sábado, 28 de febrero de 2009

Wilbur G. Kurtz, asesor histórico

Wilbur George Kurtz, que nació el 28 de febrero de 1882, colaboró en evitar que tanto la novela como la película se apartaran demasiado de los hechos históricos.

Margaret Mitchell recurrió a este arquitecto, historiador y dibujante para revisar algunos capítulos de Lo que el viento se llevó, sobre todo en lo referente a la guerra, cuando la novela se preparaba para la publicación.

Kurtz era un “sureño honorario”, nacido en Illinois y criado en Indiana pero gran conocedor de la historia del Sur y todo un experto en la Guerra Civil en la zona norte del estado de Georgia; vivía en Atlanta desde 1912.

La autora de Gone With the Wind recomendó a Kurtz para asesorar al equipo de Selznick durante la producción de la película. Kurtz comenzó con una estancia de tres semanas en enero de 1938 y luego otra más larga, desde diciembre de ese año hasta un año después; procuró que la historia, el vestuario, los accesorios, los vehículos, los decorados… no contuvieran errores o anacronismos.

Para guiar al equipo técnico, realizó, por ejemplo, una descripción de 32 páginas sobre una barbacoa sureña y bosquejó la secuencia en que Escarlata fabrica jabón y conversa con Pork, que originalmente preveía que estuviera herrando un caballo.

Algunas de las tareas de Kurtz fueron: seleccionar y aprobar los vehículos que deberían aparecer, las piezas de artillería, los uniformes y el vestuario en general, supervisar, confeccionar o bosquejar los carteles, proclamas e inscripciones que iban a figurar en las paredes, los postes y las lápidas, elaborar los textos de los comunicados oficiales (la muerte de Charles, el permiso de Ashley, el cheque de la contribución...) En todos estos cometidos contó con la ayuda inestimable de su esposa, Annie Laurie Fuller, nativa del Condado de Clayton.

Podemos echar un vistazo al trabajo diario de Kurtz en Lo que el viento se llevó a través de sus anotaciones, que compiló Richard Harwell para el número de verano de 1978 de la revista Atlanta Historical Journal, en un artículo titulado Technical Advisor: The Hollywood Journals of Wilbur G. Kurtz.

En su faceta de artista del pincel, fue el encargado de pintar las acuarelas para el primer trailer de GWTW, y uno de sus cuadros, en el que puede verse a Ashley a punto de partir a alistarse desde Doce Robles, ocupó un lugar preeminente en la mansión del Gobernador, en Atlanta. Una buena cantidad de sus pinturas y murales forman parte del patrimonio privado y público de la ciudad, a la que enriqueció además con sus investigaciones sobre la época de la guerra.

Kurtz, que falleció en 1967, prestó también su conocimiento del Sur a dos películas más: Song of the South (La canción del Sur, 1946) y The Great Locomotive Chase (Héroes de hierro, 1956), de cuya historia tenía información privilegiada.

viernes, 27 de febrero de 2009

¡Cielos, mis joyas!

Para complementar los modelos que visten los actores de Lo que el viento se llevó se emplearon los buenos oficios de Eugene Joseff, que creó gran parte de las joyas especialmente para la pantalla; el resto formaba parte del inventario del estudio.

Las dos docenas largas de camafeos, en cambio, fueron adquiridas en diferentes lugares de Estados Unidos y Europa, excepto el que lleva Escarlata en las últimas secuencias. Walter Plunkett lo había comprado en Italia para su madre y lo prestó para la película; era una pieza oval, con motivos de cisnes (¿o es un ave fénix? ¿Zeus y Ganimedes, tal vez?) y querubines* sobre marfil, y con montura de oro.

Años después, para una exposición, el diseñador cedió su concepción en dibujo para estas tomas y el propio camafeo, que acabó siendo robado. Su paradero permanece desconocido hasta el momento. ¿Dónde estará?



*Con la ayuda de nuestros lectores, estamos perfilando en los comentarios nuestra idea inicial sobre las figuras representadas en el camafeo. ¡No dudes en dar tu opinión!

jueves, 26 de febrero de 2009

"London Bridge Is Falling Down"

Sin salir de los estudios de Culver City, Lo que el viento se llevó nos sitúa inequívocamente en Londres para la secuencia del viaje de Rhett y Bonnie, donde se nos muestra el exagerado amor del padre por su hija, una criatura valiente sólo temerosa de la oscuridad. ´

Por alguna razón Selznick decidió cambiar el destino del viaje, que en la novela llevaba a Butler y la pequeña a Charleston y Nueva Orleáns, y la vista de la torre del Parlamento, con el inconfundible Big Ben ya es suficiente para colocarnos en la capital de Inglaterra.

Por si acaso teníamos alguna duda, Max Steiner retoma la referencia en el diálogo de la escena anterior e incluye unas notas de London Bridge Is Falling Down.

Esta popularísima canción infantil que todos hemos tarareado y que conocemos también como El puente de Londres se va a caer es de origen incierto, como muchas de las melodías populares; algunas investigaciones se remontan al siglo XI para encontrar alusiones a los destrozos de las invasiones vikingas en tierras inglesas; otras sostienen que la dificultad de comunicar ambas orillas del Támesis inspiró en tiempos medievales la cancioncilla… aunque el Puente de Londres por antonomasia (no confundirlo con el Puente de la Torre) sigue todavía en pie en sucesivas reencarnaciones.


miércoles, 25 de febrero de 2009

Buen año para su negocio

Los 600 miembros de la American Booksellers Association (Asociación Americana de Libreros), reunidos el 25 de febrero de 1937, votaron sus premios anuales.

El matrimonio Marsh tendría que hacer sitio en su apartamento a un pisapapeles de bronce en forma de libro, porque Gone With the Wind había sido elegida la novela más sobresaliente de 1936.

