Los magníficos jardines de Doce Robles que vemos en Lo que el viento se llevó no estaban en Georgia, sino en Pasadena, California, a unos cincuenta kilómetros de Los Angeles.
También se los ha llevado el viento: Ya no existe como tal el lugar de rodaje de exteriores de cintas como Las aventuras de Robin Hood (el concurso de tiro), Ciudadano Kane, Murieron con las botas puestas o Sucedió una noche (tampoco aquí Gable alcanza apenas a pisar el césped de la opulenta mansión del padre de Ellie, como tampoco hay metraje oficial de Rhett en los jardines de la casa de los Wilkes).
Durante los años 20, 30 y 40 Hollywood enviaba a menudo sus segundas unidades a rodar a los jardines de la casa construida por Adolphus Busch, cofundador del imperio cervecero Anheuser-Busch. Era la “casa de invierno” de la familia y sus jardines sobre el cañón Arroyo Seco se extendían por kilómetros de senderos entre fuentes, estanques, decenas de especies vegetales y animales y esculturas de personajes de cuentos clásicos. El diseño se encargó alrededor de 1903 al arquitecto Robert Fraser.
Los Busch Gardens fueron parcelados y vendidos en 1941, después de que se ofrecieran a la ciudad para parque público en dos ocasiones, pero el gobierno local de Pasadena decidió no tomar ese acuerdo.
Los terrenos donde Escarlata coqueteaba con un puñado de pretendientes, con la vista fija en Ashley y Melania, que paseaban su amor y sus temores de perder su mundo están hoy ocupados por propiedades privadas, aunque guardan vestigios de aquel conjunto que era toda una atracción turística, hasta el punto de que el ferrocarril les dedicó una parada propia.
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