio y televisión. Falleció en 1989.

Morin, como René Picard en GWTW

viernes, 25 de diciembre de 2009

Personajes (IX)

Betsy es la cocinera de los Meade, que acude a casa de la tía Pitty cuando Escarlata y Melania se quedan en Atlanta durante el sitio.

Fue de gran ayuda, porque Prissy estaba tan atemorizada que apenas salía del sótano. La ausencia de Betsy se hace notar en la mañana en que Melania se pone de parto, pues había tenido que ir con su señora a recoger al herido Phil.

Betsy no aparece como tal en la adaptación cinematográfica de la novela.

jueves, 24 de diciembre de 2009

Escarlatas en potencia

Los lectores de Viento Escarlata me permitirán que hoy dedique una entrada al autobombo más descarado y anuncie que ya está disponible una novedad bibliográfica relacionada con Lo que el viento se llevó, que espero sea del agrado de todos los Windies.

Quiero, ante todo, hacer público mi agradecimiento a Notorious Ediciones, que confió en las posibilidades del original y que me ha dado la oportunidad de que Se las llevó el viento. Las candidatas al papel de Escarlata O’Hara se haya hecho realidad y justo cuando GWTW celebra su 70º aniversario.

La búsqueda de la intérprete ideal de Scarlett O’Hara figura en toda la literatura sobre la película, por descontado, pero me pareció oportuno ahondar un poco más en los entresijos de esta parte de la producción, comparar las diferentes versiones de cada una de las historias, intentar reunir a cuantas más candidatas pudiera encontrar (por leve que fuera su relación con la campaña) y averiguar las razones por las que fueron elegidas y luego descartadas, siguiendo el proceso, lleno de anécdotas, hasta llegar a la única Escarlata posible: Vivien Leigh.

Si tenéis la oportunidad de echarle un vistazo al libro, me gustaría que compartierais vuestra opinión y, en todo caso, que sea de vuestro agrado. Estoy a vuestra disposición para cualquier comentario, como siempre. ¡Y gracias a todos los que decidan adquirirlo! ¡Feliz Navidad!

Portada de Se las llevó el viento

miércoles, 23 de diciembre de 2009

El precio de Tara

Como un complemento a su lista anual de las “personas más ricas” del planeta y la de los personajes de ficción con la cartera mejor rellena, la revista Forbes elaboró en 2008 una curiosa relación de las mansiones ficticias más caras.

Probablemente Gerald O’Hara reventaría de orgullo al saber que la casa que para él construyeron los esclavos tiene un coste estimado de 17.200.000 dólares y se codea con el Xanadú de Kane, el refugio en Long Island de Gatsby o el rancho de los Ewing.

La reseña indica que la extensión de la propiedad es de 1.000 acres e incluye “viviendas” para 100 esclavos, además de la casa, de 5.000 m2 y suficiente para dar cobijo a doce personas con comodidad. No se deja de señalar “la enorme escalera, apta para discursos”, aunque, en nuestra opinión, las escaleras de Tara empalidecen al lado de las de Doce Robles o las de la casa de los Butler en Atlanta, pero no vamos a enmendarles la plana a unos expertos en propiedades inmobiliarias como los de Forbes...


Las escaleras de Tara

Estaremos atentos por si este año la revista nos informa de las variaciones en el mercado de casas de ensueño y si la plantación de los O’Hara ha subido o bajado de valor.

martes, 22 de diciembre de 2009

Testimonio gráfico

No sólo los fotógrafos estuvieron muy atareados durante los tres días de celebraciones con motivo del estreno en Atlanta de Lo que el viento se llevó, captando en imágenes fijas todos los acontecimientos.

También contamos con metraje tomado para los noticieros de la época, como el que distribuía la MGM, News of the Day (producido por la cadena de Hearst) y que se proyectaba en las salas antes de las películas y que ahora podemos encontrar en las ediciones en vídeo de GWTW.

Bajo el título Dixie saluda a "Gone With the Wind", vemos la llegada de los protagonistas, en sus respectivos aviones, los desfiles motorizados camino de los sucesivos actos, parte del baile organizado por la Junior League, el exterior del Loew’s Grand la noche del 15 de diciembre, con la llegada al cine de los veteranos confederados, de una tímida Margaret Mitchell, una fascinante Vivien y un serio Olivier y el matrimonio Gable, lleno de encanto. Cuatro minutos que resumen unos días memorables.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Sin película, no hay estreno que valga

Suele decirse que la realidad supera a la ficción, y An Alan Smithee Film: Burn Hollywood Burn (¡Arde Hollywood!, 1998) es un buen ejemplo: en la pantalla, Alan Smithee, un buen montador, tiene la oportunidad de estrenarse como director de una superproducción, pero las interferencias del guionista y los productores le llevan a pedir que su nombre no figure en la película, pues no la reconoce como suya. Pero como se llama igual que el “director fantasma” que se utilizaba en estos casos, se ve obligado a tomar medidas más drásticas.

En la realidad, el director titular discrepó sobre el montaje final con el guionista y los productores y se retiró de la película, la última que lleva el crédito de “Alan Smithee” y un título habitual en las listas de “peores películas de la historia”.

No es, desde luego, la mejor sátira realizada por Hollywood sobre Hollywood, pero se deja ver... y contiene una referencia a GWTW: los productores, que dan su película por perdida por ciertas circunstancias, se lamentan: “El estreno iba a ser en el Grauman”, apunta uno de ellos. “El mayor estreno desde Lo que el viento se llevó”, corrobora el presidente de la compañía, cariacontecido por no poder emular el espectáculo de la Selznick International y la MGM en Atlanta y otras grandes ciudades en 1939.

Cartel de ¡Arde Hollywood!

domingo, 20 de diciembre de 2009

Dos velas y un traguito

Viento Escarlata celebra hoy su segundo aniversario, muy lejos de los 70 años que cumple Lo que el viento se llevó, pero festejamos este modesto hito con la misma ilusión con la que comenzamos a juntar letras hace dos años, siempre con el objetivo de aprender un poco cada día. Muchas gracias a todos los que se han pasado por aquí, en especial a los que han colaborado con sus preguntas y comentarios.

Se impone un brindis y, por supuesto, hemos buscado la bebida entre las páginas de GWTW. En este tiempo invernal nos vendrá muy bien saborear un Hot Toddy, que tiene varias menciones en la historia de Margaret Mitchell; por ejemplo, tras la lectura de la lista de bajas en Gettysburg, las jóvenes envían a la cama a la desconsolada tía Pitty previa ingestión de un reconfortante toddy bien caliente, un tradicional remedio para los resfriados que todavía se sigue recomendando hoy (aunque, claro, no hay que abusar, porque lleva alcohol).

Las recetas varían, pero los ingredientes básicos son agua muy caliente (o café, té, chocolate o una infusión de hierbas), más brandy, ron o whisky, clavo o canela para aromatizar la mezcla, y azúcar o miel para darle el punto dulce. Se pueden añadir unos chorritos de zumo de naranja o limón e incluso una cucharadita de mantequilla. Con esta humeante pócima era con la que Escarlata pretendía calmar sus nervios tras el trago de verse sorprendida con Ashley en el aserradero, aunque Rhett tenía otros planes para ella...

sábado, 19 de diciembre de 2009

Swing en el viento

Bandas militares, bandas civiles, coros que interpretaron espirituales, conjuntos de música tradicional… No faltó la música en los tres días de celebraciones en Atlanta en diciembre de 1939.