Los premios habían sido creados el año anterior y representaban la opinión de todos los asociados, que votaban a sus favoritos de entre una selección efectuada previamente por dos comités, uno de siete miembros con base en Nueva York y otro de quince miembros que representaban a diferentes ciudades de todo el país. En algunas ocasiones el galardón se llamaba también el National Book Award, pero hoy en día esta denominación corresponde al premio que se entrega desde 1950.

martes, 24 de febrero de 2009

A la salud de Ashley Wilkes

El gallardo Ashley, capaz de aguantar la bebida como el que más en el Condado (aunque no pusiera ningún interés en ello), tiene por lo menos dos cócteles a su nombre, así que podemos probarlos en días distintos.

Como son bebidas alcohólicas, no debemos conducir ni realizar actividades peligrosas después de disfrutarlas, por lo que aconsejamos que se saboreen durante una lectura o un visionado de Lo que el viento se llevó.

La primera receta necesita tres ramitas de menta fresca, que aplastaremos convenientemente en el fondo de un vaso; añadimos una cucharada de azúcar y otra de zumo de lima fresco, un par de cubitos de hielo, 2 partes de bourbon, 1 de licor de melocotón y brandy; se agita unos momentos para mezclar los ingredientes, y se decora con una ramita de menta.

La segunda bebida con el nombre de Ashley la firma la artista Robin Davis, y consiste en mezclar y agitar en la coctelera bourbon y hielo, verterlo en una copa estilo Martini y completarla con ginger ale Red Rock (un producto de Atlanta, por cierto). Se decora con una piel de limón.

¡Salud (con moderación y sólo para adultos)!

lunes, 23 de febrero de 2009

Escarlata renueva su vestuario

A medida que aumenta la cuenta corriente de los Kennedy se incrementa también el vestuario (y la avaricia) de Escarlata. Para la secuencia en que la vemos contratando a los presidiarios para que trabajen en míseras condiciones en el aserradero, el modelo elegido por Walter Plunkett ya muestra una nueva prosperidad.

Combina el beige, el amarillo, el granate y el verde en la falda plisada y la sobrefalda, de tafetán y faille. La delantera de la parte superior, también en faille beige, lleva bordados de algodón negro con cierto aire militar, con botones negros. El cuello es de lino color crema, que también se encuentra en las mangas, que repiten los tejidos citados para la falda.

Ya no fue necesario aplicar a estos vestidos de Lo que el viento se llevó el severo tratamiento de envejecimiento, porque se supone que eran modelos de reciente adquisición, pero la meticulosidad de Selznick exigía que no se percibiera que acababan de ser confeccionados; “Vestuario” se encargó, como siempre, de encontrar el equilibrio entre un aspecto “de película” y la idea de unas ropas que han sido llevadas unas horas o unos días.

domingo, 22 de febrero de 2009

David O. Selznick y su fiebre del oro

Hoy toca reparto de estatuillas doradas y la Academia se viste de gala una vez más. Es la noche de los Oscar.

Habrá algunos premios “cantados” y algunas sorpresas, tal y como ocurrió en 1940, el año en que compitió Lo que el viento se llevó.

En esa ocasión, aun con una cosecha de películas y actuaciones memorables, se daba por descontado que Vivien Leigh conseguiría el Oscar, como así fue, y que Gable se llevaría su segundo galardón; pero ahí saltó una de las sorpresas de la noche: Robert Donat fue premiado por su magnífica interpretación en Goodbye Mr. Chips (en especial por saber envejecer dignamente a lo largo del metraje).

No es que a Gable le preocupara demasiado, ya estaba contento con el reconocimiento de sus pares años atrás, pero fue una de las gotas que colmó su vaso en cuanto a sus relaciones con la MGM y con Selznick en especial, pues no se sintió apoyado por los estudios que le habían utilizado como un peón.

Tenía algo de razón: la Metro decidió respaldar a Donat en Adiós Mr. Chips porque era una cinta de la casa y no iban a pedir el voto para Gable en una producción ajena.

Al terminar la ceremonia y camino ya de la fiesta de celebración, Selznick le echó un fenomenal rapapolvo a Russell Birdwell, que había estado a cargo de la publicidad previa a la entrega de los premios:

“No sé por qué no nos llevamos el Oscar al mejor actor para Gable. Lo has dejado escapar; te equivocaste de campaña, porque de otro modo Gable lo hubiera tenido seguro”.

Birdwell, que normalmente no conocía límites en sus campañas publicitarias y se había dejado la piel en promocionar Gone With the Wind (¡que se había llevado 8 Oscar y varios premios especiales!), se sintió muy dolido y tardó en volver por el estudio, hasta que Selznick recapacitó y se disculpó:

“Me porté como un cerdo. Trabajé tanto y esperé tanto… Me volví avaricioso y lo quería todo.”

sábado, 21 de febrero de 2009

Ernest Whitman, el compañero de Wilkerson

Ernest Whitman acompaña, muy complacido y cantarín, a Jonas Wilkerson en su vuelta a la región después de la guerra. A pesar de que entona Marching Through Georgia, se nota que Whitman (nacido el 21 de febrero de 1893) era un compentente cantante, curtido en el oficio por años en los escenarios, ya fuera en las variedades o en la comedia musical.

También bailarín, Whitman también tomó rumbo al drama en muchas ocasiones, y en su currículum figuran interpretaciones en el teatro, el cine, la radio y la televisión, y coincidió muchas veces con otros compañeros de reparto de Lo que el viento se llevó.

