Ya hemos hecho alusión en algún otro momento al equipo encargado de dar al vestuario de Lo que el viento se llevó (y de otras muchas películas) el aspecto deteriorado que la guerra y la penuria exigían. Incluso los modelos de los actores principales pasaban por un tratamiento inclemente en manos de estos especialistas, que estaban siempre experimentando con instrumentos variopintos y fórmulas extrañas para lograr el efecto deseado.
Hasta nosotros ha llegado una de las recetas que empleaba el experto Bill Durant cuando se ponía a la tarea de destrozar, literalmente, las impecables creaciones de sus compañeros diseñadores, sastres y costureras, y que utilizó en cantidades industriales durante el rodaje de Gone With the Wind: además del abridor de botellas de cerveza que ya hemos citado, los trajes y vestidos recibían una buena ración de pulverizaciones de una combinación de aceite de linaza, tierra de sombra quemada, negro de humo, esteatita y secante rápido para pintura.
Las “armas” de Mary Madden, otra de las personas cuya misión era envejecer convincentemente las prendas y cuyo nombre nos ha llegado, eran, entre otras, cuchillos, papel de lija, peines con puntas de acero…
lunes, 16 de marzo de 2009
Los dejaban como viejos
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2 comentarios:
Son técnicas que aún hoy siguen siendo habituales para ambientar la ropa. Desde luego no es de extrañar que tras este maltrato (unido al poco interés que se presta al vestuario cuando queda como pieza de almacén)se conserven tan pocas piezas de los vestuarios originales de películas como esta. Es realmente una pena que no se tengan en consideración como piezas cinematográficas de museo.
Saludos
Fran
Supongo que era (y seguirá siendo) cuestión de ahorrar costes... y espacio.
En GWTW, algunos de los modelos de los personajes principales todavía se conservan, en todo o en parte, en diferentes museos o en colecciones privadas; el resto volvió a Western Costume (donde los fondos se cuentan por millones) para seguir prestando servicio durante décadas.
Mucho se ha perdido, en efecto, pero siempre nos quedan bocetos, descripciones y las propias películas, donde los vestidos siguen luciendo tan esplendorosos como el primer día...
Saludos
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