Cuando una persona como Vivien Leigh suscita tanto interés, es natural que se sucedan los trabajos en torno a su vida y carrera, y también es inevitable que los más recientes vayan dejando obsoletos a los publicados en años anteriores. Los biógrafos consiguen acceso a fuentes hasta entonces no descubiertas o vetadas, cambia la perspectiva sobre determinados comportamientos, se emplean nuevos medios de investigación y el paso de los años aminora el "pudor" que la cercanía con el sujeto lleva en algunos casos a distorsionar hechos y anécdotas... Aunque el distanciamiento tiene también sus desventajas, pues las fuentes directas, las personas que conocieron al biografíado desaparecen también, y se pierden muchas veces valiosos puntos de vista.
Más de 30 años han pasado ya desde que Anne Edwards publicara en 1977 su biografía de la intérprete de Escarlata O'Hara, por lo que podemos decir que Vivien Leigh: A biography se encuentra a mitad de camino: se escribió lo suficientemente cerca de la muerte de la actriz (1967) para que la autora pudiera inclinar francamente sus simpatías hacia ella, y llegó demasiado pronto para recoger algunos extremos que se han abordado con más rigor en otros libros posteriores, empezando por los que publicó Laurence Olivier, que desvelan parte de las desventuras de la pareja a causa de la enfermedad mental de Vivien, por ejemplo.
Edwards, que luego se empaparía del Sur para escribir una continuación inédita de GWTW y una biografía de Margaret Mitchell, se olvida a veces de citar fuentes y nos deja sin bibliografía para poder ampliar nuestra lectura, pero echa mano de sus numerosos contactos (ella misma estuvo bajo contrato de la MGM y conoció a los Olivier) y nos ofrece un retrato agridulce de Vivien Leigh, siempre en busca de la elusiva perfección en todos los aspectos de su vida y trayectoria profesional, que poco a poco se fueron tiñendo de tristeza.
Dado que es de los primeros libros que se refiere sin tapujos al trastorno bipolar que sufrió la actriz, la balanza se inclina peligrosamente hacia el sensacionalismo en algunas ocasiones (Olivier se quejó precisamente de ello cuando se publicó el volumen de Edwards), y la faceta de novelista de la autora corre el riesgo de convertir una historia real en un melodrama, con sus "buenos", sus "malos", sus "triunfos y tragedias"... pero no deja de ser un buen añadido a la biblioteca de cualquier Windie o admirador de la actriz.
2 comentarios:
Yo, por lo menos, soy un enamorado de ella...Es lamentable lo de su trastorno, sin duda
A mí lo de los electroshocks me pone la carne de gallina... Menos mal que la Medicina ha avanzado bastante en el diagnóstico y tratamiento de este tipo de dolencias.
Debió de ser muy duro para Vivien y todo su entorno. Y es muy bonito ver películas caseras con ella y sus nietos, por ejemplo, y atisbar todavía la sonrisa que le prestó a Escarlata.
Saludos
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