Entre sus papeles más destacados podemos citar Buck en The Prisoner of Shark Island (Prisionero del odio, 1934), el faraón en The Green Pastures (1936), Pinkie en Jesse James (Tierra de audaces, 1939), Jim Henry en Cabin in the Sky (1943), el hombre que habla solo en The Lost Weekend (Días sin huella,1945 ), o Uncle Plez en The Sun Shines Bright (1953), que cierra su carrera, pues Ernest murió al año siguiente.

viernes, 20 de febrero de 2009

Lista de bajas (XII)

La amplia familia de Lo que el viento se llevó se veía nuevamente menguada cuando la película estaba a punto de cumplir su tercera década. Hubo significativas pérdidas en el segmento de técnicos y artistas de mayor edad, lo cual resulta lógico.

1968:
Charles P. Boyle, 76. (Cámara en “el incendio de Atlanta”)
Earl B. Mounce. (Mezclas de sonido)
Joseph Platt, 73. (Decorados, diseño de producción)
Margaret Seddon, 96. (Señora Tarleton, metraje suprimido)
Laurence Stallings, 74. (Guión)
Richard Mueller, 63. (Supervisor de Technicolor)

1969:
Ned Davenport, 58. (Soldado manco en el bazar)
Elmer Ellsworth, 69. (Vestuario). Ataque al corazón.
Lee Murray, 64. (Tambor en la banda)
Harold S. Latham, 82. (Editor que “descubrió” la novela).
Eric Stacey, 66. (Ayudante de dirección) Accidente de circulación

jueves, 19 de febrero de 2009

La bibliografía crece

No nos equivocábamos al suponer que 2009, al ser el 70 aniversario del estreno de Lo que el viento se llevó, iba a estar lleno de noticias relacionadas con la novela y la película:

Un nuevo libro se sumará dentro de unas semanas a la anunciada autobiografía de Olivia de Havilland de la que hablábamos no hace mucho. En este caso, se trata de The Making of a Masterpiece: The True Story of Margaret Mitchell's Classic Novel "Gone With the Wind", en el que Sally Tippett Rains nos promete entrevistas no solo con miembros del reparto, sino con historiadores, coleccionistas, Windies y familiares de Margaret Mitchell para darnos más información sobre GWTW.

El libro está previsto para abril de este año y se complementará con un documental.

miércoles, 18 de febrero de 2009

A la caza del gazapo (XXV)

Las dos ediciones en español de la novela de las que disponemos nos ofrecen algunas desviaciones curiosas del original en inglés de Lo que el viento se llevó, no tanto por la traducción o el estilo empleado en la traslación de un idioma a otro, que pueden tener su lógica (como hacer que los personajes negros hablen un perfecto castellano a pesar de que la autora se desvivió por plasmar los diferentes dialectos y luchó con denuedo para que se mantuvieran así en la edición de Macmillan), sino porque aparecen pequeños añadidos o supresiones que rozan la categoría de gazapo.

La esclavitud despojaba al individuo de su libertad, su identidad y su nombre; lo convertía en un objeto intercambiable, sujeto a la compra y a la venta. A través de las páginas de GWTW vemos que era costumbre que la esclava encargada de las labores culinarias, bien en la plantación o en la ciudad, fuera conocida simplemente como Cookie (cocinera), de la misma manera que las nodrizas pasaban a ser simplemente Mammy en la mayoría de los casos.

En el original, en el capítulo IV, la familia O’Hara y los esclavos de la casa se reúnen en el salón para los rezos nocturnos, y Margaret Mitchell pasa revista a la servidumbre:

“… Rosa and Teena, the maids, graceful in their spreading bright calicoes, Cookie, gaunt and yellow beneath her snowy head rag, and Jack, stupid with sleep…”

Veamos la traducción:

“…Rosa y Teena, las doncellas, muy graciosas con sus amplios vestidos de percal de vivos colores; Cora, la cocinera, delgada y pálida bajo el pañuelo blanco que le cubría la cabeza, y Jack, agotado por el sueño…”

No hay en la versión en inglés ninguna mención al nombre propio de la cocinera de Tara. ¿De dónde habrá salido ese “Cora”?

martes, 17 de febrero de 2009

Sus nombres la delatan

Ella podrá decir lo que quiera, que para eso es muy suya y vaya carácter que tiene la señora, pero ponerle a una hija los nombres de Tara Cynara, así, los dos, tiene todo el aspecto de ser un homenaje en toda regla a Lo que el viento se llevó.

¿Alguien tiene la suficiente intimidad con Joan Collins para hacerle la correspondiente pregunta?

Nos atrevemos a decir que la respuesta confirmaría nuestras sospechas, teniendo en cuenta, además, que el padre de Tara Cynara, el actor y cantante Anthony Newley, incluía una canción titulada Gone With the Wind en un EP editado en 1961…

lunes, 16 de febrero de 2009

Delicada como la porcelana

Pocas cosas sientan mejor para liberar la tensión y la rabia acumulada que tirar lejos el objeto que se tenga más a mano y, vicariamente, hacer trizas la causa del enfado. Es una práctica a la que recurre Escarlata cuando, en la biblioteca de Doce Robles, acaba de ponerse en evidencia ante Ashley al confesarle su amor, ver que no es del todo correspondida y que Wilkes persiste en su intención de casarse con Melania, a quien ya ha dado su palabra.

La señorita O’Hara, invitada en Doce Robles, no tiene reparo en demostrar su frustración lanzando contra la chimenea un pequeño jarrón, más bien horroroso y digno de su trágico final; se trata de un florero de porcelana decorado con capullos de rosa, un querubín de color marrón claro a cada lado y un lazo azul en el centro.

El proyectil pasa por encima del sofá en el que cierto individuo pretendía disfrutar de la siesta.

