lunes, 30 de noviembre de 2009

Rhett hizo la mili en Móstoles

Josema y Millán nos ofrecieron muchas horas de carcajadas cuando formaban el dúo Martes y Trece. Desde el inolvidable sketch de la empanadilla (de Móstoles) al anuncio de la “bicicleta sin sillín”, del “homenaje” a Arantxa y Conchita el año prodigioso en que ganaron Wimbledon y Roland Garros a una actuación en plan Locomía, desde Gloria Fuertes a Tina Turner, desde un informativo de televisión a las campanadas de Fin de Año… lo parodiaron todo y asumieron múltiples personalidades en cientos de escenarios.


No podían dejar de dar su particular versión de dos de las escenas más famosas de Lo que el viento se llevó. Josema Yuste incorpora aquí a una Escarlata más bien larguirucha e indudablemente no muy bella, y Millán Salcedo hace doblete como Mammy y Rhett, con bledo incorporado.

domingo, 29 de noviembre de 2009

Cama, comida y "Lo que el viento se llevó"

Una de las mayores colecciones privadas relacionadas con GWTW se encuentra en Jefferson, en Texas. Es el Scarlett O’Hardy’s "Gone With the Wind" Museum, que regenta Bobbie Hardy, quien lo fundara en 1998 junto con su esposo, Randy, ya fallecido.


Reúne una impresionante cantidad de objetos sobre la novela y la película: ediciones en diversos idiomas, carteles de diferentes países, reproducciones de algunos vestidos, autógrafos de los intérpretes… y puerta con puerta de esta espectacular exhibición se alza la mansión que oficia de Bed and Breakfast y donde se puede disfrutar de la proverbial hospitalidad sureña antes o después de visitar el museo.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Otra voz, la misma despedida

También en el doblaje italiano de Lo que el viento se llevó se emplea, como en el utilizado en España, una versión más suave del “damn” que suelta Rhett Butler para indicar con rotundidad lo que le importan los futuros movimientos de Escarlata (Rossella, en este caso):


“Francamente, me ne infischio”




“Me ne frego”, sería, tal vez, más adecuado como traducción literal, pero es mucho más duro… incluso para 1951, fecha de estreno de GWTW en Italia.


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viernes, 27 de noviembre de 2009

Notas fallidas

Las adaptaciones al musical del argumento de Lo que el viento se llevó no han tenido demasiado éxito; algunas han sido completos desastres y ninguna, por el momento, ha pasado a la historia del teatro; pero cada cierto tiempo alguien intenta recapturar el elusivo atractivo de la novela y de la película: véase el apresurado cierre del espectáculo que se estrenó hace un año como último ejemplo.


La idea de ponerle música al texto de Margaret Mitchell no es nueva: recordemos que Selznick pensó en alguna ocasión convertir la historia de Escarlata y Rhett en opereta; hubo otras tentativas que tampoco pasaron a la partitura:

Ogden Nash, en 1943, intentó llevar a cabo una adaptación de GWTW al musical, una tarea que incluso retomó en 1961 con la ayuda del compositor Leroy Anderson, pero que tampoco llegó a buen puerto.

Kurt Weill, en 1945, también tuvo entre sus proyectos hacer cantar a los O’Hara, los Wilkes y los Butler.

Sergei Prokofiev, que bien sabía lo que era componer para el cine, nos dejó con la intriga de cómo habría sido una ópera compuesta por él sobre un libreto basado en Gone With the Wind.

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jueves, 26 de noviembre de 2009

Personajes (VIII)

Un día de 1865, durante la larga marcha de vuelta a sus casas de los soldados confederados tras la derrota, alguien depositó a Will Benteen en el porche de Tara, inconsciente y enfermo de pulmonía.


Los cuidados que las mujeres le dedicaron consiguieron su restablecimiento y, como había perdido todo lo que tenía, decidió quedarse en la empobrecida plantación para contribuir a levantarla de nuevo. Fue de lo más útil, a pesar de contar con una pierna de madera mal encajada.

Aunque no era exactamente un “caballero” se atrajo el aprecio de toda la familia, sobre todo el fraternal cariño de Carreen, que le confesó cosas que a nadie había contado; también ganó la confianza de Escarlata, ahora cabeza de familia, que acudía, como todos, a pedirle consejo.

