No es habitual que el propio autor dedique comentarios nada favorecedores a su obra; por muy modesto que sea, a menudo encuentra una manera de ser neutral, de no pasarse en las alabanzas al fruto de su trabajo sin espantar a los posibles lectores subrayando los defectos de los que pueda ser consciente.
Margaret Mitchell, que no esperaba entregar para publicación lo que luego sería Lo que el viento se llevó, no tenía en gran estima su historia:
“Tuve un momento de debilidad y escribí una novela”.
“Sólo son unas cuantas líneas que hablan de alguien enamorado de una persona casada, con cuatro blasfemias y un solo taco”.
“Es tan repugnante que me avergüenzo de él [el original]”.
"Apesta. Y no sé porqué me molesto con él [el libro], pero en algo tengo que pasar el tiempo”.
“Oh, es horrible y quiero tirarlo a la basura, pero John se pone furioso cada vez que lo digo”.
Y, respecto a la posibilidad de que la novela fuera adaptada al cine:
“No veo cómo puede ser convertida en una película, a menos que descarten todo el libro y Shirley Temple interprete a Bonnie, Mae West a Belle y Stepin’ Fechit a Tío Pedro.”
domingo, 25 de mayo de 2008
Mujer de poca fe
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