En el momento del rodaje de esta escena de Lo que el viento se llevó el equipo de atrezzo había dispuesto que el jarroncillo, elaborado en un material bastante frágil, se rompiera en pedazos al entrar en contacto con la chimenea. Pero fue tanta la fuerza con la que Vivien Leigh arrojó el florero que éste casi se desintegró por el camino. Si nos fijamos mucho, podemos apreciar cómo algunos fragmentos salen volando… ¡Estas delicadas señoritas sureñas son una caja de sorpresas!

domingo, 15 de febrero de 2009

"Es un muchacho excelente"

Ashley Wilkes era un hombre apreciado por su familia y amigos y por ello no tiene nada de extraño que le preparen una fiesta “sorpresa” de cumpleaños que, aunque teñida todavía por las penurias de la guerra y cierto cotilleo malintencionado, tiene todo el aspecto de ser una feliz celebración, con tarta y música.´

El doctor Meade y su violín dominan la interpretación de For He's a Jolly Good Fellow, que es la elección lógica de Max Steiner para esta secuencia. Hubiera sido un anacronismo incluir el famosísimo Cumpleaños Feliz, que suele emplearse también en este tipo de agasajos, porque no se compuso hasta 1893, un par de décadas después de los hechos que vemos en Lo que el viento se llevó; además, Happy Birthday to You estaba sujeta al pago de derechos de autor en la época del rodaje, cosa que no sucede con For He’s a Jolly Good Fellow, que es de dominio público y a la que no se le ha encontrado todavía un autor definido.

Basada en la melodía de Mambrú se fue a la guerra y adaptada en España como Es un muchacho excelente, la canción es de una sencillez aplastante, apta para ser recordada por el más musicalmente inepto de los invitados:

“For he's a jolly good fellow, for he's a jolly good fellow
For he's a jolly good fellow… which nobody can deny
Which nobody can deny, which nobody can deny
For he's a jolly good fellow… which nobody can deny...”

(“Es un muchacho excelente, es un muchacho excelente,
Es un muchacho excelente… y nadie lo puede negar.
Y nadie lo puede negar, y nadie lo puede negar.
Es un muchacho excelente… y nadie lo puede negar..")


sábado, 14 de febrero de 2009

El viento sopla con fuerza en Marietta

Además de la Casa y Museo de Margaret Mitchell en Atlanta, donde “todo” empezó y que podría calificarse como el centro una larga serie de círculos concéntricos que se expanden por todo el mundo en relación con Lo que el viento se llevó, hay muchos lugares interesantes que exhiben una parte de la historia de la novela y la película.

El Marietta "Gone with the Wind" Museum: Scarlett on the Square abrió en 1993 y basa sus fondos en la colección que Christopher Sullivan ha reunido a lo largo de los años. Según nos cuentan en su página web, se pueden admirar en la exposición objetos como el vestido que Escarlata lleva en el hotel de la luna de miel, parte de las diferentes ediciones de la novela que fueron propiedad de Margaret Mitchell, el guión que usó Ona Munson durante el rodaje…

El museo organiza conferencias y exposiciones especiales e incluso puede alquilarse para celebraciones privadas.

Marietta es una ciudad situada a unas 20 millas de Atlanta (unos 32 kilómetros); la capital del Estado tiene una calle dedicada a ella, y se la cita varias veces en GWTW. Además, Escarlata está en Marietta cuando le llega el telegrama de Rhett que la reclama con urgencia pues Melania está al borde de la muerte. Escarlata deja a Prissy y Ella en el hotel (uno de los pocos edificios que había quedado en pie tras el paso de las tropas de Sherman) y parte rauda para acudir junto a su cuñada.

viernes, 13 de febrero de 2009

Tonos rojizos para Escarlata O'Hara Hamilton Kennedy

El matrimonio con Frank Kennedy mejora la situación económica de Escarlata, que ya puede poner a salvo Tara (aun a costa de tener que fijar su residencia en Atlanta) y encargar un nuevo vestuario.

Durante la posguerra no se pueden hacer alardes todavía, pero, por lo menos, su nueva condición de casada la libra de las posibles críticas por no vestir el negro de viuda. El argumento de Lo que el viento se llevó le da un respiro en cuanto al luto se refiere y Walter Plunkett no pierde ocasión de apoyar con sus modelos las nuevas circunstancias del personaje.

Para el momento en que anuncia a la familia que su nuevo apellido es Kennedy y que a partir de ahora pasará más tiempo en Atlanta y le complica la vida a Ashley con una oferta que no puede rechazar, Escarlata luce un modelo en el que domina el burdeos, con mangas largas y estrechas y puños vueltos, y con una chaquetilla de terciopelo del mismo color. Su prosperidad se muestra, además, en el alfiler de oro en el cuello y el pasador del pelo, también dorado.

jueves, 12 de febrero de 2009

Lyle Wheeler, director artístico

El director artístico es el responsable del aspecto visual de una película y el encargado de dar el visto bueno al trabajo de los diseñadores y constructores de decorados, que están a sus órdenes y deben plasmar sus concepciones, acordadas con el director y el productor.

Lyle Wheeler, nacido el 12 de febrero de 1905, era un maestro en su oficio y, dadas las características de Lo que el viento se llevó, estuvo medio peldaño por debajo de William Cameron Menzies, a quien secundó eficazmente en todo aquello relativo a los decorados.

Lyle Reynolds Wheeler estudió arquitectura, y trabajaba como ilustrador de revistas y diseñador industrial cuando entró en contacto con el cine a mediados de los años 30, cuando Selznick lo reclutó para su nuevo estudio.

Obtuvo el Oscar en cinco ocasiones y participó en más de 400 películas, que abarcan un período de casi cincuenta años de la historia del Séptimo Arte. En 1944 fue nombrado director artístico principal de la 20th Century-Fox, donde llegó a jefe del departamento artístico.