Es Will quien impide que Escarlata corra a los brazos de Ashley cuando éste vuelve de la guerra (algo que en la película hace Mammy, pues el personaje de Benteen no aparece en la adaptación a la pantalla de Lo que el viento se llevó), y también quien le habla del aumento de la contribución de Tara (tarea de Pork en la película).

A la muerte de Gerald, con Carreen decidida a entrar en un convento y los Wilkes dispuestos a viajar al Norte, y para evitar las murmuraciones al quedarse solo en Tara con Suellen, Will contrae matrimonio con ella. Con el apoyo financiero de Escarlata convertirá la antigua plantación en la primera granja del Condado.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Laurence Stallings, guionista

Cualquier nativo de Georgia que se acercara a menos de cien metros de la Selznick International entre 1936 y 1939 podía acabar trabajando de una manera u otra en Lo que el viento se llevó.

Si además no se le daba mal escribir, tenía experiencia en combate y le respaldaba la MGM y un éxito como The Big Parade (El gran desfile, 1925), como era el caso de Laurence Stallings, su destino estaba escrito: vería su nombre unido a GWTW, aunque sólo fuera por redactar una sinopsis del guión de Sidney Howard que sirviera de recordatorio y punto de partida al sinfín de escritores que trabajaron en el guión.

Stallings, que había nacido en Macon el 25 de noviembre de 1894, fue reportero del Journal en Atlanta antes de graduarse y participar en la Primera Guerra Mundial; fue herido en una pierna en la batalla del bosque de Belleau y, como consecuencia de una mala caída en 1922 tuvieron que amputársela. Mientras se recuperaba, empezó a escribir su novela Plumes, sobre sus experiencias en la guerra, que luego sería la base para la película de Vidor.

Trabajaba como crítico en el New York World cuando le llamó la atención la obra White Dessert, de Maxwell Anderson, y pronto ambos colaboraron en la escritura de What Price Glory?, que fue todo un éxito.

Stallings se dedicó entonces al teatro y, desde los años 30, también al cine, con intervenciones en Billy the Kid (Billy the Kid: el terror de las praderas, 1930), las versiones de 1932 y 1957 de A Farewell to Arms (Adiós a las armas), la novela de Hemingway que ya había adaptado al escenario, The Lives of a Bengal Lancer (Tres lanceros bengalíes, 1935), So Red the Rose (Paz en la guerra, 1935), la película de ambiente sureño cuyo fracaso evitó que varios estudios pujaran por Gone With the Wind, Jungle Book (El libro de la selva, 1942), sus tres colaboraciones con John Ford: 3 Godfathers (Tres padrinos, 1948), She Wore a Yellow Ribbon (La legión invencible, 1949) y The Sun Shines Bright (1953)… Falleció en 1968.

martes, 24 de noviembre de 2009

Elegancia en la intimidad

Escarlata nos muestra de nuevo que su vestuario de señora Butler le permite un modelo para cada ocasión y, a pesar de estar ausentes su esposo y su hija, no se conforma con unos trapitos cualquiera para andar por casa.

Cuando recibe a Bonnie y a Rhett, que vuelven de Londres, Vivien Leigh (por cortesía de Walter Plunkett) lleva una magnífica bata de muselina que combina en su estampado el rojo, beige y oro y exhibe una amplia franja de visón castaño oscuro alrededor del cuello en “v”, el remate central, la parte trasera de las largas mangas y los puños; el cuello está forrado con organdí fruncido. La bata se cierra con un lazo de terciopelo negro.

Bata para recibir a Rhett

lunes, 23 de noviembre de 2009

Kissinger olvida la diplomacia

En 1978 Henry Kissinger era ya ex secretario de Estado y podía permitirse discrepar de la opinión del presidente, sobre todo si era de diferente signo político. Jimmy Carter estaba en la Casa Blanca y ya había afirmado en varias ocasiones que la mejor película americana de todos los tiempos era Lo que el viento se llevó.

Kissinger dio a conocer su parecer tras una encuesta realizada en 1977 que coincidía con Carter:

“Pues, francamente, yo me inclinaba por Ciudadano Kane, que, como sabrán, es mi historia.”

domingo, 22 de noviembre de 2009

Muchas horas de lectura

En 2005 los críticos literarios de Time Lev Grossman y Richard Lacayo confeccionaron una lista de las 100 mejores novelas escritas en inglés desde 1923 (cuando salió a la calle el primer número de la revista). Se trata de una relación por orden alfabético y en la “G” podemos encontrar la obra de Margaret Mitchell y leer la crítica  de Lo que el viento se llevó que se publicó hace más de setenta años.


