lunes, 21 de diciembre de 2009

Sin película, no hay estreno que valga

Suele decirse que la realidad supera a la ficción, y An Alan Smithee Film: Burn Hollywood Burn (¡Arde Hollywood!, 1998) es un buen ejemplo: en la pantalla, Alan Smithee, un buen montador, tiene la oportunidad de estrenarse como director de una superproducción, pero las interferencias del guionista y los productores le llevan a pedir que su nombre no figure en la película, pues no la reconoce como suya. Pero como se llama igual que el “director fantasma” que se utilizaba en estos casos, se ve obligado a tomar medidas más drásticas.

En la realidad, el director titular discrepó sobre el montaje final con el guionista y los productores y se retiró de la película, la última que lleva el crédito de “Alan Smithee” y un título habitual en las listas de “peores películas de la historia”.

No es, desde luego, la mejor sátira realizada por Hollywood sobre Hollywood, pero se deja ver... y contiene una referencia a GWTW: los productores, que dan su película por perdida por ciertas circunstancias, se lamentan: “El estreno iba a ser en el Grauman”, apunta uno de ellos. “El mayor estreno desde Lo que el viento se llevó”, corrobora el presidente de la compañía, cariacontecido por no poder emular el espectáculo de la Selznick International y la MGM en Atlanta y otras grandes ciudades en 1939.

Cartel de ¡Arde Hollywood!

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