viernes, 31 de julio de 2009

Vacaciones con libros

Viento Escarlata comienza mañana un pequeño parón veraniego. Por supuesto, el correo y los comentarios siguen a disposición de todos aquellos que deseen formular una pregunta o compartir cualquier información.

El ocio estival nos dejará algunos momentos que dedicaremos a la lectura, una actividad que también recomendamos a nuestros lectores, y casi será inevitable que algunas páginas se refieran a Lo que el viento se llevó.

Trabaremos conocimiento o repasaremos algunos de estos títulos para, a la vuelta, tener fresco el material en el que se basan muchas de nuestras entradas:

David O. Selznick's Hollywood, por Ronald Haver.

Lo que el viento se llevó/Robin de los Bosques, por Javier Coma.

Memo from David O. Selznick, de Rudy Behlmer.

Selznick's Vision: "Gone With the Wind" & Hollywood Filmaking, de Alan David Vertrees.

The Complete "Gone With the Wind" Trivia Book, por Pauline Bartel.

Margaret Mitchell's "Gone With the Wind" Letters, 1936-1949, compilado por Richard Harwell.

Road to Tara, por Anne Edwards. (Biografía de Margaret Mitchell)

George Cukor, por Patrick McGilligan.

"Gone With the Wind" on Film: A Complete Reference, por Cynthia Marylee Molt.

A Child of the Century, de Ben Hecht.

Margaret Mitchell & John Marsh: The Love Story Behind "Gone With the Wind", por Marianne Walker.

They Still Call Me Junior, de Frank Coghlan, Jr.

Long Live the King, por Lyn Tornabene. (Biografía de Clark Gable)

Vivien Leigh, de Hugo Vickers. (*Actualizado en 2008)

The King: A Biography of Clark Gable, por Charles Samuels.

A Quite Remarkable Father, por Leslie Ruth Howard. (Biografía de Leslie Howard)

Showman: The Life of David O. Selznick, por David Thomson.

Margaret Mitchell of Atlanta, de Finis Farr.

Stuntman, por Yakima Canutt.

Feminidad y mascarada en "Lo que el viento se llevó" y "Jezabel", de Eva Parrondo-Coppel.

Narración, tiempo y cohesión del relato en “Gone With the Wind”, de Vicente J. Benet.

Vivien: la vida de Vivien Leigh, por Alexander Walker.

The Filming of “Gone with the Wind”, por Herb Bridges.

Hollywood Be Thy Name, por William Bakewell.

Hattie: The Life of Hattie McDaniel, por Carlton Jackson.

*Hattie McDaniel: Black Ambition, por Jill Watts.

Tara Revisited, por Malcolm Vance.

The Oliviers, por Felix Barker.

Hitchcock y Selznick, por Leonard J. Leff.

The Complete "Gone With the Wind" Sourcebook: The Complete Guide for Every Fan, por Pauline Bartel.

Looking for Tara: The "Gone With the Wind" Guide to Margaret Mitchell's Atlanta, de Don y Kay O’Briant.

*In Search of My Father, por Ronald Howard.

Strange Tales of "Gone With the Wind", de Norman Shavin y Austin McDermott.

The Story of "Gone Wind the Wind", por Bob Thomas.

Selznick: The Man Who Produced "Gone With the Wind", por Bob Thomas.

The Selznick Players, de Ronald Bowers.

Scarlett O’Hara’s Younger Sister y *I’ll think about that Tomorrow, por Evelyn Keyes.

A Celebration of "Gone With the Wind", por Adrian Turner.

George Cukor, por Augusto M. Torres.

Backstory. Conversaciones con guionistas de la Edad de Oro, por Pat McGilligan.

Scarlett’s Women. “Gone With the Wind” and its Female Fans, por Helen Taylor.

Lo que el viento se llevó, Fascículo 1 de la colección Cine & Música, de Salvat.

The Private Diary of Scarlett O’Hara, de Cathy E. Crimmins y Thomas Maeder.

The Irish Roots of Margaret Mitchell's "Gone With the Wind", por David O’Connell.

Lo que el viento se llevó, Aymá, 11ª Edición, Barcelona, 1978; Ediciones B, Barcelona, 1992; Pan Books, 1988.

*El vuelo de Ibis, por José Rey-Ximena. (Sobre los últimos días de Leslie Howard).

Crowning Glory: Reflections of Hollywood’s Favorite Confidant, por Sydney Guilaroff.

The Official "Gone With the Wind" Companion: The Authorized Collection of Quizzes, Trivia, Photos- And More, por Stephen J. Spignesi.

Million Dollar Legends Margaret Mitchell and "Gone With the Wind", de Norman Shavin y Martin Shartar.

White Columns in Hollywood: Reports from the Gone With the Wind Sets, por Susan Myrick.

*Victor Fleming, de Michael Sragow.

*Butterfly McQueen Remembered, por Stephen Bourne.

“Gone With the Wind” Literary Study Guide (MaxNotes) a cargo de Gail Rae Rosensfit.

**Now Is The Time, por Olivia de Havilland.

**The Making of a Classic: The Story of Margaret Mitchell and "Gone With the Wind", de Sally Tippet Rains.

Technical Advisor: The Hollywood Journals of Wilbur G. Kurtz, editado por Richard Harwell.

Light of a Star: Vivien Leigh, por Gwen Robyns.

Southern Daughter. The Life of Margaret Mitchell, por Darden Asbury Pyron.

Literary Reflections: Michener on Michener, Margaret Mitchell, Ernest Hemingway, Truman Capote, and Others, por James Michener.