Se retiró a mediados de los años 70 y sufrió serios problemas financieros que le dejaron incluso sin hogar, aunque Wheeler echó más de menos sus cinco estatuillas, que perdió al no poder pagar la factura del almacén donde las guardaba. Alguien las adquirió junto con otros enseres, sin saber lo que se guardaba en aquella caja de cartón hasta que la abrió, y Bill Kaiser, un admirador de Wheeler, consiguió recuperar, a costa de sus ahorros, un Oscar del quinteto (el logrado por The Diary of Anne Frank (El diario de Ana Frank, 1959) y se lo regaló al legendario director artístico poco antes de su muerte en 1990.

David Copperfield (David Copperfield, 1935), The Garden of Allah (El jardín de Alá, 1936), The Prisoner of Zenda (El prisionero de Zenda, 1937), Intermezzo (Intermezzo, 1939), Rebecca (Rebeca, 1940), Laura (Laura, 1944), Anna and the King of Siam (Ana y el rey de Siam, 1946), Leave Her to Heaven (Que el cielo la juzgue, 1946), The King and I (El rey y yo, 1956)… por citar sólo unas pocas, dan prueba de su talento, en blanco y negro y en color, de la Inglaterra dickensiana al Siam más opulento que el cine pueda imaginar, sin olvidar el austero cine negro, el espacio exterior o el Oeste.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Los expertos ayudan a Selznick tomar una decisión

Aguijoneado por Kay Brown, la jefa del departamento editorial del estudio en la Costa Este, Selznick no encontraba tiempo para leer la amplia sinopsis de Gone With the Wind que le habían enviado desde Nueva York, y la pasó a tres personas de su mayor confianza para que le dieran su opinión.

¿Podría hacerse una película con aquel material? ¿Podría hacerse una buena película?...

Val Lewton, Silvia Schulman y su futuro esposo Ring Lardner Jr. fueron los elegidos y se pasaron entre sí una copia en papel carbón que contenían la historia de Escarlata O’Hara.

La secretaria personal del productor quedó encantada y recomendó a Selznick que le diera una oportunidad a la novela. Y si se la leía primero, mejor.

Lardner, que debutaba como lector, objetó que Lo que el viento se llevó presentaba un punto de vista francamente parcial al bando confederado y no retrataba con objetividad los hechos reales, además de exaltar a los esclavistas y las organizaciones racistas; no se manifestó en el aspecto puramente literario de la obra o en su potencial para pasar al cine.

Lewton calificó de mediocre la prosa de Margaret Mitchell y opinó que no merecía la pena filmar una película sobre la novela, pues la empresa perdería dinero.

Selznick hizo caso omiso de la mayoría y se guió por la corazonada del bando femenino. Su interés por GWTW aumentó varios enteros…

martes, 10 de febrero de 2009

Cita mensual con los libros en torno a GWTW

Una estantería dedicada a Lo que el viento se llevó en nuestra librería quedará de lo más aparente con estos títulos, que hemos citado hasta el momento en la breve andadura de Viento Escarlata y que son la base de muchas de nuestras entradas. Recuerde el lector que hay muchos volúmenes más que hacen cola para llegar a formar parte de esta lista, y que las recomendaciones son bienvenidas…

David O. Selznick's Hollywood, por Ronald Haver.

Lo que el viento se llevó/Robin de los Bosques, por Javier Coma.

Memo from David O. Selznick, de Rudy Behlmer.

Selznick's Vision: "Gone With the Wind" & Hollywood Filmaking, de Alan David Vertrees.

The Complete "Gone With the Wind" Trivia Book, por Pauline Bartel.

Margaret Mitchell's "Gone With the Wind" Letters, 1936-1949, compilado por Richard Harwell.

Road to Tara, por Anne Edwards. (Biografía de Margaret Mitchell)

George Cukor, por Patrick McGilligan.

"Gone With the Wind" on Film: A Complete Reference, por Cynthia Marylee Molt.

A Child of the Century, de Ben Hecht.

Margaret Mitchell & John Marsh: The Love Story Behind "Gone With the Wind", por Marianne Walker.

They Still Call Me Junior, de Frank Coghlan, Jr.

Long Live the King, por Lyn Tornabene. (Biografía de Clark Gable)

Vivien Leigh, de Hugo Vickers. (Actualizado en 2008)

The King: A Biography of Clark Gable, por Charles Samuels.

A Quite Remarkable Father, por Leslie Ruth Howard. (Biografía de Leslie Howard)

Showman: The Life of David O. Selznick, por David Thomson.

Margaret Mitchell of Atlanta, de Finis Farr.

Stuntman, por Yakima Canutt.

Feminidad y mascarada en "Lo que el viento se llevó" y "Jezabel", de Eva Parrondo-Coppel.

Narración, tiempo y cohesión del relato en “Gone With the Wind”, de Vicente J. Benet.

Vivien: la vida de Vivien Leigh, por Alexander Walker.

The Filming of “Gone with the Wind”, por Herb Bridges.

Hollywood Be Thy Name, por William Bakewell.

Hattie: The Life of Hattie McDaniel, por Carlton Jackson.

*Hattie McDaniel: Black Ambition, por Jill Watts.

Tara Revisited, por Malcolm Vance.

The Oliviers, por Felix Barker.

Hitchcock y Selznick, por Leonard J. Leff.

The Complete "Gone With the Wind" Sourcebook: The Complete Guide for Every Fan, por Pauline Bartel.

Looking for Tara: The "Gone With the Wind" Guide to Margaret Mitchell's Atlanta, de Don y Kay O’Briant.

*In Search of My Father, por Ronald Howard.