Como siempre, este tipo de listas son un buen punto de partida para iniciar una conversación, porque cada cual tiene su propia opinión acerca de los títulos que no pueden faltar y las novelas que no deberían estar incluidas.

Seguramente a Mitchell le agradaría estar en la compañía de libros tan interesantes como El sueño eterno, La mujer del teniente francés, Rebelión en la granja, Las uvas de la ira, Todos los hombres del rey, En el camino… e incluso la única novela gráfica que entró en la centena, Watchmen.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Un amor perdido

A falta de la autobiografía de Olivia de Havilland, por la que tendremos que esperar todavía unos meses más, este está siendo un buen año bibliográfico para los admiradores y los estudiosos de Lo que el viento se llevó.

Como se celebran los setenta años del estreno de la película, es un buen momento para ampliar los títulos relacionados con el fenómeno que inició en 1936 aquella ciudadana de Atlanta a la que le costó tanto entregar su historia para publicación.

Una de las recientes adiciones a la literatura sobre GWTW, y sospechamos que no será la última de 2009, es Scarlett’s Buried Secret: The Sad But True Story Behind Margaret Mitchell’s "Gone Wind the Wind", un libro en el que Kenneth Baumgardt profundiza en la relación entre Margaret Mitchell y Clifford Henry, que se truncó cuando él falleció en la Primera Guerra Mundial.

En El tesoro enterrado de Escarlata. La triste pero verdadera historia tras "Lo que el viento se llevó" de Margaret Mitchell, se explora la influencia de este episodio en la vida de la escritora y en su novela.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Choque de voluntades

Por mucho que amaran el cine, los productores y responsables de los estudios no eran hermanitas de la caridad y su objetivo era tanto hacer negocio como conseguir una buena película. David Selznick podía pasarse días en la sala de montaje combinando planos y más planos hasta quedar momentáneamente satisfecho de los valores artísticos de una de sus obras, pero también sabía esgrimir el látigo con contundencia… y mostrarse luego encantador hasta el punto de hacerse perdonar todo.


Durante el rodaje de Lo que el viento se llevó Vivien Leigh tuvo buena prueba de que los Selznick podían ser muy despiadados: cuando se enteró del despido de Cukor y, después de rogar en vano a David que readmitiera al director, Vivien sintió que su participación en la película había perdido todo su encanto y su razón de ser, y también que no sería capaz de llevar a buen puerto su interpretación de Escarlata sin Cukor como guía.

Acudió a Myron Selznick para anunciarle que quería romper su contrato, pero el agente le puso muy claras las cosas:

“Si dejas esta película, estarás en los juzgados hasta el último día de tu vida. No volverás a trabajar nunca, ni en el cine ni en el teatro. Nunca serás libre. David se ocupará de eso. Y yo también, señorita Leigh”.

La amenaza era real, por supuesto. Aunque hubiera habido Escarlatas de repuesto (¿habrían aceptado la nueva oportunidad Paulette Goddard, Bette Davis, Joan Bennett…?), Selznick habría sido el hazmerreír de la industria, los medios y el público si su actriz soñada le dejaba plantado, por no hablar del cataclismo económico para la productora, empeñada hasta las cejas y con la perspectiva de abandonar GWTW (dando por perdido lo invertido hasta entonces) o empezar de nuevo el rodaje con el gasto que ello supondría.

Los hermanos Myron y David Selznick

jueves, 19 de noviembre de 2009

"Your letter came, but came too late"

Tal y como ocurre hoy día, las canciones se hacían muy pronto populares en la época en que está ambientada la novela y no es extraño que los personajes de Lo que el viento se llevó entonen o escuchen algunas de las más famosas composiciones de sus tiempos, repetida una y mil veces por soldados y civiles hasta llegar a lo más recónditos parajes de la nación dividida; la nostalgia, la tristeza y el dolor tiñen muchas de esas canciones, pues ya parecía muy lejano el tiempo los bailes y la felicidad.

Hay un extraño placer en escuchar música triste cuando los ánimos están bajos y en el verano de 1864 en la Atlanta sitiada se oían a menudo las notas de My Friend, más conocida por su primer verso, Your letter came, but came too late (Su carta llegó, pero lo hizo demasiado tarde).

