Hizo falta todo el poder de convicción de sus empleados de confianza y de los asesores contratados para Lo que el viento se llevó para que David O. Selznick se olvidara de una de sus “escenas favoritas”, pues quería abrir la película con los esclavos de Tara recogiendo el algodón; las imágenes podían resultar muy plásticas, pero no podía ser: el algodón no está maduro hasta septiembre, y el comienzo de la novela y su adaptación al cine viene marcado por un hecho histórico irrefutable: la toma de Fort Sumter y el comienzo de la guerra, en el mes de abril.
Selznick quedó convencido de que la Naturaleza es bastante regular para este tipo de cosas, y se tuvo que conformar con unos planos en los que los esclavos están entregados a otras tareas al caer la tarde sobre los campos de algodón de la plantación de Gerald O'Hara.
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Hace 38 minutos
2 comentarios:
Esos detalles son los que dan verosimilitud a una obra
Es lo bueno de rodearse de un buen equipo de colaboradores. Selznick era un "chico de ciudad" (poco versado en materias agrícolas), pero tampoco era un inculto total. Lo que pasa es que se dejaba llevar por el entusiasmo... A veces entraba en razón, a veces no había manera...
Los asesores sureños tuvieron que hacer acopio de diplomacia y permitieron algunas licencias a cambio de que el productor se olvidara de alguna que otra incongruencia de mayores proporciones.
Saludos
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