También hubo música contemporánea para saludar el estreno de Lo que el viento se llevó; la organización no dudó en hacerse con los servicios de la banda de música ligera que hacía furor en todo el país por aquella época: Kay Kyser y su orquesta, también conocidos como Kay Kyser’s Kollege of Musical Knowledge. Especialistas en lo que se dio en llamar “swing cómico”, eran todo un fenómeno nacido en la radio, con programas de enorme éxito en los que se mezclaba la música con el humor, a través de la participación de la audiencia. Como era de rigor, la música de Kyser saltó también a la pantalla en varias ocasiones.

La banda amenizó el baile de la Junior League y también el festejo organizado al día siguiente en el Auditorio, donde 6.000 personas bailaron al ritmo que marcaba la batuta de Kyser mientras en el Loew’s Grand se proyectaba la película.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Rapapolvo crítico

Jack Lodge, en Hollywood, años 30, publicado en 1985, expone su punto de vista sobre GWTW con la perspectiva que dan las décadas transcurridas desde el estreno en 1939:

“...pero aún persiste una duda. Sin los años de publicidad constante y la búsqueda mundial de Escarlata, ¿habría tenido esta película la influencia que indudablemente tuvo? Admitamos que, en el fondo, Lo que el viento se llevó es una película superficial, en parte, por la absurda convicción del productor David O. Selznick en el sentido de que este best-seller de baja calidad era una gran novela y parcialmente a causa de que la Escarlata encarnada por Vivien Leigh es una muñeca de pose. El papel reclamaba a gritos a Bette Davis; en su defecto, Carole Lombard podría haber conspirado y salido airosa, burlándose de todas las pretensiones a medida que se desplegaba el personaje.” (Traducción de H. González Trejo)

jueves, 17 de diciembre de 2009

Bella en la pantalla y en la platea

El modelo que llevó Vivien Leigh en el estreno de GWTW competía en esplendor, codo con codo, con la película y los fastos organizados en su honor.

La intérprete de Escarlata O’Hara acudió a la proyección envuelta en un abrigo de zorro bajo el que llevaba un vestido de lamé dorado, de corte oriental; el ajustado fajín y las mangas van alcochados con dibujos de rosas y con lentejuelas doradas. Es probable que se produjera algún caso de bizquera pasajera entre el público de la sala: era imposible apartar los ojos de Scarlett O'Hara en la pantalla, pero también lo era dejar de admirar a Vivien Leigh en su butaca...

Vestido de Vivien Leigh, estreno en Atlanta

Este modelo en particular (cuya foto hemos tomado del libro de Bridges sobre el estreno) fue creado por Walter Plunkett, pero en el diseño del guardarropa de Vivien para las celebraciones relacionadas con las primeras proyecciones de Lo que el viento se llevó intervino también Irene, que luego se encargó del vestido para la entrega de los premios de la Academia.

Selznick quiso hacerse perdonar todas las grandes y pequeñas tiranías del rodaje y asumió todos los gastos del vestuario de las actrices durante los sucesivos estrenos.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Hospitalidad sureña

El Georgian Terrace fue el hotel donde se hospedaron casi todas las “celebridades” que participaban en los actos organizados para el estreno de Lo que el viento se llevó en Atlanta, bien procedentes de Hollywood, Nueva York o cualquiera de las ciudades donde se encontraran trabajando o solazándose en aquellas fechas.


Unos años atrás, Margaret Mitchell se había hecho notar en el salón de baile para asombro de las señoras atlantinas y, en 1935, había hecho entrega de su desordenado manuscrito a Harold Latham en el vestíbulo del Georgian Terrace, así que, de alguna manera, se cerraba un círculo relacionado con GWTW.

Convenientemente adaptado a los tiempos, el hotel, inaugurado en 1911, sigue siendo un referente para los visitantes, igual que lo fue hace 70 años; todo parece estar dispuesto para cumplir hasta el más mínimo deseo del huésped, como en 1939: no bien la expedición hollywoodiense había partido para otros compromisos cuando en recepción atendieron a una señora que deseaba que le reservaran la suite que habían ocupado Gable y Lombard (habitaciones 918, 919 y 920). No había problema, aseguró el atento empleado, si la señora esperaba a que, entre otras cosas, se cambiaran las sábanas… “¡Ni se le ocurra!”, o algo parecido, exclamó la ferviente admiradora de los Gable.

Entradas relacionadas:
Leigh y Olivier, con la mayor reserva

martes, 15 de diciembre de 2009

Noche estrellada en Atlanta

El viernes, 15 de diciembre de 1939, fue una jornada repleta de acontecimientos en Atlanta, cuyas calles más céntricas se vieron también desbordantes de gente que no quería perderse ni un solo detalle de todo lo que rodeaba el estreno de Lo que el viento se llevó: los periódicos hablaban de 300.000 (trescientas mil) personas como testigos presenciales de la cabalgata de estrellas y personalidades.

Hasta desembocar en la proyección en el Loew’s Grand y el baile “de consolación” a la misma hora para aquellos que no pudieron obtener entradas, la expedición hollywoodiense se repartió en un almuerzo ofrecido por el Atlanta Better Films, una visita al Ciclorama en Grant Park, un té con el gobernador de Georgia y una fiesta para la prensa en el Piedmont Driving Club (el club social más selecto de la ciudad).

Los visitantes quedaron, lógicamente, abrumados por tal despliegue de hospitalidad sureña. Gable era ovacionado allá por donde iba (Vivien Leigh tomó el relevo después, una vez pasada la “prueba de fuego” y ser reconocida por los atlantinos como la Escarlata genuina). Con Carole a su lado para templar cualquier rescoldo de incomodidad, Clark supo manejar muy bien todas las situaciones comprometidas e hizo valer su condición de ídolo de las multitudes con infinita paciencia y elegancia: “Esta es la noche de Margaret Mitchell y la noche de los ciudadanos de Atlanta…”

Pero no fue el único que levantó pasiones: también Laurence Olivier tenía rendidos admiradores; en particular, una chiquilla de nueve años que consiguió saltarse el cordón con el que la policía intentaba mantener a raya al público durante el desfile motorizado hacia la proyección; la jovencita llegó hasta la limusina en la que viajaba el intérprete de Heathcliff y sin ninguna ceremonia se sentó en sus rodillas unos instantes, hasta que las fuerzas del orden reimplantaron el ídem. Luego, cuando pudo entrar a ver la película, y según recuerda su madre, la niña señaló a la pantalla cuando apareció Vivien Leigh y le susurró: "Un día seré una gran actriz".

Aquella pequeña se llamaba Joanne Woodward y, muchos años después, cuando interpretaba Come Back Little Sheba con Olivier y sacó a colación su desparpajo de aquella noche, se sorprendió al ver que el actor se acordaba perfectamente de la espontánea admiradora... que, por supuesto, ha cumplido su promesa, pues es una de las grandes actrices del siglo XX y XXI.


Joanne Woodward y Paul Newman
Joanne Woodward y su esposo, Paul Newman


lunes, 14 de diciembre de 2009

Crónica visual de tres días de celebraciones

Casi todos los aspectos relaciones con el libro y la novela han sido abordados, desde diferentes perspectivas, a lo largo de estas siete décadas. No podía faltar un volumen dedicado a las celebraciones en Atlanta con motivo del estreno de Lo que el viento se llevó en 1939, y Herb Bridges echó mano de su portentosa colección de fotografías para Gone With the Wind: The Three Day Premiere in Atlanta.