Vivien Leigh, el alma de Scarlett, por Serge Mafioly.

Laysen, la isla perdida, por Margaret Mitchell.

Crazy Sundays. F. Scott Fitzgerald in Hollywood, por Aaron Latham.

Love Scene: Story of Laurence Olivier & Vivien Leigh, por Jesse L. Lasky.

*The Faces of Hollywood, por Clarence Sinclair Bull.

*The Man Who Shot Garbo: The Hollywood Photographs of Clarence Sinclair Bull, con texto de Terence Pepper y John Kobal.

*Bonnie Blue Butler A "Gone With The Wind" Memoir, por Cammie King.

"Gone With The Wind" as Book & Film, compilado por Richard Harwell.

Gable and Lombard, por Warren G. Harris.

Traigan los caballos vacíos, por David Niven.

*Frankly My Dear: “Gone With the Wind” Revisited, por Molly Haskell.


*Todavía no lo hemos leído
**Próxima publicación

jueves, 30 de julio de 2009

A la caza del gazapo (XXXII)

La imagen de Vivien Leigh como una Scarlett O’Hara que se niega a rendirse, fotogramas que cierran la primera parte de la adaptación a la pantalla de Lo que el viento se llevó, forma parte de la historia del cine y es una de las más reconocibles y justamente famosas referencias a la película y al indomable espíritu de su protagonista.

Las alusiones a este momento tan icónico pueblan desde hace décadas no sólo recopilaciones de imágenes representativas del Séptimo Arte, sino cabeceras de programas de televisión, cubiertas de libros dedicados al cine en general o a GWTW en particular… y también las encontramos en páginas no estrictamente cinematográficas, como ocurre en Esperadme en el cielo, novela de Maruja Torres que ganó el último Premio Nadal. La escritora y periodista demuestra su cinefilia con abundantes referencias, pero también cae en un gazapo curioso (y habitual):

“Nena, la luz del ocaso le quedaba suprema a Vivien Leigh, al final de la primera parte de Lo que el viento se llevó”.

El juramento de Escarlata, tanto en la novela como en la película, tiene lugar al amanecer. Margaret Mitchell comienza el capítulo XXV en la mañana siguiente de la llegada de Escarlata a Tara desde Atlanta, y el guión también sitúa la acción en las primeras horas de la mañana (por no hablar del momento real del rodaje de esta secuencia).

miércoles, 29 de julio de 2009

Nuevo formato para una septuagenaria

Ya hay fecha para el Blu-Ray de Lo que el viento se llevó, a tiempo para celebrar debidamente el 70º aniversario del estreno de la película que firma Victor Fleming.

Esta nueva edición estará en el mercado el próximo 16 de noviembre; todavía no se conocen más detalles, pero no tardarán en hacerse públicos, suponemos.

Sólo nos queda esperar que, al menos, no se olviden de subtitular adecuadamente cualquier “extra” (¿tres horas de “new special features"?) que tengan a bien incorporar…

martes, 28 de julio de 2009

La valoración de Scott Fitzgerald

Francis Scott Fitzgerald no se encontraba en sus mejores momentos personales y profesionales a finales de los años 30, cuando se publicó Lo que el viento se llevó y cuando fue reclutado para pulir el guión de la adaptación al cine de la novela, un trabajo que fue breve.

El autor de El gran Gatsby no había perdido su perspicacia, a pesar de todo, y, después de leer GWTW, transmitió su opinión en una carta a su hija: destacaba su falta de originalidad y su fracaso en mostrar emociones narradas una y mil veces, pero afirmaba que no sentía desprecio por la novela, sino cierta lástima por aquellos que habían proclamado a Gone With the Wind como el mayor logro de la mente humana (una apreciación dirigida a su hija, que le había dicho que era una de las obras maestras de la literatura de los últimos siglos).

Fitzgerald calificó el estilo de Margaret Mitchell de “interesante, sorprendentemente honrado, consistente y trabajado de principio a fin” y confesó que el diálogo de la novela superaba en ocasiones al que los sucesivos guionistas habían ido creando.

lunes, 27 de julio de 2009

De una guerra a otra

Vimoutiers es una localidad francesa, muy cercana a la más conocida de Camembert (por el famoso queso propio de la región), que fue ocupada por los alemanes y resultó casi destruida en su totalidad por un bombardeo de la aviación aliada en junio de 1944 (al parecer creían estar aniquilando un arsenal enemigo); más de doscientos de sus habitantes perecieron en aquella desafortunada acción, el pueblo quedó casi borrado del mapa y, con él, siglos de historia que ya no se podrían recuperar.


Denis Barois, un joven que pertenecía al Cuerpo Aéreo Francés, cursaba su entrenamiento en Estados Unidos y conoció a Margaret Mitchell, una de las ciudadanas más famosas de Atlanta a raíz del éxito de su novela, y le contó la difícil situación que atravesaba aquella zona.



Cuando se enteró del bombardeo, Mitchell se las arregló para encontrar tiempo y métodos para ayudar a Vimoutiers a resurgir y ella misma donó cierta cantidad para reparar el hospital local. Gracias a la intervención de la autora de Lo que el viento se llevó el Pilot Club International “adoptó” a la ciudad y sus miembros aportaron apoyo hasta bien entrada la década de los 70.


