Los festejos que se organizaron en Atlanta para el estreno de Lo que el viento se llevó (diciembre de 1939) transcurrieron sin apenas incidentes, algo muy difícil de conseguir debido a la aglomeración de gente que se dio cita en la capital de Georgia.
Las fuerzas vivas de la ciudad pusieron todo de su parte, y tanto el ir y venir de personalidades de la estación y el aeropuerto al centro, con el hotel Georgian Terrace como punto de reunión, como las variadas recepciones y excursiones, citas con la prensa, el baile patrocinado por la Junior League y el estreno en sí mismo salieron a pedir de boca.
Pero siempre hay pequeñas historias que contar, y no siempre son gratos recuerdos. Que se lo pregunten a la señorita Georgia Holbeck, que pasó un mal rato en el baile por el descuido de alguien: su vestido se vio envuelto en llamas, bien por un cigarrillo mal apagado o una cerilla arrojada al desgaire; la joven sufrió quemaduras de gravedad, aunque la rápida intervención de su acompañante, que le echó su abrigo encima, evitó una desgracia mayor. Georgia se recuperó… y contrajo matrimonio unos años después con su salvador.
No podemos evitar encontrar un eco de GWTW en este percance, ya que nos recuerda el momento de la novela en que Escarlata advierte que un soldado visitante ha descargado su malhumor en la cocina de Tara y el fuego amenaza con extenderse por la casa. Escarlata emprende febrilmente las labores de extinción y está a punto de fenecer de no ser por la providencial y contundente ayuda de Melania.
Crítica ‘Blitz’ (2024)
Hace 1 hora
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