Las imágenes de aquellos días constituyen el plato fuerte del libro, pues los textos son escasos y no van más allá de identificar a las personas que aparecen y recordarnos algún que otro detalle, la cronología de los festejos, el lugar y los hechos a los que refieren. Por supuesto, la información es muy valiosa y nos ayuda a situarnos en el tiempo y el espacio.

La parte más árida, sólo de interés para los nativos de Atlanta interesados en las notas de sociedad, es la enumeración de los invitados a los bailes y sus respectivas indumentarias, que, francamente, para el resto del mundo sólo son páginas de relleno.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Momento adecuado para pedir las sales

Mientras las estrellas y los altos directivos de los estudios implicados en Lo que el viento se llevó se desplazaron a Atlanta en avión para el estreno, el grueso del contingente (actores secundarios, la prensa, miembros de la MGM y la Selznick International Pictures…) empleó el ferrocarril, y la comitiva del alcalde acumuló los días 13 y 14 de diciembre de 1939 idas y venidas del aeropuerto y la estación hasta el Georgian Terrace, donde la mayoría tenía habitaciones reservadas.


A pesar de la multitud de detalles de los que había que estar pendientes, casi todo salió según lo esperado. El único susto se produjo cuando llegaron noticias de que el tren en el que viajaba Laura Hope Crews había descarrilado cerca de la localidad de Adairsville, unas 65 millas al norte de Atlanta. Quedaron dañados un vagón, el vagón comedor y el observatorio, pero no hubo que lamentar desgracias personales y el resto del convoy pudo seguir su camino. La intérprete de tía Pitty llegó sana y salva en su destino.

Selznick había decretado que Laura viajara en ferrocarril, pues no le parecía digno de la señorita Pittypat Hamilton hacer uso de métodos de transporte tan modernos como el avión, aunque también es probable que la actriz tuviera una cierta desconfianza hacia las aeronaves. Tal vez después de este susto en las vías, Laura se acordó con nostalgia de la seguridad con la que Tío Pedro guiaba el coche de caballos de la familia…

sábado, 12 de diciembre de 2009

A la caza del gazapo (XXXVI)

En la página 71 del libro de Javier Coma Lo que el viento se llevó/Robín de los Bosques, un gazapillo se coló a la hora de identificar correctamente una de las fotos; “Una imagen del estreno mundial en Atlanta”, leemos: pero en la foto correspondiente se ve con claridad que la fachada del Loew’s Grand de Atlanta está coronada con una falsa tarta de cumpleaños con un letrero que reza “First Anniversary”...



viernes, 11 de diciembre de 2009

Mezcolanza de títulos

Con la casa a su disposición, el protagonista de Flushed Away (Ratónpolis, 2006) culmina su lista de placenteras tareas pendientes con una sesión de cine.

 Entre los DVD que vemos muy fugazmente en la estantería, en los primeros minutos de la película, se encuentran varios títulos genuinos entremezclados con otros parodiados para la ocasión:

Brief Incontinence (por Brief Encounter (Breve Encuentro) que queda transformado en Breve Incontinencia),

The Maltese Budgie (por The Maltese Falcon (El halcón Maltés), aquí El periquito maltés),

12 Angry Folks (por 12 Angry Men (Doce hombres sin piedad), trasmutado en 12 tíos enfadados),

In the Heat of the Fridge (por In the Heat of the Night (En el calor de la noche), que se convierte en En el calor de la nevera)…

y Goon With the Wind (que tanto puede ser esbirro como mentecato en el viento y se refiere, por supuesto, a Gone With the Wind).

jueves, 10 de diciembre de 2009

El que no quería ir

No fue fácil convencer a Clark Gable para que participara en los diferentes estrenos de Lo que el viento se llevó. Hasta el final de sus días se lamentaría de no haber podido obtener una compensación económica mayor por su trabajo en la película y de que Mayer y Selznick le habían utilizado como moneda de cambio; atado por su contrato y fiel cumplidor de sus cláusulas y siempre temeroso de quedarse sin sustento, el actor se avino a cumplir con su trabajo, pero hasta cierto punto, que coincidía con el fin del rodaje y quizás un par de apariciones personales.


La perspectiva de exhibirse en Atlanta en beneficio de Selznick y la MGM no le hacía mucha gracia, y varias circunstancias le llevaron a una inicial negativa a efectuar el viaje; entre ellas, su descontento personal con los magnates, el trato injusto que creía se le había dado a su amigo Victor Fleming por la cuestión de los créditos o el enterarse de que a los actores negros no se les iba a permitir estar presentes en las celebraciones en la capital de Georgia.

Además, Gable quería que su esposa le acompañara. La Metro se opuso, con el argumento de que Carole no estaba en su nómina y el estudio le estaría dando una publicidad gratuita. Eddie Mannix y Howard Strickling, hábiles conciliadores y expertos en manejar la imagen pública de las estrellas de la MGM, pasaron horas tratando de convencer a Clark, que no podía entender la exclusión de su esposa si se le permitía a Olivier acompañar a Vivien Leigh sin que ni siquiera estuvieran casados.

Lombard ejerció todo su poder de persuasión para eliminar el resto de las objeciones de su esposo y ambos viajaron finalmente a Atlanta. Eso sí, con tantos dimes y diretes, y para evitar más roces, no lo hicieron en el mismo avión en el que viajaron Selznick, Leigh y de Havilland, sino en un DC-3 especialmente fletado para ellos. El propietario de American Airlines vio una perfecta ocasión de obtener publicidad extra para el flamante modelo de la compañía si “el Rey de Hollywood” aceptaba el ofrecimiento, como así fue.

En Atlanta, el turno de fruncir el ceño fue para Selznick, porque en el fuselaje se leía “MGM’s Gone With the Wind”…

El DC3 que llevó a Gable a Atlanta
El avión que llevó a Gable a Atlanta

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Objeto de deseo

Tan pronto como se supo que el Loew’s de Atlanta iba a albergar el estreno de GWTW se inició la caza y captura de una entrada para aquella sesión. La sala tenía capacidad para más de dos mil personas, pero había que descontar las numerosas invitaciones por parte de Selznick, la MGM, las autoridades locales y estatales…

A 10 dólares por cabeza, un precio exorbitante comparado con lo que costaba acudir al cine en una sesión normal en la época, las entradas empezaron a volar; los que lo dejaron para última hora tuvieron que hacer uso de todo tipo de recursos y acudir a variadas artimañas para no perderse el acontecimiento de la época. Por mucho que quisieran contribuir a la causa benéfica (la recaudación se destinaba al Atlanta Community Fund), todos querían ver y ser vistos aquella noche en el Loew’s Grand.

El azar o el despiste quiso que la sección local de las D.A.R. (Daughters of the American Revolution) se viera sin entradas. Aquello no podía ser, clamaron las dignas damas, y una de sus representantes consiguió ponerse en contacto con Howard Dietz, jefe de publicidad de la MGM en Nueva York y coordinador de todo lo relacionado con el estreno de Gone With the Wind.

Es de imaginar que Dietz estaba ocupadísimo en aquellas jornadas previas al “Día D” y, que por muy eficiente que fuera, no podía saberlo todo. Por eso preguntó a su interlocutora, que se interesaba por la razón por la que no habían recibido invitaciones, quiénes eran las D.A.R. Al oír la respuesta, el letrista de la magnífica Dancing in the Dark tuvo un momento genial: “¡Pero, señora, esta película es sobre otra guerra!”

