martes, 4 de marzo de 2008

Rojo para Escarlata

El rojo es un color que rivaliza con el verde en la novela. No en vano la tierra de Georgia del Norte, la de Tara, es de color rojizo, “la mejor tierra del mundo... aparte de la del condado de Meath, en Irlanda”. Para conseguir el tono adecuado en la película, W.C. Menzies, Lee Zavitz y Ray Klune usaron ladrillos pulverizados, que esparcieron por el decorado de Tara y Atlanta.

“Scarlett”, el nombre de la protagonista, no es más que una variación de “scarlet”, que equivale a “escarlata” en inglés, semejanza que recogieron acertadamente las versiones castellanas de novela y película.

Rojo es el cabello de los Tarleton y de Belle Watling (reforzado con el teñido).

Un intenso resplandor rojo envuelve a Escarlata y a Rhett en la secuencia de su primer beso cinematográfico, en el camino hacia Tara en plena huida de Atlanta. Selznick estuvo a punto de ordenar que volvieran a rodarla, porque no le gustaban aquellos tonos rojizos, pero se mantuvo sin cambios y ha llegado a convertirse en una de las más famosas imágenes de la película.

Las enaguas que Rhett regala a Mammy, como las hubiera deseado su vieja nodriza: almidonadas y rojas, para hacerle saber a Dios que había llegado al Cielo y que estaba, se supone, a su servicio para lo que quisiera mandar.

Walter Plunkett decidió utilizar este color en el vestuario para todo aquello que debía sugerir “aura de pecado”, lo que tuviera que ver con la pasión y la ruptura de las normas establecidas en cuestiones sentimentales; es lógico que así aparezca vestida Belle Watling, "esa mujer".

Escarlata emplea el rojo en todo o en parte en la despedida del permiso de Ashley, el vestido (que era verde en la novela) que Rhett escoge para ella para asistir a la fiesta de cumpleaños, la bata con la que baja las escaleras para encontrar a Rhett en plena borrachera, cuando convence a Ashley de que vaya a trabajar a Atlanta para ella y no a un banco en Nueva York, cuando revisa las cuentas de la tienda y se enfrenta a Frank...

También de color rojo era el interior del portafotos que guardaba la imagen de Ashley que Escarlata contempla a escondidas de su esposo.

La concepción visual de Menzies para dar unidad a la película tiene en el color rojo uno de sus puntales: evoca la sangre derramada en la guerra entre los Estados y también la pasión que consumía a los personajes principales.

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