El 27 de julio de 1949 Margaret Mitchell aceptaba el nombramiento de ciudadana honoraria de Vimoutiers, pero no llegó a poder recoger en persona la distinción que reconocía sus esfuerzos para la reconstrucción del pueblo.

domingo, 26 de julio de 2009

Pájaros y viento

En Birdy (Birdy, 1984), el personaje que da nombre a la película va a comprar un pájaro y admira a una bonita hembra de canario. La dueña comenta:

“Es una destrozacorazones muy particular. Rhett y Ashley no consiguen acercarse a ella. No es como en Lo que el viento se llevó... (…) Aquí tenemos a Melania…”

sábado, 25 de julio de 2009

Personajes (II)

La señora Allison asiste, junto con otras matronas, a la reunión en la que se discute si se deben arrancar las malas hierbas de las tumbas de los soldados yanquis que comparten los cementerios de Atlanta con los Gloriosos Muertos por la Causa.

Su hijo había muerto en un campo de prisioneros en el Norte y no disponía del dinero suficiente para devolver su cuerpo a su ciudad natal.

viernes, 24 de julio de 2009

Se dispersa una colección

El 24 de julio de 2002 salieron a subasta en Christie’s, en Nueva York, cerca de 5.000 piezas de la colección de Herb Bridges, que decidió separarse de parte de los objetos que llevaba coleccionando casi cuarenta años para contribuir a la educación de sus nietos.

Bridges llegó a atesorar hasta 20.000 artículos relacionados con GWTW; una parte la donó a museos dedicados al libro y a la película y sólo quiso conservar 3 primeras ediciones firmadas por Margaret Mitchell.

En total, la puja superó los 334.000 dólares, de los cuales 16.730 se pagaron por un jersey de lana que llevó Olivia de Havilland; por un ejemplar de Lo que el viento se llevó que perteneció a Ona Munson, firmado por los actores principales y con un dibujo de Plunkett, la cifra llegó hasta los 11.353 dólares.

Se trató, no cabe duda, de un acontecimiento excepcional, en el que se pudieron adquirir cosas como asientos del Loew’s Grand de Atlanta, carteles de diferentes épocas y países, ediciones de la novela, en varios idiomas, piezas del vestuario (algunas de ellas no llegaron a aparecer en la película), fotografías, muñecas inspiradas en los personajes, guiones, programas de mano… la mayor colección sobre Lo que el viento se llevó que se sacaba a subasta.

jueves, 23 de julio de 2009

"My Own True Love"

En 1954 Mack David puso letra al Tema de Tara compuesto por Max Steiner para la banda sonora de Lo que el viento se llevó.

Con el título de My own true love (Mi verdadero amor), se convirtió en una canción de éxito con multitud de versiones, como la de Jimmy Clanton, la de The Duprees (que alcanzó el puesto número 13 de la lista en 1962), Margaret Whiting, Connie Stevens, José Carreras, Nana Mouskuri

Aunque la música esté dedicada al hogar de los O’Hara, la letra nos habla de una historia de amor humano, de encontrar por fin al ser amado (lo cual encajaría muy bien con GWTW si el relato terminara cuando Escarlata se da cuenta de a quién ama realmente…)

“My own true love
My own true love
At last I've found you
My own true love

No lips but yours
No arms but yours
Will ever lead me
Through Heaven's doors

I roamed the Earth
In search of this
I knew I'd know you
Know you by your kiss

And by your kiss
You've shown true love
I'm yours forever
My own true love"

(“Mi verdadero amor,
mi verdadero amor,
Por fin te he encontrado,
Mi verdadero amor.

Sólo tus labios,
Sólo tus brazos,
Me llevarán
A través de las puertas del cielo.

Recorrí el mundo
Buscando esto,
Sabía que que te reconocería
Por tu beso.

Y con tu beso
Has mostrado amor verdadero
Soy tuyo para siempre
Mi amor verdadero”)

miércoles, 22 de julio de 2009

Cerradura con historia

Cada vez que alguien utiliza el pestillo de una de las puertas de la biblioteca de Edificio de Química Jesse W. Lazear, en el Washington & Jefferson College, de Pittsburgh, toca un pedazo de Lo que el viento se llevó.

David O. Selznick no se olvidó de su ciudad natal y donó en 1940 una de las cerraduras que se instalaron en los decorados de GWTW. No sabemos si es el de la famosa puerta principal, puesto que el tirador exterior de ésta parece hallarse ahora en manos de particulares, pero, sea de la puerta que sea, no deja de tener su historia, y una inscripción en la misma cerradura lo recuerda.

Podemos ver una foto en el extremo inferior izquierdo de la primera página de un documento de la web del Washington and Jefferson College. Si algún lector viajero puede aportar una imagen mejor, o el texto de la inscripción, le quedaremos muy agradecidos.

martes, 21 de julio de 2009

La mujer del cuadro

Mientras Rhett espera el nacimiento de Bonnie, vemos por primera vez, en su habitación, el gran cuadro con la imagen de Escarlata. Es un óleo obra de Helen Carlton y todavía conserva hoy las huellas del líquido que Rhett arrojará contra él unas secuencias más tarde.

Para ayudar a la artista en su concepción, Plunkett diseñó un modelo con el que posó Vivien Leigh pero que Escarlata no “lleva” realmente en Lo que el viento se llevó.

En el cuadro vemos un vestido de terciopelo azul oscuro, con gran escote en “v” rematado con tiras del mismo material; las mangas son cortas y abollonadas. La señora Butler lleva un gran chal de encaje con motivos florales.

En algunas de las fotos fijas, que recogen el posado de Vivien Leigh, vemos que el vestido utilizado tiene dos filas de satén azul oscuro plisadas, por debajo de la rodilla.