También por aquella época un conocido empresario y político, el ex gobernador de Ohio James M. Cox, había culminado una operación financiera que le otorgó la propiedad del Atlanta Georgian, el Atlanta Journal y la emisora WSB. No cabía duda, aseguraban con humor en la ciudad, de que el objetivo de tanta compra por parte de Cox no era otro que el de asegurarse entradas para el estreno de Lo que el viento se llevó (ya se sabe que los medios de comunicación tienen acceso preferente y gratuito en las premieres).

martes, 8 de diciembre de 2009

Clark Gable 3, Gary Cooper 0

Como diría un comentarista deportivo al uso, en lo relacionado con Lo que el viento se llevó Clark Gable le aplicó involuntariamente un “severo correctivo” a su amigo Gary Cooper.

Gary CooperClark Gable










Los dos se habían mostrado ambivalentes en lo que se refería a aceptar el papel de Rhett Butler, pero en cuanto el cometido recayó en Gable, parecía que Coop no daba ni una: no sólo falló en su predicción de que Clark se iba a dar un batacazo artístico o veía cómo el público del primer pase sorpresa de GWTW no echaba de menos Beau Geste

Adivinen quién protagonizaba la película que dejó paso a Gone With the Wind en el Loew’s Grand de Atlanta en diciembre de 1939, cuyas marquesinas quedaron ocultas bajo la enorme fachada sureña y los retratos de los intérpretes de Rhett Butler y Escarlata O’Hara…

El Loew's Grand de Atlanta, la noche del estreno de GWTW

Efectivamente, se trataba de Gary Cooper, al frente del reparto de The Real Glory (La jungla en armas, 1939).

Cartel de La jungla en armas

lunes, 7 de diciembre de 2009

Blogs con viento

No ha pasado inadvertida en la blogosfera la cercanía del septuagésimo aniversario del estreno de Lo que el viento se llevó y han sido muchos los blogs que han dedicado una entrada al acontecimiento en los últimos meses. Destacamos sólo algunas de ellas; la lista, como siempre, está abierta a añadidos.

Adrian Bassanet, en Blogdecine, abunda en la "eterna juventud" de GWTW.

"El crítico de cine" hace lo propio.

"La isla bonita" se une al homenaje.

Alí se descuelga con tres entradas, nada más y nada menos.

La entrada de Fali nos regala, además, unas cuantas opiniones para nuestro archivo.

pelado1961 tampoco es inmune al fenómeno.

Sensacine nos expresa las opiniones de sus lectores.

Decine21 le otorga una nota de "8", suponemos de entre la escala de 0 a 10...

Y el canal TCM nos promete un día muy ventoso el próximo 15 de diciembre.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Escarlata a la medida

El acto central de la jornada del jueves, previa al día del estreno, fue el baile benéfico organizado por la Junior League de Atlanta en el Auditorio Municipal; en el programa de esta celebración destacaba un gran desfile en el que los participantes debían de ir vestidos a la usanza del período de la Guerra Civil, año arriba, año abajo.

Para dar más realce a este acto, la Selznick International colaboró con el préstamo de uno de los modelos que había llevado Vivien Leigh en Lo que el viento se llevó; la Junior League preparó entonces un concurso entre sus socias: la ganadora sería aquélla cuyas medidas fueran lo más similar posible a las de la actriz (un metro sesenta de altura y 57,15 cm de cintura), para así poder lucir el vestido sin tener que recurrir a dietas o arreglos.

Unos días antes del baile se dio a conocer el nombre de la afortunada que iba a abrir la Gran Marcha llevando el vestido blanco y verde con el que vemos a Escarlata en la barbacoa de Doce Robles: Margaret Palmer.


Gable y Palmer en el Ciclorama de Atlanta
Clark Gable y Margaret Palmer en el Ciclorama, Atlanta

sábado, 5 de diciembre de 2009

Invitados de honor

Alrededor del estreno propiamente dicho, fijado para el 15 de diciembre de 1939, se organizaron desde Hollywood, Nueva York y Atlanta varios actos para realzar la primera proyección de Lo que el viento se llevó.

La capital de Georgia llevaba meses entretenida con los preparativos de los festejos y, conforme avanzaba el calendario, se iban conociendo más y más detalles, bien aliñados por la maquinaria publicitaria de los estudios, que de eso sabían bastante.

Así, la prensa hizo saber que Clark Gable había invitado personalmente a cuatro veteranos del ejército confederado a presenciar el pase de GWTW. El intérprete de Rhett Butler se ocupó de que tuvieran butacas preferentes. No faltaron a la cita.

Tras recibir la ovación de la multitud agolpada en el exterior, los cuatro veteranos ocuparon sus asientos. Margaret Mitchell, camino del suyo, se detuvo para estrecharles la mano. Durante la proyección, se les vio vitorear, aplaudir y asombrarse, y, en algunos momentos, hasta casi saltar de sus butacas para no perderse nada de lo que sucedía en la pantalla.

Bien cumplidos los noventa años, los antiguos soldados no eran asiduos espectadores cinematográficos; de hecho, varios ni siquiera habían pisado nunca una sala, aunque uno de ellos (que había sido uno de los pasajeros en el tren cuando las tropas de la Unión se apropiaron de la General) despejó cualquier duda de que las imágenes en movimiento le hubieran sorprendido o asustado, pues recordaba muy bien las sesiones de “linterna mágica” a las que había asistido 60 años atrás.

“La película está bien. La guerra aparece tal y como fue”, comentó uno de los veteranos al final de la proyección. El más pícaro de ellos, que había prometido días atrás que iba a besar a todas las actrices que se le acercaran, fue fiel a su palabra y, por lo menos, se llevó como trofeo dos besos de Vivien Leigh.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Lista de bajas (XXVIII)

En 1989 GWTW cumplía medio siglo en las pantallas y también despedía con pesar a varios de sus intérpretes y técnicos. Sirva este recuerdo también como homenaje a todas las personas relacionadas con la película que nos han dejado en los 70 años transcurridos desde su estreno.

Sam Garrett, 97. (Extra en la “huida de Atlanta”)

Inez Hatchett, 83. (Doncella en Doce Robles)

Joseph LaShelle, 89. (Cámara en “el incendio de Atlanta”)

Alberto Morin, 87. (René Picard)

James Potevin, 90. (Jefe de eléctricos)

Laszlo Willinger, 80. (Fotografías publicidad)

jueves, 3 de diciembre de 2009

Conquista incruenta

Ya hemos apuntado en alguna que otra ocasión que es posible encontrar ciertas similitudes entre Escarlata y su intérprete, pero que también muchos aspectos de la personalidad de Vivien Leigh se apartaban diametralmente del carácter de la creación de Margaret Mitchell. Un rasgo diferencial importante: el sentido del humor (muy escaso incluso en la joven señorita O’Hara y microscópico siendo ya la señora Hamilton/Kennedy/Butler) está presente en muchas de las anécdotas que nos han contado sobre la actriz a lo largo de los años.

El protocolo reclamaba la típica declaración previa al viaje a Atlanta para el estreno, y Vivien le dio su toque personal. No es difícil imaginarla en el momento de responder con perverso ingenio a la pregunta de los periodistas de qué era lo que tenía pensado decir al llegar a la ciudad (y que, por supuesto, no dijo):

“Estoy tan contenta de estar aquí, en Georgia, como el mismo general Sherman”.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Viento impreso

Mucho se ha escrito sobre Lo que el viento se llevó desde la publicación de la novela en 1936 y el estreno de la película en 1939. Nuestra recopilación bibliográfica es sólo la punta del iceberg, pues las lecturas pendientes y los libros por descubrir forman una relación equiparable a la que facilitamos.

