Las raíces irlandesas de Margaret Mitchell y de la protagonista de su novela, hija de un irlandés del Condado de Meath que puso a su plantación el nombre de la última sede de los reyes irlandeses, no fueron credenciales suficientes para que la censura dublinesa hiciera la vista gorda y permitiera que Lo que el viento se llevó se estrenara tal y como Selznick la había entregado a los distribuidores, con las bendiciones de la Oficina Hays.
Los primeros espectadores irlandeses se perdieron todos los besos y abrazos entre Rhett y Escarlata, que fueron considerados demasiado apasionados para la sensibilidad de la época y de la población local y, por lo tanto, se suprimieron sin ningún miramiento, así como el parto de Beau y las referencias a la concepción de bebés.
Más de una docena de cortes, suficientes para convertir GWTW en algo incomprensible, como justamente clamaban los distribuidores, que, en un principio, se negaron a que tal engendro se proyectase. El censor no cedió ni un ápice y fue la versión expurgada la que llegó a las pantallas.
martes, 17 de marzo de 2009
Los besos que el viento se llevó
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