La avaricia de Escarlata, dispuesta a no quedarse jamás sin dinero otra vez, se nos muestra en una sucesión de secuencias muy breves, pero todas ellas con su vestido correspondiente, para confirmar que el armario de la señora Kennedy vuelve a estar repleto; después de todo, la guerra ha terminado y hay que pagar al contado, como se indica en el cartel de la tienda, donde Melania intenta, sin éxito, que su cuñada sea un poco más flexible con los pobres ciudadanos de Atlanta, escasos de capital.
Para este momento, Plunkett diseñó un modelo del que sólo vemos la parte superior, ya que Escarlata está detrás del mostrador contando sus billetes. El vestido es de muselina roja, con botones en el centro del mismo material y color. El cuello, de muselina blanca.
Recordemos que el “código” para el empleo del rojo en el vestuario de Escarlata era la pasión; aunque en la mayoría de los casos está reservado para la pasión amorosa, bien podemos entender que en esta instancia de Lo que el viento se llevó se pretende sugerir la desaforada querencia de la protagonista por el efectivo y el desafío a las normas establecidas (pues se veía con malos ojos que una mujer se dedicara a los negocios y, aún encima, que disfrutara con ello y tuviera éxito).
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Hace 57 minutos
2 comentarios:
No has comentado de este vestido, que solo se confeccionó la parte superior, pero que debajo lleva la enagua y el miriñaque, para que el movimiento de ella fuera más natural.
Un saludo.
Carlos
¡Faltaría más!: enaguas, miriñaque y lo que hiciera falta... y seguro que la parte inferior del vestido estaría a mano por si se les ocurría cambiar el ángulo de cámara.
¡Menudo era Selznick para permitir un momento zapatillasCarmenSevilla! ;-)
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