Ha sido un buen año en cuanto a novedades bibliográficas en torno a GWTW, por lo que tendremos material asegurado para leer durante mucho tiempo.

Invitamos al lector interesado a que se sumerja en el universo Windie con cualquier de estos títulos que ya hemos citado en Viento Escarlata (y que luego, si es tan amable, nos cuente sus impresiones o añada sus descubrimientos):

David O. Selznick's Hollywood, por Ronald Haver.

Lo que el viento se llevó/Robin de los Bosques, por Javier Coma.

Memo from David O. Selznick, de Rudy Behlmer.

Selznick's Vision: "Gone With the Wind" and Hollywood Filmaking, de Alan David Vertrees.

The Complete "Gone With the Wind" Trivia Book, por Pauline Bartel.

Margaret Mitchell's "Gone With the Wind" Letters, 1936-1949, compilado por Richard Harwell.

Road to Tara, por Anne Edwards. (Biografía de Margaret Mitchell)

George Cukor, por Patrick McGilligan.

"Gone With the Wind" on Film: A Complete Reference, por Cynthia Marylee Molt.

A Child of the Century, de Ben Hecht. (Autobiografía)

Margaret Mitchell and John Marsh: The Love Story Behind "Gone With the Wind", por Marianne Walker.

They Still Call Me Junior, de Frank Coghlan, Jr. (Autobiografía)

Long Live the King, por Lyn Tornabene. (Biografía de Clark Gable)

Vivien Leigh, de Hugo Vickers. (Biografía actualizada en 2008)

The King: A Biography of Clark Gable, por Charles Samuels.

A Quite Remarkable Father, por Leslie Ruth Howard. (Biografía de Leslie Howard, por su hija)

Showman: The Life of David O. Selznick, por David Thomson.

Margaret Mitchell of Atlanta, de Finis Farr.

Stuntman, por Yakima Canutt. (Autobiografía)

Feminidad y mascarada en "Lo que el viento se llevó" y "Jezabel", de Eva Parrondo-Coppel.

Narración, tiempo y cohesión del relato en “Gone With the Wind”, de Vicente J. Benet.

Vivien: la vida de Vivien Leigh, por Alexander Walker.

The Filming of “Gone with the Wind”, por Herb Bridges.

Hollywood Be Thy Name, por William Bakewell. (Autobiografía)

Hattie: The Life of Hattie McDaniel, por Carlton Jackson.

*Hattie McDaniel: Black Ambition, por Jill Watts.

Tara Revisited, por Malcolm Vance.

The Oliviers, por Felix Barker.

Hitchcock y Selznick, por Leonard J. Leff.

The Complete "Gone With the Wind" Sourcebook: The Complete Guide for Every Fan, por Pauline Bartel.

Looking for Tara: The "Gone With the Wind" Guide to Margaret Mitchell's Atlanta, de Don y Kay O’Briant.

*In Search of My Father, por Ronald Howard. (Biografía de Leslie Howard, por su hijo)

Strange Tales of "Gone With the Wind", de Norman Shavin y Austin McDermott.

The Story of "Gone Wind the Wind", por Bob Thomas.

Selznick: The Man Who Produced "Gone With the Wind", por Bob Thomas.

The Selznick Players, de Ronald Bowers.

Scarlett O’Hara’s Younger Sister y *I’ll think about that Tomorrow, por Evelyn Keyes. (Autobiografías)

A Celebration of "Gone With the Wind", por Adrian Turner.

George Cukor, por Augusto M. Torres.

Backstory. Conversaciones con guionistas de la Edad de Oro, por Pat McGilligan.

Scarlett’s Women. “Gone With the Wind” and its Female Fans, por Helen Taylor.

Lo que el viento se llevó, Fascículo 1 de la colección Cine & Música, de Salvat.

The Private Diary of Scarlett O’Hara, de Cathy E. Crimmins y Thomas Maeder.

The Irish Roots of Margaret Mitchell's "Gone With the Wind", por David O’Connell.

Lo que el viento se llevó, Aymá, 11ª Edición, Barcelona, 1978; Ediciones B, Barcelona, 1992; Pan Books, 1988.

El vuelo de Ibis, por José Rey-Ximena. (Sobre los últimos días de Leslie Howard).

Crowning Glory: Reflections of Hollywood’s Favorite Confidant, por Sydney Guilaroff. (Autobiografía)

The Official "Gone With the Wind" Companion: The Authorized Collection of Quizzes, Trivia, Photos- And More, por Stephen J. Spignesi.

Million Dollar Legends Margaret Mitchell and "Gone With the Wind", de Norman Shavin y Martin Shartar.

White Columns in Hollywood: Reports from the "Gone With the Wind Sets", por Susan Myrick.

*Victor Fleming, de Michael Sragow.

*Butterfly McQueen Remembered, por Stephen Bourne.

“Gone With the Wind” Literary Study Guide (MaxNotes) a cargo de Gail Rae Rosensfit.

**Now Is The Time, por Olivia de Havilland.

*The Making of a Classic: The Story of Margaret Mitchell and Gone With the Wind, de Sally Tippet Rains.

Technical Advisor: The Hollywood Journals of Wilbur G. Kurtz, editado por Richard Harwell.

Light of a Star: Vivien Leigh, por Gwen Robyns.

Southern Daughter. The Life of Margaret Mitchell, por Darden Asbury Pyron.

Literary Reflections: Michener on Michener, Margaret Mitchell, Ernest Hemingway, Truman Capote, and Others, por James Michener.

Vivien Leigh: el alma de Scarlett, por Serge Mafioly.

Laysen, la isla perdida, por Margaret Mitchell.

Crazy Sundays F. Scott Fitzgerald in Hollywood, por Aaron Latham.

Love Scene: Story of Laurence Olivier & Vivien Leigh, por Jesse L. Lasky.

*The Faces of Hollywood, por Clarence Sinclair Bull.

*The Man Who Shot Garbo: The Hollywood Photographs of Clarence Sinclair Bull, con texto de Terence Pepper y John Kobal.

*Bonnie Blue Butler A Gone With The Wind Memoir, por Cammie King. (Autobiografía)

Gone With The Wind as Book & Film compilado por Richard Harwell.

Gable and Lombard, por Warren G. Harris.

Traigan los caballos vacíos, por David Niven.

*Frankly My Dear: “Gone With the Wind” Revisited, por Molly Haskell.

On the Road to Tara: The Making of "Gone With the Wind", por Aljean Harmetz.

*The Secret of the Belles, de Kathy Witt.

The Tara Treasury: A Pictorial History of “Gone with the Wind”, de Gerald Gardner y Harriet Gardner Modell.

Scarlett, Rhett and a cast of Thousands: The Filming of “Gone With the Wind”, por Roland Flamini.

Vivien Leigh: a biography, por Anne Edwards.

Victor Fleming: Via Col Vento, por Paola Cristalli.

*Scarlett’s Buried Secret: The Sad But True Story Behind Margaret Mitchell’s "Gone Wind the Wind”, por Kenneth Baumgardt.


*Todavía no lo hemos leído.
**Próxima publicación.

martes, 1 de diciembre de 2009

Los que no estuvieron

Iniciamos el mes en que se cumplen 70 años del estreno de Lo que el viento se llevó y haremos nuestra pequeña aportación a las celebraciones con una mayor presencia de información sobre aquellos días de 1939 en las entradas de diciembre, sin descuidar, por supuesto, los apartados habituales y lo que pueda surgir.

