lunes, 23 de junio de 2008

El viento en los tribunales

Tras la publicación de Lo que el viento se llevó en 1936 y hasta su muerte en 1949, Margaret Mitchell dedicó gran parte de su tiempo a proteger sus derechos como autora y a intentar que nadie sacara provecho indebido de su obra.

Sus esfuerzos sirvieron incluso para que Estados Unidos cambiara su política sobre derechos de autor al adherirse a los convenios internacionales. Mitchell persiguió las ediciones piratas de GWTW, trató de desenredar el jaleo que se había montado en muchos países durante la guerra, presentó demandas contra obras teatrales montadas sin su permiso… y dejó a sus herederos no sólo una mina de oro en forma de libro, sino su propio celo exacerbado por proteger sus intereses.

Los propietarios de los derechos de Gone With the Wind no dejan pasar ni una… pero no ganan siempre. Vemos un ejemplo:

Régine Deforges, escritora francesa autora de la novela La Bicyclette Bleue (La bicicleta azul), fue condenada a pagar dos millones de francos (400.000 dólares) a los herederos de Margaret Mitchell, además de sufrir la prohibición de la edición y explotación de su obra. La sentencia se hizo pública en diciembre de 1989, después de que el Trust Company Bank, entidad que poseía los derechos de GWTW, entablara una demanda dos años antes.

Aunque Deforges había indicado que se había inspirado en la novela de la señora Marsh y su intención era recrear Lo que el viento se llevó, las primeras cien páginas del primer tomo, publicado en 1982, fueron las que provocaron la acción judicial por parte de los herederos de la escritora americana.

La sentencia consideraba que existían muchas similitudes “en la intriga novelesca general, el plan del relato, la progresión dramática, las características físicas y psicológicas de los principales personajes, las relaciones que mantienen entre ellos, los trazos característicos principales de ciertos personajes secundarios, un gran número de situaciones características y los resortes dramáticos a los que obedece la acción”.

Pero los tribunales aceptaron el recurso de la escritora francesa unos meses después, pues consideraron que La bicicleta azul era una obra literaria original que, a pesar de tener un comienzo muy similar a GWTW, se desviaba después por completo de la novela de Mitchell.

El libro ya era un campeón de ventas en su país y había sido traducido al inglés en aquellas fechas. La adaptación al cine quedó en suspenso por estas peripecias en los tribunales, pero al final La bicicleta azul se convirtió años después en una miniserie. La acción transcurre en la Francia ocupada, y la Segunda Guerra Mundial es el telón de fondo de la historia de amor.

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