Tras el estreno de GWTW, Selznick donó este retrato al High Museum of Art, en Atlanta. Se puede admirar actualmente en la Casa y Museo de Margaret Mitchell, que lo recibió a su vez de la Margaret Mitchell Elementary School.

lunes, 20 de julio de 2009

Atrapar el viento por las orejas

A todos nos gusta que nos cuenten historias, y Margaret Mitchell no fue una excepción: los relatos que oía en las reuniones familiares, aquellas anécdotas y narraciones de hechos de los tiempos de la guerra compartieron espacio en su imaginación con los cuentos más clásicos y fueron de gran ayuda cuando se puso a escribir Lo que el viento se llevó.

¿Qué tal una manera alternativa de acercarse a la novela (y de paso, aprender o practicar inglés)?

Podemos encontrar GWTW en forma de audiolibro, ya sea en casete, compact disc o en formato digital y oír la historia de Escarlata, Rhett y compañía a lo largo de 50 horas, a nuestra conveniencia. La narradora es la actriz Linda Stephens, de quien se destaca su habilidad para adoptar los diferentes acentos. Puede ser toda una aventura…

domingo, 19 de julio de 2009

Lista de bajas (XXII)

Por el momento, nuestros archivos, que no son todo lo exhaustivos que nos gustaría que fueran, indican que en 1983 sólo hubo un fallecimiento relacionado con Lo que el viento se llevó. Aunque probablemente este dato sea erróneo y con seguridad se produjeron otros decesos de los que aún no hemos tenido noticia (se agradece cualquier ayuda), la pérdida de este año es significativa y digna de esa “standing ovation” que se merecen los grandes entre los grandes: moría George Cukor, a los 84 años, víctima de un fallo cardíaco.

Cukor, que no aparece en los créditos de GWTW aunque su trabajo de dos años sí se percibe en la película, eligió descansar toda la eternidad en el famoso cementerio de Forest Lawn, en Los Angeles, y justo al lado de una antigua actriz a la que conoció cuando ambos empezaban su carrera en el teatro y que, con el tiempo, abandonó las tablas y fue más conocida como la segunda esposa de Samuel Goldwyn, Frances Howard.

Al día siguiente de su muerte, cosas del azar, se proyectó la versión restaurada de Ha nacido una estrella, que había sufrido cortes de más de media hora de su duración original. Ronald Haver consiguió rescatar parte del metraje y, con la ayuda de fotos fijas y el apoyo del diálogo y la música (que sí se conservaban), reconstruyó la película a un estado muy parecido a como Cukor la había concebido casi 30 años antes.

sábado, 18 de julio de 2009

La larga sombra de Scarlett O'Hara

No tenemos queja: este año está siendo pródigo en nuevas publicaciones sobre Lo que el viento se llevó, y se nos hace la boca agua ante un título como Frankly My Dear: “Gone With the Wind” Revisited, en el que Molly Haskell explora con ojo crítico las razones que han hecho perdurar la novela y la película en la imaginación colectiva durante más de 7 décadas.

viernes, 17 de julio de 2009

Variaciones sobre el mañana

El American Film Institute eligió hace unos años las “mejores” frases de película. Los votantes otorgaron a Lo que el viento se llevó el honor de encabezar la lista, con la última réplica de Rhett, pero Escarlata no quedó tan mal del todo, porque tiene dos frases entre las 100 más populares de la historia:

En el puesto 31º de esta encuesta se sitúa la última frase de Scarlett O’Hara, que en inglés es idéntica en la novela y en la adaptación cinematográfica:

“After all, tomorrow is another day!”

Como es habitual, a la hora de la traducción al español (de España), se optó por diferentes versiones, ya que en la novela encontramos el familiar “¡Después de todo, mañana será otro día!”, que todos hemos empleado en más de una ocasión, quizá sin saber que no estamos citando la película: en la versión para España, el doblaje optó por “¡Realmente, mañana será otro día!”, y por “¡Al fin y al cabo, mañana será otro día!”, en los subtítulos.

La palabra la tienen ahora los lectores, a los que necesitamos para recopilar las diferentes versiones del famoso colofón de GWTW que sin duda existen a lo largo y ancho del mundo hispanohablante. ¿Cómo termina Lo que el viento se llevó en Chile, en Colombia, en México, en Argentina, en Perú…?

jueves, 16 de julio de 2009

Rhett el Rojo

En 1937 el director Mervyn LeRoy tuvo un roce con los tribunales con una leve relación con Lo que el viento se llevó.

Aunque su esposa Doris, hija de Harry Warner, había pugnado sin éxito por los derechos de adaptación de la novela, LeRoy no tenía nada que ver con la película que preparaba (y preparaba, y preparaba…) Selznick, pero se enfrentó a una demanda que solicitaba 125.000 dólares por daños que presentó su ya ex mayordomo, George Ungurian, que alegaba que el director le había acusado de ser comunista (además de mantenerle detenido contra su voluntad y obligarle a someterse a un examen psiquiátrico por haber amenazado a la familia).

Ungurian había escrito un poema sobre el New Deal impulsado por Roosevelt, al que muchos veían muy inclinado a la izquierda, y aseguraba que LeRoy había comentado en una fiesta y en su presencia:

“Ese mayordomo rojillo es un mal tipo”
(“That red butler is a bad character”).

El director explicó que no se refería a su mayordomo (butler, en inglés), sino al protagonista de Gone with the Wind:

"That Rhett Butler..."

y comentaba sobre el asunto legal: “Eso me pasa por hablar de la película de otro productor”.

miércoles, 15 de julio de 2009

Albert Simpson, efectos especiales visuales

La Selznick International Pictures consiguió reunir un fabuloso equipo de profesionales (que trabajaron no sólo en Lo que el viento se llevó, sino en varias producciones de la casa antes de tomar diferentes caminos) que ya habían probado su valía a pesar de la relativa “juventud” de sus respectivas especialidades.