La Selznick International y la MGM unieron sus esfuerzos para hacer de la primera proyección pública de la película un acontecimiento difícil de olvidar, tanto para los que lo organizaban “entre bastidores” como para los que fueron destacados en Atlanta y para el público en general. Como suele decirse, los estudios echaron el resto en esta última fase, tan importante como la preparación, el rodaje y la posproducción de cualquier largometraje: la publicidad y la presentación en las salas.

Era imposible llevar a todo el reparto y equipo a los festejos, pero en Atlanta fueron particularmente significativas varias ausencias: la más sonrojante, la de los actores negros, para los que se articularon elaboradas excusas porque, a pesar de toda la buena voluntad que puso Selznick, al final tuvo que rendirse a la segregación que practicaba la ciudad.

Faltaba también el director titular: Victor Fleming y David Selznick habían tenido sus más y sus menos sobre quiénes deberían figurar en los créditos y no lograron reconciliar sus posturas; además, Douglas Fairbanks acababa de morir y Fleming se quedó en Hollywood para despedir a su amigo.

Tampoco se contaba entre los presentes Leslie Howard; si algo tuvo en común con Ashley Wilkes, fue su pronta disposición a contribuir al esfuerzo bélico, y, en cuanto terminaron sus compromisos con GWTW e Intermezzo, había puesto rumbo a Inglaterra.

Entradas relacionadas:
Preparativos para el estreno

lunes, 30 de noviembre de 2009

Rhett hizo la mili en Móstoles

Josema y Millán nos ofrecieron muchas horas de carcajadas cuando formaban el dúo Martes y Trece. Desde el inolvidable sketch de la empanadilla (de Móstoles) al anuncio de la “bicicleta sin sillín”, del “homenaje” a Arantxa y Conchita el año prodigioso en que ganaron Wimbledon y Roland Garros a una actuación en plan Locomía, desde Gloria Fuertes a Tina Turner, desde un informativo de televisión a las campanadas de Fin de Año… lo parodiaron todo y asumieron múltiples personalidades en cientos de escenarios.


No podían dejar de dar su particular versión de dos de las escenas más famosas de Lo que el viento se llevó. Josema Yuste incorpora aquí a una Escarlata más bien larguirucha e indudablemente no muy bella, y Millán Salcedo hace doblete como Mammy y Rhett, con bledo incorporado.

domingo, 29 de noviembre de 2009

Cama, comida y "Lo que el viento se llevó"

Una de las mayores colecciones privadas relacionadas con GWTW se encuentra en Jefferson, en Texas. Es el Scarlett O’Hardy’s "Gone With the Wind" Museum, que regenta Bobbie Hardy, quien lo fundara en 1998 junto con su esposo, Randy, ya fallecido.


Reúne una impresionante cantidad de objetos sobre la novela y la película: ediciones en diversos idiomas, carteles de diferentes países, reproducciones de algunos vestidos, autógrafos de los intérpretes… y puerta con puerta de esta espectacular exhibición se alza la mansión que oficia de Bed and Breakfast y donde se puede disfrutar de la proverbial hospitalidad sureña antes o después de visitar el museo.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Otra voz, la misma despedida

También en el doblaje italiano de Lo que el viento se llevó se emplea, como en el utilizado en España, una versión más suave del “damn” que suelta Rhett Butler para indicar con rotundidad lo que le importan los futuros movimientos de Escarlata (Rossella, en este caso):


“Francamente, me ne infischio”




“Me ne frego”, sería, tal vez, más adecuado como traducción literal, pero es mucho más duro… incluso para 1951, fecha de estreno de GWTW en Italia.


Entradas relacionadas:
Diferentes versiones de la última frase de Rhett
Más sobre el polémico "damn"
La censura da su visto bueno

viernes, 27 de noviembre de 2009

Notas fallidas

Las adaptaciones al musical del argumento de Lo que el viento se llevó no han tenido demasiado éxito; algunas han sido completos desastres y ninguna, por el momento, ha pasado a la historia del teatro; pero cada cierto tiempo alguien intenta recapturar el elusivo atractivo de la novela y de la película: véase el apresurado cierre del espectáculo que se estrenó hace un año como último ejemplo.


La idea de ponerle música al texto de Margaret Mitchell no es nueva: recordemos que Selznick pensó en alguna ocasión convertir la historia de Escarlata y Rhett en opereta; hubo otras tentativas que tampoco pasaron a la partitura:

Ogden Nash, en 1943, intentó llevar a cabo una adaptación de GWTW al musical, una tarea que incluso retomó en 1961 con la ayuda del compositor Leroy Anderson, pero que tampoco llegó a buen puerto.

Kurt Weill, en 1945, también tuvo entre sus proyectos hacer cantar a los O’Hara, los Wilkes y los Butler.

Sergei Prokofiev, que bien sabía lo que era componer para el cine, nos dejó con la intriga de cómo habría sido una ópera compuesta por él sobre un libreto basado en Gone With the Wind.

Entradas relacionadas:
Otras adaptaciones dramáticas

jueves, 26 de noviembre de 2009

Personajes (VIII)

Un día de 1865, durante la larga marcha de vuelta a sus casas de los soldados confederados tras la derrota, alguien depositó a Will Benteen en el porche de Tara, inconsciente y enfermo de pulmonía.


Los cuidados que las mujeres le dedicaron consiguieron su restablecimiento y, como había perdido todo lo que tenía, decidió quedarse en la empobrecida plantación para contribuir a levantarla de nuevo. Fue de lo más útil, a pesar de contar con una pierna de madera mal encajada.

Aunque no era exactamente un “caballero” se atrajo el aprecio de toda la familia, sobre todo el fraternal cariño de Carreen, que le confesó cosas que a nadie había contado; también ganó la confianza de Escarlata, ahora cabeza de familia, que acudía, como todos, a pedirle consejo.

Es Will quien impide que Escarlata corra a los brazos de Ashley cuando éste vuelve de la guerra (algo que en la película hace Mammy, pues el personaje de Benteen no aparece en la adaptación a la pantalla de Lo que el viento se llevó), y también quien le habla del aumento de la contribución de Tara (tarea de Pork en la película).

A la muerte de Gerald, con Carreen decidida a entrar en un convento y los Wilkes dispuestos a viajar al Norte, y para evitar las murmuraciones al quedarse solo en Tara con Suellen, Will contrae matrimonio con ella. Con el apoyo financiero de Escarlata convertirá la antigua plantación en la primera granja del Condado.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Laurence Stallings, guionista

Cualquier nativo de Georgia que se acercara a menos de cien metros de la Selznick International entre 1936 y 1939 podía acabar trabajando de una manera u otra en Lo que el viento se llevó.

Si además no se le daba mal escribir, tenía experiencia en combate y le respaldaba la MGM y un éxito como The Big Parade (El gran desfile, 1925), como era el caso de Laurence Stallings, su destino estaba escrito: vería su nombre unido a GWTW, aunque sólo fuera por redactar una sinopsis del guión de Sidney Howard que sirviera de recordatorio y punto de partida al sinfín de escritores que trabajaron en el guión.

Stallings, que había nacido en Macon el 25 de noviembre de 1894, fue reportero del Journal en Atlanta antes de graduarse y participar en la Primera Guerra Mundial; fue herido en una pierna en la batalla del bosque de Belleau y, como consecuencia de una mala caída en 1922 tuvieron que amputársela. Mientras se recuperaba, empezó a escribir su novela Plumes, sobre sus experiencias en la guerra, que luego sería la base para la película de Vidor.

