Aunque no podamos imaginarnos la plantación de los O’Hara con otro nombre que no sea Tara, lo cierto es que Margaret Mitchell había optado por otra denominación en un principio.
Fontenoy Hall tiene también un eco irlandés, pero más cercano en el tiempo que la ancestral colina, y quizás la escritora pensó que sonaba demasiado ampuloso para la poco geométrica casa que habían construido los esclavos a las órdenes de Gerald.
Como apunta O’Connell, la palabra Tara remite casi de inmediato al poema de Moore The Harp that Once Through Tara's Halls, por lo que "Hall" estaría implícito, y así se asemeja también a los nombres de las plantaciones cercanas, también de un solo vocablo (exceptuando Doce Robles).
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