Desde que en 1911 la Bison escogiera estos paisajes, en el San Bernardino National Forest, los estudios han sido asiduos visitantes de la zona de Big Bear, en California, a unos 185 kilómetros del estudio.
Parte de The Birth of a Nation se rodó en Big Bear, muchos cineastas de renombre (Welles, De Mille, Walsh, Sirk…) encontraron sus decorados naturales ideales aquí y el valle, con su tupido bosque, serpenteantes caminos de tierra y un magnífico lago, sigue siendo un exterior apreciado tanto por el cine como por la televisión.
El equipo de Lo que el viento se llevó consideró que los altos árboles que aquí se encuentran podrían pasar por los pinos de Georgia y una unidad de rodaje, supervisada por Menzies y B. Reeves Eason, se desplazó a Big Bear para filmar el momento en que Escarlata tiene un mal encuentro con los renegados refugiados en Shantytown; la aparición providencial de Big Sam deja la cosa en un susto para ella, aunque sus atacantes no salen tan bien parados.
Dado que la secuencia entrañaba cierto riesgo, con el coche en movimiento para la huida de la señora Kennedy, una especialista suplió a Vivien Leigh, que ocupó su puesto más tarde en los primeros planos.
El viejo adagio hollywoodense de “Una roca es una roca, un árbol es un árbol: rueden en Griffith Park" (sustiyánlo por Big Bear, en este caso) se cumple una vez más. Por algo los pioneros del cine americano se enamoraron de California, cuando era un lugar ideal, por su clima y variedad de paisajes, para rodar exteriores.
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Hace 2 horas
2 comentarios:
Doblemente interesante este comentario. No ya sólo por lo que se refiere a "Lo que el viento se llevó" sino además por ese adagio hollywoodiense, tan bien aclarado en el blog al que enlazan.
Un saludo cinéfilo.
Hola,
Doblemente bienvenido tu interés...
Creo que la frase fue de uno de los hermanos Stern, que un buen día alumbraron otra joya para promocionar sus películas: "Nuestras comedias no son cosa de risa".
Saludos
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