Margaret Mitchell afirmó varias veces que los personajes y muchos de lugares que aparecen en Lo que el viento se llevó no tuvieron jamás una existencia real; algunos de los acontecimientos de las vidas de Escarlata, Rhett y compañía fueron inventados o inspirados por hechos vividos por otras personas que la escritora conocía o de las que había oído hablar.
Tampoco existieron nunca Doce Robles o Tara, pero no cabe duda de que Mitchell describió tan fielmente la arquitectura y la topografía de la región que los lectores no pueden creer que tales edificios sólo fueron fruto de su imaginación y de su memoria para los detalles, y que las mansiones de los Wilkes y los O’Hara no pueden encontrarse en ningún mapa.
El condado de Clayton, en Georgia, alberga, lógicamente, el mayor número de supuestas Tara y Doce Robles, porque allí transcurre gran parte de la novela y es de suponer que Margaret tomó buena nota de las características de las viejas mansiones para su creación.
A quince millas al sur de Atlanta, en Jonesboro, se encuentra hoy Stately Oaks, que presume de haber inspirado a la escritora. Para que esta auténtica casa de los tiempos de antes de la Guerra Civil pudiera ser preservada y admirada en condiciones, se trasladó hace unos años al Margaret Mitchell Memorial Park desde su ubicación original.
Sus columnas blancas y su aire helénico nos recuerdan más a Doce Robles que a Tara, pero no vamos a ser nosotros los que discutamos con los vecinos de Clayton County… y menos cuando nos cuentan la historia de Rebecca McCord, que quedó a cargo de la plantación durante la guerra mientras su esposo estaba en el ejército y que tuvo que hospedar a algún que otro soldado de ambos bandos.
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