Como John Marsh había cumplido a rajatabla con la voluntad de su esposa de que se quemaran sus documentos después de su muerte, Lo que el viento se llevó fue hasta 1995 la única ficción publicada con la firma de Margaret Mitchell (exceptuando sus trabajos periodísticos).
Pero ese año saltó la sorpresa: salía a la luz otro relato de la autora de GWTW, que había escapado del fuego devorador porque se encontraba entre los papeles de Henry Love Angel, un amigo de Margaret; el hijo de Henry descubrió el manuscrito, cartas y fotografías que Mitchell había enviado a su padre, en una caja olvidada durante años. Tras la sorpresa inicial, porque desconocía la relación entre ambos, se puso en contacto con el museo Road to Tara, que compró el material por unos 60.000 dólares.
Los herederos de Margaret y el Museo pensaron sacar el manuscrito a subasta entre las editoriales que quisieran publicarlo, pero Scribner’s, la firma sucesora de Macmillan, hizo valer sus derechos: en el contrato para Gone With the Wind Mitchell cedía también los derechos de su siguiente obra.
En esta ocasión la editorial abonó alrededor de un millón de dólares, sabedora de que habría mercado para aquel material.
Aunque no era precisamente la “siguiente obra” de Margaret Mitchell, ya que de hecho la escribió en 1916, en plena adolescencia, y ella misma había expresado con claridad que no tenía deseos de escribir o publicar nada más después de GWTW (y menos después de los muchos sinsabores que le reportó su exitosa novela), el 1 de mayo de 1996 salió a la venta Lost Laysen (Laysen, la isla perdida).
Interesante para los estudiosos y amantes de las curiosidades, la novela corta está acompañada de una selección de las fotos y cartas que estaban en poder de Angel. No es, por supuesto, Lo que el viento se llevó, pero en Laysen se encuentran algunos de los elementos que se concretarían con mayor fortuna en la historia de Escarlata O’Hara: una protagonista de fuerte personalidad, un sinvergüenza atractivo, un amor no correspondido, el honor… junto con un toque de aventura en los Mares del Sur y un atisbo de cómo pensaba en la segunda década del siglo XX una quinceañera a la que apasionaba la escritura pero que, probablemente, nunca habría permitido que se publicaran estas páginas.
viernes, 1 de mayo de 2009
El germen del viento
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