La letra la compuso un prisionero confederado, el coronel Hawkins, que respondió con sus versos a la carta dirigida a un compañero prometido a una joven y que murió antes de recibir la misiva; el desafortunado joven no pudo enterarse de que la señorita en cuestión no había podido esperarle más:

“Your letter came, but came too late
For Heaven has claimed its own;
Ah! sudden change from prison bars
Unto the Great White Throne.
And yet I think he would have stayed
For one more day of pain,
Could he have read the tardy words
Which you have sent in vain.

Why did you wait, fair lady,
Through so many a weary hour?
Had you other lover with you
In that silken dainty bower?...”

(“Su carta llegó, pero lo hizo demasiado tarde,
porque el Cielo ha reclamado lo suyo:
¡Ah! Repentino cambio de los barrotes de la prisión
al Gran Trono Blanco.
Y sin embargo creo que se habría quedado
Por un día más de dolor
Si hubiera podido leer las tardías palabras
Que usted ha enviado en vano.

¿Por qué esperó, bella señorita,
tantas horas fatigosas?
¿Acaso estaba con su otro amor
en esa bonita enramada?...”)

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Teclead, teclead, malditos

Desde 1936 hasta hoy mismo es posible encontrarse con Lo que el viento se llevó en cualquier contexto y situación.

La novela ha sido empleada para probar nuevas tecnologías en el ámbito de la comunicación, ha viajado miles de kilómetros en la maleta de intrépidos viajeros, ha sido llevada a los juzgados como prueba a favor o en contra de alguna demanda extravagante… y sigue formando parte de la vida de cientos de personas de las maneras más curiosas que podamos imaginar.

El ejemplo de hoy nos lleva a Canadá en el verano de 1938; se celebraba en Toronto un maratón de escritura a máquina en el que participaban 12 personas, dispuestas a batir marcas de velocidad (y perfección, suponemos) a lo largo de 14 días.

Uno de los primeros hitos logrados fue mecanografiar las 420.657 palabras del texto de GWTW en 94 horas y 22 minutos, en relevos de dos horas por cada mecanógrafo. Estaban repartidos en dos equipos: uno masculino y el otro femenino y los competidores estaban convencidos de rebajar ese tiempo antes de que terminara la exhibición y se aplicaban a la tarea.

Al final lograron una media de 80’2 palabras por minuto y teclearon en total 1.560.341 en una única y sufrida máquina, una Underwood Master; les faltó muy poco para completar 4 veces la novela que Margaret Mitchell creó a lo largo de diez años con la ayuda de su Remington portátil.

Máquina de escribir de Margaret Mitchell
La máquina que usó Margaret Mitchell (Fuente)

martes, 17 de noviembre de 2009

Todos los padres pasan por esta etapa

No hemos podido encontrar la fecha en que el actor Ben Stiller realizó este comentario (¿algún lector admirador del cómico sabe si se refiere a su primer hijo o al segundo?), pero, teniendo en cuenta que su hija mayor se llama Ella Olivia, o él o su esposa sienten cierta inclinación, más o menos leve, por GWTW:

“My wife thought of Scarlett from Gone With the Wind. I thought of Darth Maul, or maybe President. President Stiller would be a great name”.

(“Mi esposa pensó en Scarlett, por Lo que el viento se llevó. Yo pensé en Darth Maul, o quizás Presidente. Presidente Stiller sería un gran nombre.”)

Los Stiller no optaron por ninguna de esas opciones en el momento de dar nombre a sus hijos, ya que su segundo vástago se llama Quinlin Dempsey, dos nombres que tienen orígenes muy irlandeses, como la madre de Ben, la actriz Anne Meara.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Hubo una vez un rey...

Clark Gable nos dejó el 16 de noviembre de 1960 y, desde entonces, el trono del rey de Hollywood permanece vacante.

Hoy podemos rendirle homenaje con el visionado del documental Clark Gable: Tall, Dark and Handsome (Clark Gable: el perfecto galán). Data de 1995, lo cual nos ofrece una perspectiva diferente a otras producciones más añejas, con esa predilección tan “moderna” por el lado oscuro, aunque el tono no deja de ser amable y nostálgico. Entre los detalles más novedosos, contamos con imágenes de Judy Lewis y John Clark Gable, los dos hijos de Clark, y los recuerdos de Robert Stack, Carroll Baker y Robert Wanger; entre las curiosidades, la ausencia de cualquier mención de su segundo matrimonio (cuya disolución fue tan determinante para que Clark interpretara a Rhett Butler) o de los múltiples trabajos que le permitieron ganarse la vida en los años anteriores a su dedicación a las tablas.

