Al nuevo director le esperaba una semana movidita, ya que había que recuperar el par de días perdidos desde la marcha de Victor Fleming, que ya iba con retraso.
Para seguir la tradición de muchos de los implicados, Wood no había leído la novela, por lo que necesitó un curso intensivo sobre Gone With the Wind y su guión para ponerse al tanto, pero enseguida cogió las riendas de la producción, en la que se atribuyen 24 días de trabajo.
Selznick necesitaba a alguien experimentado, capaz de seguir indicaciones y de comunicarlas a los actores y de mantener la producción en marcha sin demasiados aspavientos, y Wood, que había bregado sin demasiados problemas con los hermanos Marx y tenía a punto de estrenar Goodbye Mr. Chips (Adiós, míster Chips, 1939), parecía la persona indicada, a pesar de su costumbre de rodar docenas de veces la misma toma.
Dado que la secuencia prevista (Escarlata y Melania se encuentran con Belle a la salida del hospital) debía rodarse por la noche, Sam Wood no perdió el tiempo en su primer día al frente de Lo que el viento se llevó y pasó a los interiores para filmar la conversación de Ashley y Escarlata en el aserradero. Por la noche, otra incorporación al equipo, Ona Munson, tenía su primera escena con una Vivien Leigh y una Olivia de Havilland veteranas ya de tres directores. No fueron precisamente las actrices las que causaron problemas a Wood aquella noche.
jueves, 1 de mayo de 2008
Sam Wood releva a Victor Fleming
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