Entre los “veteranos” encontramos al experto en efectos visuales Albert Simpson, que nació el 15 de julio de 1893 y formó parte del departamento encabezado por Jack Cosgrove, que a menudo lo tuvo en cuenta para trabajos posteriores, como Meet John Doe (Juan Nadie, 1941) o The Pride of the Yankees (El orgullo de los yanquis, 1942).

Albert Maxwell Simpson había dado sus primeros pasos en el mundo del espectáculo pintando fondos para las variedades. En el cine se dedicó al arte del matte painting y le encontramos ya en una de las primeras producciones en emplear este recurso: The Birth of a Nation (El nacimiento de una nación, 1915).

Su colaboración con la Selznick comenzó en The Prisoner of Zenda (El prisionero de Zenda, 1937), y continuó con GWTW, Rebecca (Rebeca, 1940) o Duel in the Sun (Duelo al sol, 1946).

Sus colegas le consideraban un maestro a la hora de unir las imágenes reales con las pintadas, como podemos observar también en The Enchanted Cottage (Su milagro de amor, 1945), Bedlam (1946), The Ten Commandments (Los diez mandamientos, 1956), The Great Race (La carrera del siglo, 1965)… Falleció en 1980.

martes, 14 de julio de 2009

La negativa de Thalberg

Las historias que rodean la publicación y adaptación al cine de Lo que el viento se llevó no forman un todo homogéneo, donde todas las piezas encajan a la perfección y cada detalle de interés está completamente explicado. Hay una riqueza enorme de anécdotas, que no siempre coinciden, y precisamente por eso es interesante sumergirse en el océano de detalles, porque accedemos a diferentes puntos de vista que, al final, forman un conjunto quizá confuso, pero muy atractivo.

Ya hemos citado en alguna ocasión que a Irving Thalberg, la “fuerza creativa” de la MGM hasta su muerte en septiembre de 1936, se le atribuye la famosa frase “Olvídelo, Louis. Ninguna película sobre la Guerra Civil ha dado nunca ni un centavo”.

Era una afirmación bastante cercana a la realidad, en lo que a la época sonora se refería, pero lo cierto era que el mismo Louis B. Mayer había tenido uno de sus primeros éxitos al hacerse con los derechos de distribución de Birth of A Nation.

Thalberg no era infalible, pero resulta extraño que desechara GWTW de una manera tan expeditiva. Quizás se ajuste más a la realidad otro relato que nos cuenta que el marido de Norma Shearer sí tuvo acceso a la novela de Margaret Mitchell (o al resumen elaborado por los lectores del estudio) y conocía el argumento porque uno de sus hombres de confianza, Albert Lewin, le había aconsejado que le echara un vistazo:

“Es larga, pero muy buena. Está hecha a la medida de Gable y la historia es a prueba de fallos”.

Thalberg estuvo de acuerdo, pero acababa de preparar, producir y supervisar películas del calibre de Mutiny on the Bounty y The Good Earth, y el cansancio de la aventura marinera, la plaga de langostas sobre China, sus desacuerdos con Mayer y los directivos en el Este, su delicada salud… habían hecho mella en él:

“¿Y ahora me pides que incendie Atlanta? ¡No! ¡De ninguna manera! No más épica para mí por el momento. Dame una sencilla comedia de salón…”

Thalberg no vivió lo suficiente para ver cómo la MGM, al fin y al cabo, sí conseguía sacar tajada de Gone With the Wind.

Todo preparado para el homenaje a Leslie Howard

Como anunciábamos hace unos meses, este sábado, día 18, se celebra en la localidad de Cedeira (A Coruña) el acto de homenaje a Leslie Howard y la tripulación y pasajeros del Ibis, el avión que llevaba de vuelta a Inglaterra al intérprete de Ashley Wilkes en Lo que el viento se llevó tras una estancia en la península en la que llevó a cabo ciertas gestiones relacionadas con asuntos de guerra. La aeronave fue derribada en pleno vuelo por aviones alemanes.



A mediodía, en el lugar de Curutelo, está previsto que autoridades y personalidades descubran un sencillo monumento, con una placa que recuerda a aquellos que perdieron la vida en el trágico suceso.






Luego, a las 8 de la tarde, en el Auditorio Municipal de Cedeira, se proyectará la película 'Pimpernel' Smith (1941), en la que Leslie actualizaba la figura de La Pimpinela Escarlata, en el papel de un (al parecer) inofensivo profesor que rescata a las víctimas de la persecución nazi.

lunes, 13 de julio de 2009

"Somebody's Darling"

Atlanta, aunque agobiada por la guerra, estaba al tanto de las novedades musicales y Escarlata podía así conocer una popularísima (aunque triste) canción para acompañar la velada que la tía Pitty ofrecía a algunos de sus vecinos y amistades (y también Rhett Butler, al que sólo ella recibía ya) en mayo de 1864.

La canción que Escarlata escogió para iniciar su recital no pudo ser más desafortunada y, a la primera estrofa, Fanny Elsing, que había perdido su novio en batalla, la interrumpe. No era para menos, porque Somebody’s Darling relata la llegada a un hospital de un soldado moribundo.

La letra es un poema de Marie Revenel de la Coste, de Savannah, al que puso música John Hill Hewitt, “el bardo de la Confederación”.

"Into a ward of whitewashed walls
Where the dead and dying lay...
Wounded with bayonets, shells and balls...
Somebody's darling was borne one day.
Somebody's darling! so young and so brave!
Wearing still on his pale, sweet face...
Soon to be hid by the dust of the grave...
The lingering light of his boyhood's grace..."