Liam Neeson nos conduce por la vida y trayectoria artística de Gable, con imágenes de las películas que contribuyeron a forjar el “mito Gable”. No se puede pedir más para recordarlo, alto, moreno y apuesto.


domingo, 15 de noviembre de 2009

A la caza del gazapo (XXXV)

La compenetración entre Rhett Butler y su queridísima hija Bonnie era indudable, y Clark Gable y Cammie King, que los interpretaron en Lo que el viento se llevó, llegaron a extremos telepáticos en el momento en que el padre le comunica a la niña que se van de viaje: si nos fijamos, los labios de Cammie se mueven mientras Gable pronuncia sus frases, repitiendo las palabras de Butler.

La joven se había aprendido el diálogo a conciencia, no sólo su parte, sino también la de sus compañeros de escena...

sábado, 14 de noviembre de 2009

Mozelle Miller, doble de luces de Vivien Leigh

Con la elección de Vivien Leigh para interpretar a Escarlata, que cerraba una puerta abierta durante más de dos años y por la que habían entrado cientos de mujeres, se abría otra, más discreta, pero también importante: había que seleccionar a sus dobles de luces.

No es imprescindible que los dobles de acción se parezcan a los actores a los que suplen, y en muchos casos están bastante alejados de las medidas de las estrellas de las que son contrafigura, pero en el caso de los dobles de luces se necesita la mayor semejanza posible, sobre todo en cuanto a estatura, corpulencia y rasgos generales.

Millicent Miller pasó la criba entre más de 300 candidatas y ocupó el puesto de Vivien Leigh en los preparativos de las tomas, cuando se escogen las posiciones de cámara y la iluminación (lo que puede llevar bastante tiempo) y le “prestó” a Escarlata varias partes de su cuerpo: la mano que arranca el rábano, la que lanza la tierra roja de Tara o la que toma la pistola para defenderse del desertor, así como la espalda de la protagonista de Lo que el viento se llevó cuando se refugia bajo el puente camino del hogar…

La mano de Mozelle Miller en un momento de GWTW

Millicent "Mozelle" Miller nació en Oklahoma el 14 de noviembre de 1910 y dedicó una década de su vida a ahorrar sudores bajo los focos a las estrellas. Vivien solicitó sus servicios en Waterloo Bridge (El puente de Waterloo) y That Hamilton Woman (Lady Hamilton) y también ocupó el puesto de Merle Oberon, entre otras. Tras estos años en Hollywood, volvió a su tierra natal, donde falleció en 1990.
Leigh y Miller en un descanso del rodaje

(Foto tomada de gwtwmemories.com)

viernes, 13 de noviembre de 2009

El camisón de la elipsis

Después de una noche agitada (y muy polémica), vemos a Escarlata desperezándose en el lecho.

Escarlata en camisón


En esta ocasión Vivien Leigh llega un camisón de batista blanca con mangas largas, que se estrechan en los puños. Botones y presillas en el centro, hasta la cintura. Frunces en los hombros, a ambos lados de la cintura y en la parte posterior. Una larga banda de encaje blanco bordea el cuello y los puños.

Todos los datos apuntan a que es la misma prenda que se puede atisbar en la secuencia anterior, bajo la espléndida bata roja. Fuera lo que fuera lo que ocurrió entre Rhett y Escarlata esa noche, la Selznick International se cuidó mucho de dar motivo a los guardianes del Código de Producción para que hicieran conjeturas con un camisón que no estuviera en perfecto estado de revista...

jueves, 12 de noviembre de 2009

Viento para los molinos holandeses

En 1936 Margaret Mitchell sabía tanto de derechos de autor como Prissy de traer niños al mundo, pero pronto tuvo que ponerse al corriente de los entresijos legales, dispuesta como estaba a no permitir ningún uso indebido de Lo que el viento se llevó o a perder ni un céntimo de lo que en buena lid le correspondía.

La escritora aprendió sobre la marcha y planteó batalla allí donde lo creyó necesario, que fue en muchos sitios y el resto de su vida (y más allá).

Además de las demandas por plagio (a ambos lados del banquillo) también tuvo que ocuparse de gestionar sus derechos de autor a medida que la novela se editaba en diferentes países e idiomas.