Strange Tales of "Gone With the Wind", de Norman Shavin y Austin McDermott.

The Story of "Gone Wind the Wind", por Bob Thomas.

Selznick: The Man Who Produced "Gone With the Wind", por Bob Thomas.

The Selznick Players, de Ronald Bowers.

Scarlett O’Hara´s Younger Sister y *I’ll think about that Tomorrow, por Evelyn Keyes.

A Celebration of "Gone With the Wind", por Adrian Turner.

George Cukor, por Augusto M. Torres.

Backstory. Conversaciones con guionistas de la Edad de Oro, por Pat McGilligan.

Scarlett’s Women. “Gone With the Wind” and its Female Fans, por Helen Taylor.

Lo que el viento se llevó, Fascículo 1 de la colección Cine & Música, de Salvat.

The Private Diary of Scarlett O’Hara, de Cathy E. Crimmins y Thomas Maeder.

The Irish Roots of Margaret Mitchell's "Gone With the Wind", por David O’Connell.

Lo que el viento se llevó, Aymá, 11ª Edición, Barcelona, 1978; Ediciones B, Barcelona, 1992; Pan Books, 1988.

*El vuelo de Ibis, por José Rey-Ximena. (Sobre los últimos días de Leslie Howard)

Crowning Glory: Reflections of Hollywood’s Favorite Confidant, por Sydney Guilaroff.

The Official "Gone With the Wind" Companion: The Authorized Collection of Quizzes, Trivia, Photos- And More, por Stephen J. Spignesi.

Million Dollar Legends Margaret Mitchell and "Gone With the Wind", de Norman Shavin y Martin Shartar.

White Columns in Hollywood: Reports from the "Gone With the Wind Sets", por Susan Myrick.

*Victor Fleming, de Michael Sragow.

*Butterfly McQueen Remembered, por Stephen Bourne.

“Gone With the Wind” Literary Study Guide (MaxNotes) por Gail Rae Rosensfit.

**Now Is The Time, por Olivia de Havilland.

*Todavía no lo hemos leído
**Próxima publicación

lunes, 9 de febrero de 2009

Gino Corrado, camarero en Nueva Orleáns

Gino Corrado es la respuesta a una enrevesada pregunta para cazar a cualquier cinéfilo desprevenido: es el único actor que tienen en común Lo que el viento se llevó, Ciudadano Kane y Casablanca.

En Gone With the Wind, como en tantas y tantas ocasiones a lo largo de su amplia carrera, Corrado interpretó a un camarero: si podemos apartar por un instante los ojos del llamativo vestido de Escarlata y los suculentos manjares de la mesa, distinguiremos las facciones de Gino en las del camarero que atiende a los recién casados Butler.

Gino Corrado Liserani nació en Florencia (Italia) el 9 de febrero de 1893. Recaló en Estados Unidos para culminar su educación y quedó prendado del cine cuando tuvo ocasión de conocer a Roscoe Arbuckle.

Se introdujo en la industria de la mano de Griffith y estuvo en la nómina de estudios grandes, pequeños e ínfimos, en largometrajes, cortos y seriales, a menudo luciendo un característico bigotito y explotando su origen italiano para serviciales camareros, barberos, conserjes de hotel… y papeles de mayor o menor entidad bajo diferentes nombres.

Cuando no tenía trabajo en el cine, no dudaba en servir mesas en la “vida real” hasta que volvía a surgir un papel, y eso que los tuvo a cientos hasta que cerró su carrera en 1954. Después fue propietario de su propio restaurante, Gino’s, pero tuvo que cerrar por problemas financieros. Falleció en 1982.

Gino Corrado estuvo, entre otras muchas, en Sunrise (Amanecer, 1927), The Iron Mask (La máscara de hierro, 1929), A Farewell to Arms (Adiós a las armas, 1932), Flying Down to Rio (Volando hacia Río de Janeiro, 1933), A Night at the Opera (Una noche en la ópera, 1935), Magnificent Obsession (Sublime obsesión, 1935), Mr. Smith Goes to Washington (Caballero sin espada, 1939), Rebecca (Rebeca, 1940)…

En GWTW, Corrado puso él mismo la mesa donde Escarlata sacia parcialmente su apetito acumulado. Victor Fleming confió en él para que los cubiertos estuvieran colocados “a la europea”.

domingo, 8 de febrero de 2009

Biopic a medio camino

Sin llegar a los extremos de Night and Day (Noche y día, 1946), ejemplo de película supuestamente biográfica que se pone por montera la vida del biografiado (en este caso, Cole Porter), A Burning Passion: The Margaret Mitchell Story (Una ardiente pasión, 1994), es un acercamiento fallido a la vida de la autora de Lo que el viento se llevó.

Este telefilm con guión de Robert Hamilton, interpreta a su manera los hechos más o menos conocidos para encajarlos como embriones de los hechos y personajes de Gone With the Wind, pero olvida bastantes detalles de cierto interés por el camino.

Además, se cierra con la publicación de la novela, lo que nos confirma que la idea original era mostrar cómo Margaret Mitchell transplantó a GWTW no sólo las historias sobre la Guerra Civil que le contaban de niña sus amigos y familiares sino también sus propias vivencias con sus maridos, el violento tarambana Upshaw (que sería Rhett) y el plácido John Marsh (que sería el modelo para Ashley) y que ella misma era Escarlata O’Hara.

Las cosas no fueron tan sencillas, como cualquiera que haya leído las biografías de Margaret Mitchell puede percibir, pero ninguna vida puede resumirse en 90 minutos, y menos cuando el propio sujeto del guión era un manojo de contradicciones y contaba versiones ligeramente diferentes cada vez que se le preguntaba sobre algunos asuntos fundamentales de su vida.