(“A una sala de encaladas paredes,
Donde reposaban los muertos y moribundos,
Heridos por bayoneta, mortero o bala,
Llevaron un día a alguien querido.
¡El amor de alguna! ¡Tan joven y tan valiente!
Llevando todavía en su rostro pálido y dulce,
Que pronto cubriría el polvo de la tumba,
Trazos de la luz de su gracia adolescente…”)

domingo, 12 de julio de 2009

Espectáculo entre espectáculos

El American Film Institute se ha aficionado a las listas anuales que clasifican las películas (con preferencia de origen estadounidense) según diferentes categorías. En la consulta de 2008, sobre las 10 “mejores” en cada uno de los diez géneros escogidos tenemos que buscar en el apartado dedicado a la épica para ver que Lo que el viento se llevó ocupó la cuarta posición. La lista la encabeza Lawrence of Arabia.

Aunque nos pueda parecer extraño encontrar a GWTW o Titanic, que ocupa la sexta plaza, bajo la calificación de “épica”, una palabra que nos remite a batallas (que no se ven en Gone With the Wind), héroes, hazañas y leyendas, hay que tener en cuenta que para su encuesta entre 1500 directores, guionistas, actores, directores de fotografía… el AFI definió una película épica como aquella de gran presupuesto dedicada a contar una historia basada en un tiempo pasado, con los personajes sumergidos en un momento significativo por su trascendencia en sus vidas y en las de muchas personas más.

sábado, 11 de julio de 2009

Tara renace; Escarlata, también

La luna de miel continúa y Rhett no puede negarle nada a su reciente esposa, a la que parece querer tanto como ella ama la tierra de Tara.

Escarlata está espléndida en otro modelo de Plunkett diseñado para recordarnos el color favorito de Margaret Mitchell y de la protagonista de Lo que el viento se llevó.

El verde nos habla del renacer de la plantación y del desafío de la señora Butler, dispuesta a devolverle aunque sólo sea parte de su antiguo esplendor.

El blanco remite también a un nuevo comienzo, pero no es tan brillante como cuando acompañaba a la inocente jovencita de unos años atrás. De hecho, el vestido es de faille color hueso, con motivos verde oscuro en forma de rombo (que se repiten en las mangas) y bandas del mismo tono en los bajos de la falda y en la parte superior; la chaquetilla es de faille verde oscuro.

Podemos admirar este vestido de Lo que el viento se llevó en la Cinemateque Française (la Filmoteca Francesa), donde se exhibe ahora después de una cuidadosa restauración. Lo adquirió en una subasta en 1957 Henri Langlois (el legendario fundador de la filmoteca gala) y estuvo expuesto en el Musée du Cinema desde 1972 a 1997. El paso del tiempo lo había dejado muy deteriorado, pero ocho meses de trabajos minuciosos consiguieron que también este modelo, como Tara, recuperara cierto aire de sus mejores tiempos.

viernes, 10 de julio de 2009

A la caza del gazapo (XXXI)

David Niven estaba rodando The Prisoner of Zenda para Selznick y, ya que se encontraba en el estudio, el productor no tuvo reparo en enviarle a dar la réplica a las actrices en las diferentes pruebas para los papeles femeninos de Lo que el viento se llevó; la cámara sólo le tomaba de espaldas, pero David recitaba las frases de Ashley y las aspirantes se sentían un poco más cómodas.

Años después, Niven contó muchas de sus experiencias en Hollywood en sus entretenidos libros, pero su mínimo contacto con GWTW le dejó un par de impresiones erróneas, como la que encontramos en Bring On The Empty Horses (Traigan los caballos vacíos), donde apunta que Margaret Mitchell era una maestra de escuela que murió pobre como una rata poco después del estreno de la película basada en su novela...*(¿en quién estaría pensando David?)

*Mitchell, que no pasó del primer año de universidad, trabajó un tiempo como periodista. El matrimonio Marsh no pasó apuros económicos tras la publicación de Gone With the Wind, y Margaret murió en 1949, trece años después de la edición de la novela y casi diez después del estreno de la película.

jueves, 9 de julio de 2009

Una mirada especial

Pocos meses después de su publicación, Lo que el viento se llevó se editó también en el sistema Braille. Ocupaba doce volúmenes y era la novela más larga que aparecía en ese formato hasta entonces, pero tuvo tanto éxito entre los invidentes como entre el resto de los lectores.

Una de las personas que tuvo acceso a la novela de Margaret Mitchell de esta manera fue Helen Keller, que se la llevó en su equipaje en un viaje a Oriente en la primavera de 1937.

Keller, ciega y sorda desde pocos meses después de su nacimiento, echaba de menos a la que fuera su primera guía en un mundo hasta entonces extraño para ella; Ann Sullivan había muerto y la sensación de pérdida de Escarlata cuando se entera de la muerte de su madre encontró eco en su corazón, así como muchos otros detalles de GWTW.

Helen era sureña y la novela le hablaba de cosas cercanas, aunque su aguda inteligencia le hizo comprender muy pronto los puntos más negativos de un pasado que todavía dejaba su huella de ignorancia, odio y pobreza en sus contemporáneos y los peligros de una nostalgia que cubría con un velo engañoso los aspectos más brutales de una época que no debía volver.

