Escarlata debía empezar la película tal y como Margaret Mitchell describía su atuendo en la novela: con el vestido que luego lleva a la fiesta en Doce Robles.
Pero Selznick pensó que sería mejor reservar esta creación de Plunkett para las secuencias posteriores, y, además, quería acentuar la inocencia de la joven Escarlata al comienzo de la historia. Por eso, aunque en los primeros planos rodados de Lo que el viento se llevó Vivien Leigh lucía el vestido de la barbacoa, el productor encargó a su diseñador de vestuario que le proporcionara “algo virginal” para volver a filmar la escena del porche, el encuentro con Gerald y la oración en familia.
El coste de esta adición al guardarropa de Escarlata O’Hara fue de 300 dólares y dio como resultado un magnífico modelo: El cuerpo está formado por diferentes bandas de muselina blanca que se alternan, porque unas llevan bordados crewel en forma de pétalos; el escote en forma de “v” (muy apreciado por Plunkett) llega hasta la falda y se abrocha con 23 botones de la misma tela; las mangas son cortas y abultadas y están rematadas con encanje blanco, con tres frunces también rematados del mismo modo.
La falda es amplia, de muselina blanca, con ocho volantes escalonados, cada uno de ellos bordeado de encaje. En la cintura, un banda de terciopelo rojo con una hebilla de hueso blanco. Escarlata lleva un alfiler en el cuello que lo mantiene levantado, y se adorna la cabeza con dos lazos de terciopelo rojo.
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