Durante el primer año apenas hubo problemas al respecto pero, a finales de 1937 Mitchell se enteró de que GWTW se iba a publicar en Holanda pero sin que ella recibiera compensación alguna: la editorial holandesa se escudaba en que el libro se había publicado en Estados Unidos sin que hubiera una edición simultánea en uno de los países que se adherían al Tratado de Berna, lo que permitía la publicación sin contraprestación alguna.

El editor holandés argumentaba que la primera edición de Gone With the Wind llevaba la fecha de mayo de 1936… pero en ese mes la obra no se publicó en ninguna parte: la salida al mercado se retrasó hasta junio y el libro llegó simultáneamente a las estanterías de Estados Unidos y de Canadá, que sí reconocía el tratado, y, por lo tanto, la novela quedaba amparada por la legislación sobre derechos de autor.

Mientras se tramitaba el caso, los holandeses disfrutaron de los tres volúmenes de Gejaagd Door de Wind sin saber que su creadora no percibía ningún porcentaje de las ventas.

Edición holandesa de Lo que el viento se llevó

La guerra mundial retrasó todavía más una resolución satisfactoria para ambas partes en litigio, pero la paz también supuso un poco más de sosiego en el hogar de los Marsh, pues a finales del verano de 1945 la firma holandesa obtuvo autorización para publicar GWTW y accedió a abonar las cantidades pertinentes, incluso con carácter retroactivo.

El relato de este famoso caso no quedaría completo si no mencionáramos que el editor tuvo el detalle de enviar, durante varios años, bulbos de tulipanes para adornar la tumba de Margaret Mitchell.

Los tres tomos de GWTW, edición de Holanda

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Lista de bajas (XXVII)

A un año de alcanzar las cinco décadas desde su estreno, Lo que el viento se llevó perdía en 1988 a tres miembros de su equipo técnico:

Henri Jaffa, 83. (Supervisor de Technicolor)

Raymond A. Klune, 84. (Producción)

Hal Rosson, 93. (Cámara en el rodaje de "el incendio de Atlanta)

Como vemos por las edades que alcanzaron muchas de las personas que desempeñaron un papel en la edición de la novela y la producción de la película, la idea de que sobre GWTW existe una "maldición" cobra menos credibilidad y sólo se sustenta por un puñado de muertes inesperadas que representa sólo un pequeño porcentaje de las bajas, aunque fueran fallecimientos muy sentidos, por supuesto.

martes, 10 de noviembre de 2009

El color marca la diferencia

La decisión de rodar Lo que el viento se llevó en Technicolor se dejó notar tanto en el presupuesto como en el quehacer diario del rodaje.

Casi 429.000 dólares de los cuatro millones que se emplearon en la producción de GWTW se destinaron a la compra de película, alquiler de cámaras, sueldos de los operadores y asesores y demás detalles “físicos”, por no hablar del gasto añadido en iluminación y electricidad, pues el nuevo sistema implicaba un mayor número de focos.

El tiempo adicional que se necesitaba para iluminar cada plano (comparado con lo que se tardaba en un rodaje en blanco y negro), más las horas que se fueron en los tira y afloja con los representantes de la compañía Technicolor supuso otros 118.750 dólares.

Selznick, que por entonces era el productor con mayor experiencia en el nuevo sistema, se lamentó un día:

“Llevo tres años intentando convencer a este estudio de que los expertos de Technicolor están aquí para guiarnos en el aspecto técnico y no para dominar la parte creativa de nuestras películas, los decorados, el vestuario o cualquier otra cosa…”

lunes, 9 de noviembre de 2009

Punto de vista italiano

La bibliografía sobre Lo que el viento se llevó es muy abundante. Aunque predominan los libros en inglés y sus traducciones, también encontramos volúmenes originales en otros idiomas. Ya hemos citado algunos en español y hoy nos acercamos a uno en italiano, Victor Fleming. Via col Vento, de 2001, que firma Paola Cristalli, crítica de cine y miembro de la plantilla de la Filmoteca de Bolonia.


Cristalli nos lleva por la familiar historia de la producción de la película, pero también nos ofrece un ameno análisis de la película, del personaje de Escarlata y de la secuencia del “incendio de Atlanta”, una recopilación de críticas… y todo ello sin sobrepasar las 132 páginas.

un cartel italiano de GWTW

domingo, 8 de noviembre de 2009

Edwin Justus Mayer, guionista

Haber trabajado en el guión de So Red the Rose (Paz en la guerra, 1935), que, aunque fue un fracaso de taquilla era una de las más recientes excursiones de Hollywood por el Sur, bien pudo ser una de las razones por las que Selznick alistó a Edwin Justus Mayer para que interviniera en la interminable escritura y reescritura de Lo que el viento se llevó.