Helen se sintió confortada por el hincapié que Mitchell hacía en la fortaleza y la esperanza para el futuro, pues ella también se encontraba en un momento difícil y, tras disfrutar del libro y analizarlo, apenas volvió a mencionarlo. Pero nos dejó algunas de sus impresiones: le parecía una obra deliciosa, pero repetitiva; Escarlata era una “criatura totalmente egoísta, como Regan en El Rey Lear o la emperatriz Catalina”; “Me alegré mucho al ver cómo Escarlata se transformaba de ser una consentida belleza sureña en una trabajadora responsable y valiente”. Rhett era “completamente egoísta, sarcástico y amargado” y “sin corazón”.

miércoles, 8 de julio de 2009

"El Rey" y "El ángel profano"

Para tener una idea general de la época que vivieron y el tiempo que compartieron el intérprete de Rhett Butler y su tercera esposa, Carole Lombard, una candidata más en la larga lista de Escarlatas-que-no-fueron y cuya intervención fue decisiva para convencer a su marido en un par de circunstancias relacionadas con Lo que el viento se llevó, el libro de Warren G. Harris Gable and Lombard resulta muy útil.

Publicado en 1974, se ha visto superado por otros trabajos posteriores que profundizan algo más en los dos actores, juntos o por separado, y que han tenido acceso a fuentes diferentes, pero no deja de ser una obra interesante para "ponernos en situación", con muchas anécdotas y cotilleos (algunos tan falsos como la dentadura de Gable, pero que forman parte de la tradición hollywoodiense) y una buena semblanza de la pareja.

martes, 7 de julio de 2009

George Cukor, director

George Cukor, que preparó Lo que el viento se llevó desde finales de 1936 y abandonó la producción en febrero de 1939, cuando se llevaban unas dos semanas de rodaje bajo su dirección, nació el 7 de julio de 1899, en Nueva York, en el seno de una familia húngara.

Enamorado del teatro, la escena sería una constante durante toda su vida, ya fuera dirigiendo obras en sus primeros años en Rochester o en su larga carrera como director cinematográfico, donde el propio teatro o el asumir una personalidad diferente estarán presentes casi siempre.

Cukor se inclinó con preferencia por la dirección de actores, aunque sin descuidar la puesta en escena; se apoyó en la sabiduría de los técnicos para colocar la cámara donde y cómo quería, sin demasiados alardes, para concentrarse en sacar lo mejor del guión y sus intérpretes, tanto actores como actrices; la etiqueta de “director de mujeres” oscurece el excelente resultado de la colaboración de Cukor con Cary Grant, James Mason, Rex Harrison, James Stewart o Ronald Colman.

Hollywood reclamó a Cukor con la llegada del sonoro, en calidad de director de diálogos, como en All Quiet On the Western Front (Sin novedad en el frente, 1930). Luego codirigió tres películas y, para su estreno como director en solitario, tuvo nada menos que intentar doblegar a Tallulah Bankhead. Pero Cukor hacía buenas migas con casi todos (sólo en privado se permitía sacar su lado más ácido, aunque no se privaba de encadenar palabrotas en público), y encontró un buen amigo en David O. Selznick cuando fue contratado por la RKO. Entre los dos “descubrieron” a Katharine Hepburn (que debutó en A Bill of Divorcement (Doble sacrificio, 1932) y fue a partir de entonces íntima de Cukor, con quien trabajó más que con ningún otro), y colaboraron en What Price Hollywood? (Hollywood al desnudo, 1932), Dinner at Eight (Cena a las ocho, 1933), Little Women (Las cuatro hermanitas, 1933)…

Ya en la MGM, Cukor dirigió el grueso de su carrera (Romeo y Julieta, Margarita Gautier, Mujeres, Historias de Filadelfia...) sin olvidar su fugaz paso por The Wizard of Oz, donde no rodó nada que aparezca en la versión final, pero sí fue fundamental su aportación para el aspecto de Dorothy y la malvada bruja del Oeste.

No todo fueron éxitos, claro está, pero Cukor supo salir a flote casi siempre, incluso después de abandonar el paraguas protector de la Metro, y continuó explayando sus horizontes: el color, con A Star is Born (Ha nacido una estrella, 1954), que fue también su primer musical, un género que le dio su único Oscar como director, por My Fair Lady (My Fair Lady, 1964); el rodaje lejos de Hollywood, con Bohwani Junction (Cruce de destinos, 1956), o la televisión, donde reunió a Hepburn y Olivier en Love Among the Ruins (Amor entre ruinas, 1975).

George Dewey Cukor falleció en 1983, dos años después de dirigir su última película, Rich and Famous (Ricas y famosas).

lunes, 6 de julio de 2009

El viento no tiene dueño

Margaret Mitchell se tomó muy a pecho el uso indebido o no autorizado de cualquier detalle relacionado con su novela, desde el título hasta sus personajes, argumento o frases originales.

Selznick no le fue a la zaga como defensor de sus propios intereses una vez que obtuvo los derechos de adaptación de Lo que el viento se llevó.

Todavía hoy los propietarios del libro y de la película se muestran muy celosos de sus respectivas propiedades; tuvieron dignos predecesores en la escritora y en el productor.

A principios de 1938 Selznick apuntó su artillería legal hacia el productor independiente Ted Toddy, que estaba filmando un documental sobre Atlanta y sus alrededores que iba a titularse Gone With the Wind Country (El país de "Lo que el viento se llevó").

David O. Selznick solicitó que se prohibiera a su colega emplear las palabras Gone With the Wind, porque podría dañar a su compañía y a la película que estaba preparando y en la que ya se habían invertido más de 300.000 dólares; añadía que Margaret Mitchell le había cedido a él los derechos cinematográficos sobre su novela, lo que impedía cualquier otra película basada en GWTW (los títulos no pueden registrarse, pero no cabe duda de que si en un corto plazo se estrenan dos películas con igual o similar denominación, la primera en llegar a las salas tiene cierta ventaja).

