Todo fenómeno, clásico o acontecimiento popular es terreno abonado para la parodia, la sátira y la caricatura; puede decirse tal vez que algo se convierte en clásico cuando da origen a toda una panoplia de versiones e imitaciones.
Lo que el viento se llevó no ha podido librarse de generar una buena ración de obras que toman la novela de Margaret Mitchell como punto de partida y nos muestran la vida de Escarlata O’Hara, su familia y conocidos, desde un punto de vista diferente… e irreverente en muchas ocasiones (con el consiguiente berrinche de los gestores de la herencia).
Cathy E. Crimmins y Thomas Maeder consideraron que Mitchell se había dejado en el tintero lo más sabroso de los pensamientos íntimos de Escarlata, y eso que en la novela original la hija de Gerald no se muerde la lengua a la hora de criticar a los demás, calificar un comportamiento ajeno o despreciar todo aquello que sus contemporáneos consideran de lo más sagrado. The Private Diary of Scarlett O’Hara intenta llenar esos huecos.
El libro está lleno de humor de todos los colores, por lo que es aconsejable tener a mano la botella para los desmayos de tía Pitty por si algún lector encuentra ofensivos algunos de los párrafos o concluye que se trata de un atentado contra la dignidad de GWTW.
Pero el libro de Mitchell no necesita que nadie lo conserve entre algodones, a estas alturas, y este “diario secreto”, con sus invasores que nada tienen que ver con los norteños, sus revelaciones a lo culebrón, alusiones sexuales por doquier, los pluriempleos de Melania y Escarlata… nos hace por lo menos esbozar una sonrisa de vez en cuando, que es algo más de lo que se puede decir de cierta nefanda miniserie...
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