Shannen Doherty hace lo que puede para asemejarse lo más posible a una rebelde Peggy Mitchell, cortejada como Escarlata por decenas de apuestos oficiales (y, entre ellos, nada menos que John Clark Gable, el hijo póstumo de Clark), pero no resulta del todo convincente (para hacer un chiste malo: le falta un poco de “magia”).

Siendo magnánimos, podemos colocar esta producción sólo un par de peldaños por encima de Scarlett… y dejarla dormitar tranquilamente en la estantería tras el primer visionado al que nos impulsa nuestra condición de Windies.

sábado, 7 de febrero de 2009

Nick Nolte con miriñaque

La historia de The Prince of Tides (El príncipe de las mareas, 1991) se desarrolla a caballo entre Carolina del Sur y Nueva York.

Está basada en una novela de Pat Conroy, a quien se le encargó una secuela de Lo que el viento se llevó que no llegó a ver la luz, pero que nos deja una referencia a GWTW en el guión de la película, que firma él mismo:

El marido de Susan, la psiquiatra neoyorquina, le lanza durante una cena una puya al sureño Tom: “Me cae bien, Tom. Me gusta su espíritu luchador de Scarlett O’Hara”.

viernes, 6 de febrero de 2009

Jay Wilsey, doble de Clark Gable

En la noche del rodaje del “incendio de Atlanta” en Lo que el viento se llevó todo tenía que salir bien, ya que sería muy difícil reproducir las condiciones que se habían conseguido. Por eso se reunió en Forty Acres lo mejor de lo mejor en aquella época, desde los operadores de cámara hasta los especialistas; entre estos últimos estaba Jay Wilsey (cuya fecha de nacimiento más aceptada es el 6 de febrero de 1896), que fue uno de los que se turnaron para conducir en nombre de Clark Gable la carreta por las calles de Atlanta.

Wilbert Jay Wilsey llegó a Hollywood alrededor de 1922, con una gran experiencia en los rodeos; su habilidad en la silla fue advertida de inmediato y su físico tampoco iba en su contra, por lo que encontró trabajo enseguida, aunque fuera en las pequeñas productoras especializadas en westerns rápidos y baratos.

El productor Lester F. Scott le dio el nombre artístico de Buffalo Bill Jr., con el que Wilsey aparecería montones de veces en los créditos cuando no empleaba el suyo propio.

Pasó sin problemas del mudo al sonoro, pero nunca alcanzó el renombre de otros vaqueros del cine y se vio relegado a protagonizar producciones de muy bajo presupuesto. Como muchos de sus colegas que no llegaban a la primera fila, complementaba su sueldo con apariciones personales y trabajando de especialista y secundario. Así, participó en varias de las películas con las que John Wayne se ganaba el sustento en los años 30, antes de La Diligencia: The Lawless Frontier (1934), ‘Neath the Arizona Skies (1934), Rainbow Valley (1935)…

Al terminar la década Wilsey tuvo más problemas para encontrar trabajo como actor y se centró más en actuar como doble y especialista. Aunque se había pasado toda su vida a lomos de un caballo y atravesando las praderas, cuando dejó el cine Wilsey y su esposa dedicaron su tiempo a disfrutar de la vida marinera a bordo de su goleta.

Jay Wilsey, que fue Rhett Butler por una noche, murió en 1961.

jueves, 5 de febrero de 2009

"Deep River"

Deep River es un espiritual negro del que se desconoce el autor de la letra y la música y su origen se remonta al período anterior a la guerra.

Steiner lo emplea en la secuencia en la que Escarlata y Ashley tienen un sosegado encuentro en la oficina del aserradero, uno de los momentos más íntimos de Lo que el viento se llevó… hasta que alguien lo interrumpe.

La letra de la canción, más allá de lo literal, nos habla del anhelo del esclavo de escapar de su condición, cruzando el “río profundo” para hallar refugio en una tierra más acogedora (el Norte, o Canadá quizás); en GWTW sólo se utiliza la música, evocadora, y que transmite ese deseo de encontrar un remanso de paz después de las tribulaciones de las que hablan los personajes.

"Deep river,
My home is over Jordan.
Deep river, Lord,
I want to cross over into campground.

O don't you want to go
To that gospel feast,
That promised land
Where all is peace?
O don't you want to go
To that promised land,
That land where all is peace?"

("Mi hogar está más allá del Jordán,
Un río profundo, Señor,
Que quiero cruzar hasta la pradera.

¿Oh, acaso no quieres ir
A ese banquete bíblico
Esa tierra prometida,
Donde todo es paz?")


miércoles, 4 de febrero de 2009

Lista de bajas (XI)

Cada año que pasa merma la nómina de los que intervinieron en Lo que el viento se llevó, como podemos comprobar en estos dos años, marcados por la muerte de Vivien Leigh en 1967; su desaparición dejaba a Olivia de Havilland como la única superviviente de los cuatro actores principales de GWTW.

También se iban nombres ilustres al otro lado de la cámara, como Rudolph Maté, que colaboró en Gone With the Wind, ya asentado como un director de fotografía de renombre, o Anthony Mann, que empezaba su carrera, no como director, sino como colaborador en la búsqueda de la Escarlata ideal.