Mayer, que nació en Nueva York el 8 de noviembre de 1896 (compartía día de cumpleaños con Margaret Mitchell), pertenecía al subgrupo de antiguos periodistas que miraban un poco por encima del hombro el cine pero que se sintieron atraídos por el salario (sobre todo cuando Broadway les volvía temporalmente la espalda) y acabaron recalando en la Costa Oeste sin perder sus resabios intelectuales ni su combatividad; Mayer estuvo entre los miembros fundadores del Screen Writers Guild.

Goldwyn le contrató como publicista y, dado su buen hacer, pronto le reclamó en Culver City para que escribiera intertítulos. Mayer no abandonó ni la poesía ni el teatro y consiguió un gran éxito en 1924 con The Firebrand, sobre la vida de Cellini, que tardaría unos años en adaptarse al cine, superado el veto inicial de Hays: The Affairs of Cellini (El burlador de Florencia, 1934).

Romance (Romance, 1930), Peter Ibbetson (Sueño de amor eterno, 1935), Desire (Deseo, 1936), The Buccaneer (Corsarios de Florida, 1938), Midnight (Medianoche, 1939), To Be or not to be (Ser o no ser, 1942), A Royal Scandal (La zarina, 1945)… son algunos de los títulos más significativos de su carrera como guionista, en solitario o en colaboración. Falleció en 1960.

sábado, 7 de noviembre de 2009

A los Wilkes les gustaba la ópera

No sabemos si el equipo de Lo que el viento se llevó la pidió prestada o la confeccionó para la ocasión, pero sí parece que una de las lámparas de cristal tallado que adornaban el vestíbulo de Doce Robles sobrevivió al rodaje y al posterior desmantelamiento del decorado y no está ni mucho menos jubilada aunque tenga ahora su domicilio en Florida; se encuentra en la Sarasota Opera House, donde puede admirarse después de la remodelación de casi un año que experimentó el edificio entre 2007 y 2008. No hemos podido encontrar todavía una fotografía de la lámpara en su nueva ubicación, pero sí una que la muestra en su antiguo lugar, antes de las obras que suprimieron el techo del que colgaba para recuperar el diseño original (la foto está tomada del blog que detalla las obras en el edificio):


Una lámpara de GWTW en la Ópera de Sarasota

Pero antes de irse a la ópera, la lámpara que daba lustre a la vivienda de los Wilkes antes de que la mansión quedara destruida por la guerra pasó unos años en otra casa, justo al lado del Golfo, que había sido adquirida por la propietaria del Washington Post, Cissy Patterson, que fletó un avión para acudir con sus invitados al estreno en Atlanta en 1939; tras su muerte en 1948, la mansión se vendió y, aunque su hija dispuso del mobiliario, parece que la lámpara se quedó un par de décadas más en el edificio, hasta que uno de los sucesivos propietarios la donó a la Ópera.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Lo que Windu se llevó

En la página web hermana de la revista Empire los lectores tienen oportunidad de proponer cada semana sus ideas de “carteles entremezclados” y modificar los carteles originales de películas para adaptarlos a un tema dado.

De nuevo nos encontramos con una catarata de imaginación, humor y dominio de la técnica del retoque de imágenes en una galería por la que podemos perdernos durante horas y en la que, por supuesto, encontramos referencias a Lo que el viento se llevó, como esta mezcla de GWTW y Star Wars que firma Mojo,



la composición basada en El señor de los anillos, obra de Loosi,



o el doble combinado con Star Trek, que firman Monkey633 y brummie1975... por citar sólo unos ejemplos.

jueves, 5 de noviembre de 2009

En recuerdo de Vivien Leigh

En el día del cumpleaños de Vivien Leigh nos parece bastante apropiado enlazar a un artículo que nos traza una historia emotiva relacionada con la intérprete de Escarlata O’Hara y la que puede ser su mayor admiradora en España, Elvira Clara Bonet, que tuvo ocasión no sólo de cartearse con la actriz, sino también de realizar un par de visitas a su casa y asistir años más tarde a su funeral, y conserva todavía varios objetos que pertenecieron a Leigh.