Trabajaba como crítico en el New York World cuando le llamó la atención la obra White Dessert, de Maxwell Anderson, y pronto ambos colaboraron en la escritura de What Price Glory?, que fue todo un éxito.

Stallings se dedicó entonces al teatro y, desde los años 30, también al cine, con intervenciones en Billy the Kid (Billy the Kid: el terror de las praderas, 1930), las versiones de 1932 y 1957 de A Farewell to Arms (Adiós a las armas), la novela de Hemingway que ya había adaptado al escenario, The Lives of a Bengal Lancer (Tres lanceros bengalíes, 1935), So Red the Rose (Paz en la guerra, 1935), la película de ambiente sureño cuyo fracaso evitó que varios estudios pujaran por Gone With the Wind, Jungle Book (El libro de la selva, 1942), sus tres colaboraciones con John Ford: 3 Godfathers (Tres padrinos, 1948), She Wore a Yellow Ribbon (La legión invencible, 1949) y The Sun Shines Bright (1953)… Falleció en 1968.

martes, 24 de noviembre de 2009

Elegancia en la intimidad

Escarlata nos muestra de nuevo que su vestuario de señora Butler le permite un modelo para cada ocasión y, a pesar de estar ausentes su esposo y su hija, no se conforma con unos trapitos cualquiera para andar por casa.

Cuando recibe a Bonnie y a Rhett, que vuelven de Londres, Vivien Leigh (por cortesía de Walter Plunkett) lleva una magnífica bata de muselina que combina en su estampado el rojo, beige y oro y exhibe una amplia franja de visón castaño oscuro alrededor del cuello en “v”, el remate central, la parte trasera de las largas mangas y los puños; el cuello está forrado con organdí fruncido. La bata se cierra con un lazo de terciopelo negro.

Bata para recibir a Rhett

lunes, 23 de noviembre de 2009

Kissinger olvida la diplomacia

En 1978 Henry Kissinger era ya ex secretario de Estado y podía permitirse discrepar de la opinión del presidente, sobre todo si era de diferente signo político. Jimmy Carter estaba en la Casa Blanca y ya había afirmado en varias ocasiones que la mejor película americana de todos los tiempos era Lo que el viento se llevó.

Kissinger dio a conocer su parecer tras una encuesta realizada en 1977 que coincidía con Carter:

“Pues, francamente, yo me inclinaba por Ciudadano Kane, que, como sabrán, es mi historia.”

domingo, 22 de noviembre de 2009

Muchas horas de lectura

En 2005 los críticos literarios de Time Lev Grossman y Richard Lacayo confeccionaron una lista de las 100 mejores novelas escritas en inglés desde 1923 (cuando salió a la calle el primer número de la revista). Se trata de una relación por orden alfabético y en la “G” podemos encontrar la obra de Margaret Mitchell y leer la crítica  de Lo que el viento se llevó que se publicó hace más de setenta años.


Como siempre, este tipo de listas son un buen punto de partida para iniciar una conversación, porque cada cual tiene su propia opinión acerca de los títulos que no pueden faltar y las novelas que no deberían estar incluidas.

Seguramente a Mitchell le agradaría estar en la compañía de libros tan interesantes como El sueño eterno, La mujer del teniente francés, Rebelión en la granja, Las uvas de la ira, Todos los hombres del rey, En el camino… e incluso la única novela gráfica que entró en la centena, Watchmen.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Un amor perdido

A falta de la autobiografía de Olivia de Havilland, por la que tendremos que esperar todavía unos meses más, este está siendo un buen año bibliográfico para los admiradores y los estudiosos de Lo que el viento se llevó.

Como se celebran los setenta años del estreno de la película, es un buen momento para ampliar los títulos relacionados con el fenómeno que inició en 1936 aquella ciudadana de Atlanta a la que le costó tanto entregar su historia para publicación.

Una de las recientes adiciones a la literatura sobre GWTW, y sospechamos que no será la última de 2009, es Scarlett’s Buried Secret: The Sad But True Story Behind Margaret Mitchell’s "Gone Wind the Wind", un libro en el que Kenneth Baumgardt profundiza en la relación entre Margaret Mitchell y Clifford Henry, que se truncó cuando él falleció en la Primera Guerra Mundial.

En El tesoro enterrado de Escarlata. La triste pero verdadera historia tras "Lo que el viento se llevó" de Margaret Mitchell, se explora la influencia de este episodio en la vida de la escritora y en su novela.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Choque de voluntades

Por mucho que amaran el cine, los productores y responsables de los estudios no eran hermanitas de la caridad y su objetivo era tanto hacer negocio como conseguir una buena película. David Selznick podía pasarse días en la sala de montaje combinando planos y más planos hasta quedar momentáneamente satisfecho de los valores artísticos de una de sus obras, pero también sabía esgrimir el látigo con contundencia… y mostrarse luego encantador hasta el punto de hacerse perdonar todo.


Durante el rodaje de Lo que el viento se llevó Vivien Leigh tuvo buena prueba de que los Selznick podían ser muy despiadados: cuando se enteró del despido de Cukor y, después de rogar en vano a David que readmitiera al director, Vivien sintió que su participación en la película había perdido todo su encanto y su razón de ser, y también que no sería capaz de llevar a buen puerto su interpretación de Escarlata sin Cukor como guía.

Acudió a Myron Selznick para anunciarle que quería romper su contrato, pero el agente le puso muy claras las cosas:

“Si dejas esta película, estarás en los juzgados hasta el último día de tu vida. No volverás a trabajar nunca, ni en el cine ni en el teatro. Nunca serás libre. David se ocupará de eso. Y yo también, señorita Leigh”.

La amenaza era real, por supuesto. Aunque hubiera habido Escarlatas de repuesto (¿habrían aceptado la nueva oportunidad Paulette Goddard, Bette Davis, Joan Bennett…?), Selznick habría sido el hazmerreír de la industria, los medios y el público si su actriz soñada le dejaba plantado, por no hablar del cataclismo económico para la productora, empeñada hasta las cejas y con la perspectiva de abandonar GWTW (dando por perdido lo invertido hasta entonces) o empezar de nuevo el rodaje con el gasto que ello supondría.

Los hermanos Myron y David Selznick

jueves, 19 de noviembre de 2009

"Your letter came, but came too late"

Tal y como ocurre hoy día, las canciones se hacían muy pronto populares en la época en que está ambientada la novela y no es extraño que los personajes de Lo que el viento se llevó entonen o escuchen algunas de las más famosas composiciones de sus tiempos, repetida una y mil veces por soldados y civiles hasta llegar a lo más recónditos parajes de la nación dividida; la nostalgia, la tristeza y el dolor tiñen muchas de esas canciones, pues ya parecía muy lejano el tiempo los bailes y la felicidad.

Hay un extraño placer en escuchar música triste cuando los ánimos están bajos y en el verano de 1864 en la Atlanta sitiada se oían a menudo las notas de My Friend, más conocida por su primer verso, Your letter came, but came too late (Su carta llegó, pero lo hizo demasiado tarde).

La letra la compuso un prisionero confederado, el coronel Hawkins, que respondió con sus versos a la carta dirigida a un compañero prometido a una joven y que murió antes de recibir la misiva; el desafortunado joven no pudo enterarse de que la señorita en cuestión no había podido esperarle más:

“Your letter came, but came too late
For Heaven has claimed its own;
Ah! sudden change from prison bars
Unto the Great White Throne.
And yet I think he would have stayed
For one more day of pain,
Could he have read the tardy words
Which you have sent in vain.

