miércoles, 28 de enero de 2009

Compañera de fatigas

Para escribir Lo que el viento se llevó, Margaret Mitchell tuvo una magnífica aliada, una máquina de escribir portátil de segunda mano que su marido le llevó a casa un buen día junto a un montón de folios en blanco.

Aquella Remington Portable No.2 fue la primera en enterarse de las peripecias de Escarlata (entonces Pansy) y Rhett; Mitchell la cubría con una toalla cuando había visitas en The Dump, y, cuando tenía un momento libre, escribía con ella sobre las rodillas, en varios rincones del diminuto apartamento o sobre la mesita de roble al lado de la ventana.

Una réplica de esta servicial máquina se conserva ahora en la Casa Museo, donde a veces se exhibe también la genuina, en préstamo de la Biblioteca del Condado de Atlanta-Fulton.

Hace unos diez años fue tasada por el seguro en 50.000 (cincuenta mil) dólares.

Por unos quinientos dólares puede conseguirse todavía un ejemplar del mismo modelo, toda una antigüedad a la que miran por encima del hombro los irreverentes sistemas informáticos que son los nietos de la venerable Remington.

3 comentarios:

G. K. Dexter dijo...

Je, otro que también usaba los productos de esa casa (la Remington) era Hem. Aunque él les tenía tal aprecio que también usó fatalmente un 300 de la misma marca para irse a cazar a su Walhalla particular.

Bueno, yo a veces para combatir el frío de mi casa (cuando no funciona la calefacción) deposito el portátil sobre mis rodillas...

Un saludo cinéfilo.

P.D.: que conste que no me comparo ni a la una ni a la otra, je, je,...

Seguiremos leyendo...

G. K. Dexter dijo...

Fe de erratas:

Obviamente mi subconsciente, llevado por su carácter juguetón, y en una decisión tomada a mis espaldas, ha feminizado la figura de "el Gran Cazador Blanco" (con permiso de Huston). Sin duda esto es un caso de estudio para el Dr. Engelhofer (¿o más bien diríamos que para Ben Hecht?).

Un saludo cinéfilo.

caveat emptorium dijo...

¡Huy! Esperemos que E.H. no tenga acceso a internet donde quiera que se encuentre... Vaya desliz más inoportuno... qué malvado es el subconsciente... ;-)

Lo cierto es que, aunque no importa el medio que se emplee para escribir, se le acaba tomando mucho cariño a la fiel pluma de ganso, estilográfica, bolígrafo, máquina de escribir o teclado inalámbrico de turno... también habrá habido escritores que le tomaron cariño a su dictáfono... o a la secretaria que le tomaba el dictado, pero ese es otro tipo de cariño... ;-)

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