viernes, 7 de noviembre de 2008

La película "más grande" llega a la "pequeña pantalla"

La NBC, previo pago de unos diez millones de dólares, obtuvo en 1974 los derechos para emitir Lo que el viento se llevó por televisión; dos años después GWTW llegaba, por fin, a la pequeña pantalla, la última de las grandes películas clásicas en hacerlo.

Aunque la cadena HBO de televisión por cable se había adelantado unos meses, pues emitió Gone With the Wind en junio, la exhibición de noviembre de 1976 tuvo carácter de estreno; el único precio que habían de pagar los espectadores en esta ocasión eran las pausas publicitarias, todas ellas un “minuto de oro” en sí mismas, pues se hablaba de una audiencia estimada de 110 millones de personas, casi tantas como las que habían pasado por taquilla desde 1939 para ver las aventuras de Escarlata O’Hara.

Los 87 minutos que sumaban los cortes para publicidad llevaron a Olivia de Havilland a tomar la decisión de no hacer la presentación de la película, como estaba previsto en un principio. No sólo porque ello añadiría más tiempo a la emisión, sino porque consideraba que esa no era la mejor manera de disfrutar de GWTW.

La película todavía estaba en las salas de cine y los exhibidores clamaron como tía Pitty “¡Es el fin del mundo!” y se apresuraron a anunciar en la prensa que los aficionados todavía estaban a tiempo de ver Lo que el viento se llevópor última vez sin cortes y sin interrupciones”...

Ese pase en dos partes, en las noches del domingo 7 y del lunes 8, obtuvo la mayor audiencia contablizada hasta entonces en Estados Unidos y fue el programa más visto esa temporada. Casi 34 millones de hogares sintonizaron esos dos días la NBC. Todavía sigue entre los diez programas más vistos de la historia, junto con el último episodio de la serie M.A.S.H., varias finales de la Liga de Fútbol Americano (NFL), el episodio en el que cierta cuñada se porta muy mal con cierto petrolero tejano en Dallas, la retransmisión del programa corto de patinaje artístico de los Juegos Olímpicos de Invierno de 1994 (nadie quiso perderse en qué quedaba el asunto entre Tonya Harding y Nancy Kerrigan), y la Parte 8 de Raíces.

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