Una vez terminado el rodaje, es habitual que los vestidos, decorados y mobiliario que se ha empleado en una película no se destruyan del todo.
En los tiempos de los estudios, cada productora tenía su correspondiente almacén, del que podían rescatar el objeto que se necesitara para un nuevo largometraje, ya fuera en su estado original o con los pertinentes retoques; buena parte de las piezas se alquilaban a establecimientos especializados, que las ponían a disposición de los estudios.
En la actualidad, con aquellos fabulosos “fondos de armario” ya en el recuerdo, siguen existiendo esas firmas que fabrican y almacenan desde armas a carruajes, desde corpiños a guanteletes, y que a veces han heredado algunos objetos de la época clásica. El resto se ha perdido para siempre o está desperdigado por el mundo adelante, en colecciones públicas o privadas.
El atrezzo de Lo que el viento se llevó experimentó todas esas eventualidades que hemos citado, y es interesante saber adónde han ido a parar algunas piezas que adornaron en la pantalla los hogares de los O’Hara, los Hamilton, los Wilkes y los Butler.
Si el lector visita San Francisco, en California, podrá recordar a Blackie Norton, interpretado por Gable, haciéndole la vida imposible a Jeanette MacDonald en las horas previas al famoso terremoto, y pasarse por la Archbishop's Mansion (“la mansión del arzobispo”), un edificio que data de la Belle Epoque y que, además de haber sido cuidadosamente restaurado y funcionar como hotel, exhibe el piano de Noel Coward (gran amigo de Olivier y Leigh), un espejo que perteneció a la esposa de Abraham Lincoln… y una de las lámparas de cristal empleadas en GWTW.
sábado, 25 de abril de 2009
Reliquias viajeras
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