No hubo mucho tiempo libre para nadie durante el rodaje de Lo que el viento se llevó, así que el ocio era un bien preciado y los domingos, el único día en el que no se trabajaba, un tesoro que la mayoría utilizaba para intentar recuperarse de las jornadas intensivas que se hicieron habituales cuando Fleming y Wood empezaron a compartir la dirección.
El recuento oficial nos dice que Leigh contabilizó 125 días de rodaje, Gable 71, de Havilland 59 y Howard 32.
No sólo la MGM tenía prisa por contar con la película terminada y empezar a recaudar beneficios; también Selznick necesitaba que su personal se pudiera dedicar cuanto antes al resto de proyectos de la productora y acabar GWTW para poder devolver los préstamos.
Vivien Leigh, que echaba de menos a Olivier, no estaba a gusto con la dirección de Fleming y se estaba hartando de su personaje, se prestaba voluntaria a rodar una secuencia tras otra por muy cansada que estuviera.
Además, acudía muchos domingos a la casa de George Cukor, no para descansar, sino para recibir indicaciones sobre cómo interpretar a Escarlata, que el primer director de Gone With the Wind le prestaba gustoso y que ella ponía en práctica en los platós. Todo ello, claro, en el más profundo secreto.
Pero resulta que también Olivia de Havilland hacía lo mismo: ambas actrices visitaban a Cukor en sesiones dominicales y no supieron nada de ello hasta tiempo después, para regocijo de los tres implicados y, sin duda, en beneficio de la película. Un día Leigh se lamentó ante Fleming de que no le hacía ningún comentario sobre cómo estaba quedando y Victor le respondió que no hacía falta ninguna indicación porque Vivien lo estaba haciendo de maravilla.
Toda una suma de talentos.
martes, 3 de junio de 2008
Vivien y Olivia juegan al escondite
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