El director artístico es el responsable del aspecto visual de una película y el encargado de dar el visto bueno al trabajo de los diseñadores y constructores de decorados, que están a sus órdenes y deben plasmar sus concepciones, acordadas con el director y el productor.
Lyle Wheeler, nacido el 12 de febrero de 1905, era un maestro en su oficio y, dadas las características de Lo que el viento se llevó, estuvo medio peldaño por debajo de William Cameron Menzies, a quien secundó eficazmente en todo aquello relativo a los decorados.
Lyle Reynolds Wheeler estudió arquitectura, y trabajaba como ilustrador de revistas y diseñador industrial cuando entró en contacto con el cine a mediados de los años 30, cuando Selznick lo reclutó para su nuevo estudio.
Obtuvo el Oscar en cinco ocasiones y participó en más de 400 películas, que abarcan un período de casi cincuenta años de la historia del Séptimo Arte. En 1944 fue nombrado director artístico principal de la 20th Century-Fox, donde llegó a jefe del departamento artístico.
Se retiró a mediados de los años 70 y sufrió serios problemas financieros que le dejaron incluso sin hogar, aunque Wheeler echó más de menos sus cinco estatuillas, que perdió al no poder pagar la factura del almacén donde las guardaba. Alguien las adquirió junto con otros enseres, sin saber lo que se guardaba en aquella caja de cartón hasta que la abrió, y Bill Kaiser, un admirador de Wheeler, consiguió recuperar, a costa de sus ahorros, un Oscar del quinteto (el logrado por The Diary of Anne Frank (El diario de Ana Frank, 1959) y se lo regaló al legendario director artístico poco antes de su muerte en 1990.
David Copperfield (David Copperfield, 1935), The Garden of Allah (El jardín de Alá, 1936), The Prisoner of Zenda (El prisionero de Zenda, 1937), Intermezzo (Intermezzo, 1939), Rebecca (Rebeca, 1940), Laura (Laura, 1944), Anna and the King of Siam (Ana y el rey de Siam, 1946), Leave Her to Heaven (Que el cielo la juzgue, 1946), The King and I (El rey y yo, 1956)… por citar sólo unas pocas, dan prueba de su talento, en blanco y negro y en color, de la Inglaterra dickensiana al Siam más opulento que el cine pueda imaginar, sin olvidar el austero cine negro, el espacio exterior o el Oeste.
Música de Película: Gladiator II
Hace 1 hora
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