1966:
Peter Ballbusch, 64 (Montajes). Una caída.
Cecil Barker, 48 (Ayudante de dirección).
Roy Clark, 65 (operador de la pértiga del micrófono; departamento de sonido).
Rudolph Maté, 66. (Cámara en las pruebas de los actores). Ataque al corazón.
Roy Overbaugh, 84. (Jefe del departamento de cámaras).
Clinton Rosemond, 84. (Hezekiah, uno de los esclavos de Tara en la calle de Atlanta)

1967:
Anthony Mann, 61. (Caza talentos)
Jane Darwell, 88 (Señora Merriwether)
Wilbur Kurtz, 85. (Asesor técnico)
Vivien Leigh, casi 54. (Escarlata O’Hara) Tuberculosis.
Eddie Prinz, 66. (Coreografía)
Emerson Treacy, 67. (En Atlanta, tras la guerra)

martes, 3 de febrero de 2009

El vestido verde de Escarlata (II)

Escarlata (y nosotros) nos despedimos del fiel vestido que la protagonista de Gone With the Wind ha tenido que llevar durante más de una hora en la película y alrededor de dos años en la historia.

Es el momento de hacer caer a Rhett en la trampa y conseguir los 300 dólares para pagar la contribución de Tara y asegurarse un futuro libre de apreturas económicas. Escarlata O'Hara se engalana como mejor puede, dadas las circunstancias, y Walter Plunkett viste a Vivien Leigh con un modelo inolvidable.

Ni las calles embarradas de Atlanta ni el triste ambiente del establo/prisión logran deslucir esta creación que casi está a punto de convencer a Butler de que Escarlata tiene corazón, bien envuelto en terciopelo verde. Aunque fracasa con Rhett, el vestido hace maravillas con Frank Kennedy.

Cumplido su cometido, el recordado modelo pasó a engrosar el inventario de Western Costumes, que surtía y surte todavía al mundo del cine en lo que se refiere a vestuario. De allí, con cambios o sin ellos, podía ser alquilado para otras películas, como Bedlam (1946), donde lo luce Anna Lee.

Los lectores más hábiles pueden adquirir con relativa facilidad y un desembolso no demasiado elevado el patrón de éste y otros vestidos de Lo que el viento se llevó, confeccionar el modelo de su elección puntada a puntada y sentirse como la más bella del condado o el más elegante de los ciudadanos de Atlanta. Justa fama tienen los patrones y las reproducciones de Pegee Miller.

lunes, 2 de febrero de 2009

Los peligros de dar nombre a los personajes

A finales de enero de 1936 Margaret Mitchell consideró terminado el original de Lo que el viento se llevó. Atrás quedaban varios meses de arduo trabajo para dejar la novela casi lista para la publicación, y aún le quedaba la tarea, necesaria pero abrumadora, de corregir las galeradas, que empezaron a llegar a Atlanta un par de semanas después.

Desde el mes de agosto anterior, la novela sin título había sido sometida a una minuciosa revisión. Mitchell no había pensado nunca en escribir su historia sobre el Sur con intenciones de publicarla, y, ahora que estaba destinada a las prensas, se vio impelida a contrastar fechas, datos y hechos a los que se había referido confiando en su memoria.

En su puntilloso afán consultó incluso los padrones, listas de bajas en la guerra y documentos similares para evitar que los nombres de sus personajes coincidieran con algún nombre real de la región de Atlanta en los años en los que transcurre la acción de Gone With the Wind y se pudiera herir alguna susceptibilidad o plantearse una acción judicial.

Por ejemplo, Hilton, el capataz yanqui de los Calvert, se llamaba Wilson al principio, pero la escritora lo cambio al encontrar un nombre similar en el transcurso de sus investigaciones.

Aun con todo el cuidado en este proceso, hubo lugar para las conjeturas, las protestas y las anécdotas cuando GWTW salió a la venta:

El personaje de Belle Watling guardaba muchas similitudes con una famosa madame de Kentucky, también llamada Belle, pero los Marsh siempre negaron haberse basado en ella.

Harry Slattery, subsecretario del Secretario del Interior, se quejó de que se hubiera usado su apellido para los “blancos pobretones” de la novela; Mitchell le escribió y habló con él por teléfono y le explicó que no había habido ninguna intención de deshonrar su apellido y que lo había escogido al azar.

El rubor volvió a subir a las mejillas de la escritora cuando descubrió que, a finales de 1935, mientras estaba absorta en las correcciones de Lo que el viento se llevó, la diócesis de Savannah cambiaba de titular y el nuevo obispo era Gerald Patrick Aloysius O'Hara, tocayo del bondadoso pero bebedor y a veces iracundo padre de Escarlata.

domingo, 1 de febrero de 2009

Alicia Rhett, India Wilkes

India Wilkes fue el único papel cinematográfico de Alicia Rhett, que nació el 1 de febrero de 1915. Después de su excelente trabajo en Lo que el viento se llevó, con el difícil cometido de dar vida a la hermana de Ashley (un papel nada agradecido), recibió varias ofertas (incluso optó a la parte de la segunda señora de Winter), pero no las consideró adecuadas ni se sintió preparada para ellas y no volvió a la pantalla.

Mucho más simpática que la amargada India, Alicia prefirió ocupar su tiempo en el dibujo y la pintura, habilidades de las que dio buena prueba en los tiempos muertos del rodaje de GWTW.

Nativa de Savannah y “una típica joven sureña”, fue uno de los pocos hallazgos de las expediciones en busca de los actores perfectos para la adaptación de la novela de Margaret Mitchell que consiguió un papel en la película. Cukor la “descubrió” cuando Alicia intervenía en Charleston en un ensayo de El abanico de Lady Windermere. Tuvo opciones para encarnar a Melania e incluso a Carreen, pero su inexperiencia pesó en su contra.

Al terminar su estancia en Hollywood volvió a su vida retirada de los focos en Carolina del Sur; reacia a conceder entrevistas, se ha convertido en una de las decanas de Lo que el viento se llevó.

Una curiosidad añadida: Alicia comparte cumpleaños con Gable, y su apellido coincide no sólo con el nombre del capitán Butler, sino con el de otro personaje que se cita en la novela, Caro Rhett, una amiga cotilla de Cathleen Calvert.

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