Why did you wait, fair lady,
Through so many a weary hour?
Had you other lover with you
In that silken dainty bower?...”

(“Su carta llegó, pero lo hizo demasiado tarde,
porque el Cielo ha reclamado lo suyo:
¡Ah! Repentino cambio de los barrotes de la prisión
al Gran Trono Blanco.
Y sin embargo creo que se habría quedado
Por un día más de dolor
Si hubiera podido leer las tardías palabras
Que usted ha enviado en vano.

¿Por qué esperó, bella señorita,
tantas horas fatigosas?
¿Acaso estaba con su otro amor
en esa bonita enramada?...”)

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Teclead, teclead, malditos

Desde 1936 hasta hoy mismo es posible encontrarse con Lo que el viento se llevó en cualquier contexto y situación.

La novela ha sido empleada para probar nuevas tecnologías en el ámbito de la comunicación, ha viajado miles de kilómetros en la maleta de intrépidos viajeros, ha sido llevada a los juzgados como prueba a favor o en contra de alguna demanda extravagante… y sigue formando parte de la vida de cientos de personas de las maneras más curiosas que podamos imaginar.

El ejemplo de hoy nos lleva a Canadá en el verano de 1938; se celebraba en Toronto un maratón de escritura a máquina en el que participaban 12 personas, dispuestas a batir marcas de velocidad (y perfección, suponemos) a lo largo de 14 días.

Uno de los primeros hitos logrados fue mecanografiar las 420.657 palabras del texto de GWTW en 94 horas y 22 minutos, en relevos de dos horas por cada mecanógrafo. Estaban repartidos en dos equipos: uno masculino y el otro femenino y los competidores estaban convencidos de rebajar ese tiempo antes de que terminara la exhibición y se aplicaban a la tarea.

Al final lograron una media de 80’2 palabras por minuto y teclearon en total 1.560.341 en una única y sufrida máquina, una Underwood Master; les faltó muy poco para completar 4 veces la novela que Margaret Mitchell creó a lo largo de diez años con la ayuda de su Remington portátil.

Máquina de escribir de Margaret Mitchell
La máquina que usó Margaret Mitchell (Fuente)

martes, 17 de noviembre de 2009

Todos los padres pasan por esta etapa

No hemos podido encontrar la fecha en que el actor Ben Stiller realizó este comentario (¿algún lector admirador del cómico sabe si se refiere a su primer hijo o al segundo?), pero, teniendo en cuenta que su hija mayor se llama Ella Olivia, o él o su esposa sienten cierta inclinación, más o menos leve, por GWTW:

“My wife thought of Scarlett from Gone With the Wind. I thought of Darth Maul, or maybe President. President Stiller would be a great name”.

(“Mi esposa pensó en Scarlett, por Lo que el viento se llevó. Yo pensé en Darth Maul, o quizás Presidente. Presidente Stiller sería un gran nombre.”)

Los Stiller no optaron por ninguna de esas opciones en el momento de dar nombre a sus hijos, ya que su segundo vástago se llama Quinlin Dempsey, dos nombres que tienen orígenes muy irlandeses, como la madre de Ben, la actriz Anne Meara.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Hubo una vez un rey...

Clark Gable nos dejó el 16 de noviembre de 1960 y, desde entonces, el trono del rey de Hollywood permanece vacante.

Hoy podemos rendirle homenaje con el visionado del documental Clark Gable: Tall, Dark and Handsome (Clark Gable: el perfecto galán). Data de 1995, lo cual nos ofrece una perspectiva diferente a otras producciones más añejas, con esa predilección tan “moderna” por el lado oscuro, aunque el tono no deja de ser amable y nostálgico. Entre los detalles más novedosos, contamos con imágenes de Judy Lewis y John Clark Gable, los dos hijos de Clark, y los recuerdos de Robert Stack, Carroll Baker y Robert Wanger; entre las curiosidades, la ausencia de cualquier mención de su segundo matrimonio (cuya disolución fue tan determinante para que Clark interpretara a Rhett Butler) o de los múltiples trabajos que le permitieron ganarse la vida en los años anteriores a su dedicación a las tablas.

Liam Neeson nos conduce por la vida y trayectoria artística de Gable, con imágenes de las películas que contribuyeron a forjar el “mito Gable”. No se puede pedir más para recordarlo, alto, moreno y apuesto.


domingo, 15 de noviembre de 2009

A la caza del gazapo (XXXV)

La compenetración entre Rhett Butler y su queridísima hija Bonnie era indudable, y Clark Gable y Cammie King, que los interpretaron en Lo que el viento se llevó, llegaron a extremos telepáticos en el momento en que el padre le comunica a la niña que se van de viaje: si nos fijamos, los labios de Cammie se mueven mientras Gable pronuncia sus frases, repitiendo las palabras de Butler.

La joven se había aprendido el diálogo a conciencia, no sólo su parte, sino también la de sus compañeros de escena...

sábado, 14 de noviembre de 2009

Mozelle Miller, doble de luces de Vivien Leigh

Con la elección de Vivien Leigh para interpretar a Escarlata, que cerraba una puerta abierta durante más de dos años y por la que habían entrado cientos de mujeres, se abría otra, más discreta, pero también importante: había que seleccionar a sus dobles de luces.

No es imprescindible que los dobles de acción se parezcan a los actores a los que suplen, y en muchos casos están bastante alejados de las medidas de las estrellas de las que son contrafigura, pero en el caso de los dobles de luces se necesita la mayor semejanza posible, sobre todo en cuanto a estatura, corpulencia y rasgos generales.

Millicent Miller pasó la criba entre más de 300 candidatas y ocupó el puesto de Vivien Leigh en los preparativos de las tomas, cuando se escogen las posiciones de cámara y la iluminación (lo que puede llevar bastante tiempo) y le “prestó” a Escarlata varias partes de su cuerpo: la mano que arranca el rábano, la que lanza la tierra roja de Tara o la que toma la pistola para defenderse del desertor, así como la espalda de la protagonista de Lo que el viento se llevó cuando se refugia bajo el puente camino del hogar…

La mano de Mozelle Miller en un momento de GWTW

Millicent "Mozelle" Miller nació en Oklahoma el 14 de noviembre de 1910 y dedicó una década de su vida a ahorrar sudores bajo los focos a las estrellas. Vivien solicitó sus servicios en Waterloo Bridge (El puente de Waterloo) y That Hamilton Woman (Lady Hamilton) y también ocupó el puesto de Merle Oberon, entre otras. Tras estos años en Hollywood, volvió a su tierra natal, donde falleció en 1990.
Leigh y Miller en un descanso del rodaje

(Foto tomada de gwtwmemories.com)

viernes, 13 de noviembre de 2009

El camisón de la elipsis

Después de una noche agitada (y muy polémica), vemos a Escarlata desperezándose en el lecho.

Escarlata en camisón


En esta ocasión Vivien Leigh llega un camisón de batista blanca con mangas largas, que se estrechan en los puños. Botones y presillas en el centro, hasta la cintura. Frunces en los hombros, a ambos lados de la cintura y en la parte posterior. Una larga banda de encaje blanco bordea el cuello y los puños.

Todos los datos apuntan a que es la misma prenda que se puede atisbar en la secuencia anterior, bajo la espléndida bata roja. Fuera lo que fuera lo que ocurrió entre Rhett y Escarlata esa noche, la Selznick International se cuidó mucho de dar motivo a los guardianes del Código de Producción para que hicieran conjeturas con un camisón que no estuviera en perfecto estado de revista...

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