sábado, 19 de julio de 2008

Isabel Jewell, Emmie Slattery

Una de las últimas incorporaciones al reparto de personajes “con frase” de Lo que el viento se llevó, Isabel Jewell, que había nacido en Wyoming el 19 de julio de 1909, supo sacar el mejor partido de su breve papel de Emmie Slattery.

Habíamos oído hablar de Emmie y su relación con Wilkerson al principio de la película, pero no la vemos hasta que el antiguo capataz de Tara se presenta en la plantación para decirle a Escarlata que tiene intenciones de quedarse con la propiedad, ya que sabe que los O’Hara no podrán hacer frente a los impuestos. Emmie acompaña a Wilkerson, luciendo una rechamante creación de Plunkett que da perfecta idea de que su mejora económica no ha tenido influencia en sus gustos.

Emmie le planta cara a Escarlata con toda la energía de alguien que sabe que tiene la sartén por el mango y ha estado incubando resquemor durante largos años; Isabel podía ser de estatura reducida (medía un metro y medio), pero se crecía cuando el papel lo requería; siempre se quejó de su escasa talla impedía que los directores y encargados de reparto le concedieran mejores cometidos, en un cine plagado de galanes que sobrepasaban el metro ochenta.

De las compañías de repertorio había pasado a Broadway en 1930, donde alcanzó el éxito con Blessed Event y viajó a Hollywood para intervenir en la adaptación al cine de la obra, en 1932.

Pronto se convirtió en una actriz con gran demanda, bajo contrato con la MGM y con numerosos préstamos a otros estudios, y tuvo trabajo estable durante los años 30 y 40, pero su buena estrella empezó a declinar a finales de esta década y sus películas se espaciaron.

Más adelante llegaron papeles en episodios televisivos y algunos escarceos en los juzgados por pagar con cheques sin fondos en dos ocasiones o conducir bebida, malas decisiones financieras y su muerte en 1972.

Además de por su buen corazón, conviene recordar que Isabel recibió sus mejores críticas por su intervención en Lost Horizon (Horizontes perdidos, 1937), y estuvo también en los momentos finales de A Tale of Two Cities (Historia de dos ciudades, 1935), predijo ciertos acontecimientos en The Leopard Man (El hombre leopardo, 1943), fue la hermosa forajida Belle Starr en Badman’s Territory (1946), recibió la ayuda de un ángel en The Bishop’s Wife (La mujer del obispo, 1947), compartió pabellón psiquiátrico con Olivia en The Snake Pit (Nido de víboras, 1948)…

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