miércoles, 18 de febrero de 2009

A la caza del gazapo (XXV)

Las dos ediciones en español de la novela de las que disponemos nos ofrecen algunas desviaciones curiosas del original en inglés de Lo que el viento se llevó, no tanto por la traducción o el estilo empleado en la traslación de un idioma a otro, que pueden tener su lógica (como hacer que los personajes negros hablen un perfecto castellano a pesar de que la autora se desvivió por plasmar los diferentes dialectos y luchó con denuedo para que se mantuvieran así en la edición de Macmillan), sino porque aparecen pequeños añadidos o supresiones que rozan la categoría de gazapo.

La esclavitud despojaba al individuo de su libertad, su identidad y su nombre; lo convertía en un objeto intercambiable, sujeto a la compra y a la venta. A través de las páginas de GWTW vemos que era costumbre que la esclava encargada de las labores culinarias, bien en la plantación o en la ciudad, fuera conocida simplemente como Cookie (cocinera), de la misma manera que las nodrizas pasaban a ser simplemente Mammy en la mayoría de los casos.

En el original, en el capítulo IV, la familia O’Hara y los esclavos de la casa se reúnen en el salón para los rezos nocturnos, y Margaret Mitchell pasa revista a la servidumbre:

“… Rosa and Teena, the maids, graceful in their spreading bright calicoes, Cookie, gaunt and yellow beneath her snowy head rag, and Jack, stupid with sleep…”

Veamos la traducción:

“…Rosa y Teena, las doncellas, muy graciosas con sus amplios vestidos de percal de vivos colores; Cora, la cocinera, delgada y pálida bajo el pañuelo blanco que le cubría la cabeza, y Jack, agotado por el sueño…”

No hay en la versión en inglés ninguna mención al nombre propio de la cocinera de Tara. ¿De dónde habrá salido ese “Cora”?

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