Toddy arguyó que también él había invertido una suma importante en su rodaje, a través del que pretendía dar una visión de la región, que se trataba de un documental y que no iba a referirse a ninguna Escarlata O’Hara, Tara o similares, que la frase Gone With the Wind era ya patrimonio popular, que ya se empleaba a menudo para referirse a aquella parte del Sur y que Mitchell, por supuesto, no la había inventado.

No le faltaba razón, sobre todo cuando clamaba que Selznick buscaba también dar publicidad a su película, pero lo cierto es que Gone With the Wind Country no aparece en su filmografía...

domingo, 5 de julio de 2009

Escarlata, asesora fiscal

Alberto Blesa, guionista, y José Julio Gómez Sanz, dibujante, firman como PareJA sus viñetas, que aparecen en diferentes periódicos. En esta ocasión lanzan su dardo humorístico a la ministra de Economía, a la que convierten en una improbable Escarlata O’Hara que no se aprieta el corsé, sino el cinturón, ante la crisis y la necesidad de reducir el gasto público en los próximos meses.



Elena Salgado como Escarlata

sábado, 4 de julio de 2009

Otro modelo para Tara... o Doce Robles

Margaret Mitchell afirmó varias veces que los personajes y muchos de lugares que aparecen en Lo que el viento se llevó no tuvieron jamás una existencia real; algunos de los acontecimientos de las vidas de Escarlata, Rhett y compañía fueron inventados o inspirados por hechos vividos por otras personas que la escritora conocía o de las que había oído hablar.

Tampoco existieron nunca Doce Robles o Tara, pero no cabe duda de que Mitchell describió tan fielmente la arquitectura y la topografía de la región que los lectores no pueden creer que tales edificios sólo fueron fruto de su imaginación y de su memoria para los detalles, y que las mansiones de los Wilkes y los O’Hara no pueden encontrarse en ningún mapa.

El condado de Clayton, en Georgia, alberga, lógicamente, el mayor número de supuestas Tara y Doce Robles, porque allí transcurre gran parte de la novela y es de suponer que Margaret tomó buena nota de las características de las viejas mansiones para su creación.

A quince millas al sur de Atlanta, en Jonesboro, se encuentra hoy Stately Oaks, que presume de haber inspirado a la escritora. Para que esta auténtica casa de los tiempos de antes de la Guerra Civil pudiera ser preservada y admirada en condiciones, se trasladó hace unos años al Margaret Mitchell Memorial Park desde su ubicación original.

Sus columnas blancas y su aire helénico nos recuerdan más a Doce Robles que a Tara, pero no vamos a ser nosotros los que discutamos con los vecinos de Clayton County… y menos cuando nos cuentan la historia de Rebecca McCord, que quedó a cargo de la plantación durante la guerra mientras su esposo estaba en el ejército y que tuvo que hospedar a algún que otro soldado de ambos bandos.

viernes, 3 de julio de 2009

Lista de bajas (XXI)

En 1982, las abundantes filas de personas que aportaron su granito de arena a que la novela y la película vieran la luz quedaron de nuevo menguadas, porque perdimos a:

Gino Corrado, 89. (Camarero en el restaurante de Nueva Orleáns)

Victor Jory, 80. (Jonas Wilkerson)

Walter Plunkett, 80. (Diseñador de vestuario)

John Hay Whitney, 78. (Presidente del consejo de administración de la Selznick International Pictures. Inversor en la compañía).

jueves, 2 de julio de 2009

En recuerdo de Gable

Entre los “extras” que acompañan a la edición en DVD de Lo que el viento se llevó encontramos el documental Gable: The King Remembered; se rescata así una producción de 1975 dedicada al intérprete de Rhett Butler.

Lo presenta Peter Lawford e intervienen el director William A. Wellman, el actor Andy Devine, la actriz Yvonne de Carlo y la escritora y periodista Adela Rogers St. Johns, que conocieron a Gable personalmente y compartieron horas de trabajo con él.

Aunque no se trata del mejor de los documentales sobre Gable, sirve perfectamente como complemento a la película y para empezar a conocerlo.

Entre fragmento y fragmento de los parlamentos de las personalidades citadas se recurre a fotografías e imágenes de la filmografía de Gable para trazar su trayectoria humana y profesional y, a pesar de que la calidad de las imágenes deja mucho que desear (hay que tener en cuenta la época y los recursos con los que se contaba a mediados de los 70), el documental se deja ver.

miércoles, 1 de julio de 2009

En los albores de la venta de bandas sonoras

La idea de vender la banda sonora de una película como apoyo promocional no caló hasta 1959, con el éxito de la grabación de la música de Ben-Hur con Miklos Rosza al frente de la Roma Symphony.

Era inevitable que se hiciera algo similar con Lo que el viento se llevó: ese mismo año se editó la banda sonora, con la autorización y los arreglos de Max Steiner, con la London Sinfonietta bajo la batuta de Muir Mathieson y bajo el sello de la Warner.

En la grabación se empleó el sistema estéreo Vitaphonic y está dividida en dos suites que suman unos 37 minutos. Además de en vinilo y en casete, hoy se puede encontrar en CD, donde, como “relleno”, se añaden 8 pistas con diferentes y muy conocidos temas de otras películas.

Una versión que recomendamos para escuchar hoy mismo, por ejemplo, cuando Olivia de Havilland celebra un nuevo cumpleaños (crucemos los dedos, que vaya semanita que llevamos...)

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