Uno de los deslices más famosos que podemos encontrar en Lo que el viento se llevó acontece en la secuencia en la que Melania y Escarlata atienden devotamente (bueno, la viuda Hamilton no tanto) a los heridos en un hospital de Atlanta.
Vemos a Vivien y a Olivia al pie del lecho de un soldado que cuenta a duras penas una anécdota sobre su hermano Jeff; las dos mujeres enrollan vendas, es de noche y la sala está muy poco iluminada. Tan poco, que parece mentira que se produzcan en la pared unas sombras tan enormes y más teniendo en cuenta el tamaño y la posición de la fuente de luz.
Y esas sombras tienen vida propia, porque sus movimientos no se corresponden en absoluto con los de las actrices que supuestamente debían originarlas…
Pero queda muy bonito…
jueves, 29 de mayo de 2008
A la caza del gazapo (XIII)
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