El 5 de noviembre el Reino Unido y buena parte de las que fueran sus colonias celebran la “noche de Guy Fawkes” con despliegue de fuegos de artificio (en “recuerdo” del intento de quema del Parlamento en 1605). Cuando Vivien era pequeña, creía que los festejos eran en su honor, por lo que bien podemos hoy lanzar unas bengalas virtuales en recuerdo de “la muchacha incomparable” ("a lass unparalleled"), como la calificó Noel Coward citando Antonio y Cleopatra.

Leigh y Olivier como Cleopatra y Marco Antonio
En la imagen, Vivien Leigh (Cleopatra) y Laurence Olivier (Marco Antonio).

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Diez mujeres de 1936

El director de American Women, el “quién es quién” anual de las mujeres en Estados Unidos, incluyó a Margaret Mitchell, como autora de Lo que el viento se llevó, en su lista de las 10 mujeres sobresalientes de 1936.

Era un reconocimiento más para GWTW y la escritora, que compartía honores con

martes, 3 de noviembre de 2009

Personajes (VII)

Los Bart son unos recientes amigos de Escarlata en la Atlanta de la época de la Reconstrucción. Durante la guerra habían tenido una casa de mal vivir y ahora se codeaban con lo mejor de lo peor de la ciudad.

Se decía que Mamie Bart procedía de uno de los lupanares de su marido, y es la mujer que aconseja a Escarlata que, si no quiere tener el hijo que espera, puede librarse de él con una sencilla operación. Enterado de los planes de su esposa, Rhett monta en cólera y prohibe la entrada en su casa a la señora Bart.

Este matrimonio no aparece en la adaptación cinematográfica de la novela, probablemente tanto para ahorrar metraje como por sus poco edificantes actividades.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Ann Rutherford, Carreen O'Hara

Ann Rutherford, CarreenAnn Rutherford, la intérprete de Carreen O’Hara, nació el 2 de noviembre de 1920 (o 1917) en Vancouver, Canadá. Su madre era actriz y su padre tenor, por lo que no es de extrañar que le tentara el mundo del espectáculo casi desde la cuna.


Mary Cecilia Ramone Theresa Ann Rutherford comenzó a actuar y cantar de niña en California y, con varias obras de teatro y radio en su haber, se asentó en Hollywood en los años 30.

Se la encasilló en westerns de no mucha calidad, hasta que fue elegida para interpretar a Polly, la novia de Andy Hardy (Harvey en España) en la serie de películas protagonizadas por Mickey Rooney. Apareció en 12 de ellas, además de en A Christmas Carol (1938), Pride and Prejudice (Más fuerte que el orgullo, 1940), This Time for Keeps (1942), The Secret Life of Walter Mitty (La vida secreta de Walter Mitty, 1947), Adventures of Don Juan (El burlador de Castilla, 1948)...

Tras varios trabajos en televisión, su última interpretación cinematográfica data de 1976: Won Ton Ton The Dog Who Saved Hollywood (Won Ton Ton, el perro que salvó Hollywood).

A pesar de ese retiro oficial, Ann no ha permanecido de brazos cruzados todos estos años, ya que a menudo ha participado como invitada en proyecciones y celebraciones, también este año, pues goza de una vitalidad envidiable.

Ann Rutherford, Carreen O'HaraBarbara O'Neil, Ellen Robillard O'HaraEn uno de sus raros comentarios públicos sobre la película, generalmente positivos, Margaret Mitchell indicó que le había sorprendido de manera grata el ligero parecido que existía entre Barbara O'Neil y Ann Rutherford, madre e hija en GWTW; el instinto de Selznick y los suyos se manifestaba de muy diversas formas.


domingo, 1 de noviembre de 2009

Con el viento en los surcos

La Biblioteca del Congreso de Estados Unidos prestó su total apoyo a la American Foundation for the Blind para que las personas con problemas de visión tuvieran acceso a muchos libros a través del programa de “libros parlantes” (talking books) que se inició en 1934.


Lo que el viento se llevó no tardó en aparecer en este formato: la actriz Ann Tyrrell, que no debutó en el cine hasta 1949, dedicó a principios de los años 40 seis semanas a leer la novela ante el micrófono para que la obra de Margaret Mitchell quedara grabada en 80 discos de 12 pulgadas y doble cara (15 minutos por cara), que se reproducían a 33 1/3 rpm. La grabación, con etiquetas en Braille, se repartía en cuatro cajas y se enviaba por correo a quien lo solicitara; la audición completa ocupaba 40 horas.

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