domingo, 4 de mayo de 2008

Madres ejemplares

Escarlata y Melania, los dos personajes femeninos más importantes de GWTW, tienen ideas muy diferentes sobre la maternidad, como corresponde al modelo que representan. Ya que hoy se celebra el Día de la Madre (en España)… seremos buenos y hablaremos de las madres “ideales” que encontramos en Lo que el viento se llevó.

Melania, siguiendo el ejemplo de Ellen O’Hara, la mujer tradicional destinada a ser esposa y madre, hace de la maternidad el centro de su vida, su objetivo último y su destino. Considera que traer niños al mundo es lo más importante y que es para ello para lo que ha sido creada. Su primer parto está a punto de mandarla al otro mundo, pero ella desafía los consejos de todos y desea con ansia aumentar la familia Wilkes; un nuevo embarazo le costará la vida y lo sabe, pero la da gustosa, una vez que ha confiado su hijo a Escarlata: primero se asegura el futuro de Beau, luego el de su marido.

Pero Melania extiende su manto maternal al resto de los personajes: Ashley es como un niño desilusionado cuando la pierde, la gente de Atlanta se arremolina a su alrededor en busca de consuelo, Rhett se confiesa en su regazo, Wade encuentra en ella el cariño y la atención que su madre olvida administrarle...

Hay otras madres en GWTW: Ellen, por supuesto, ejemplo y guía de Escarlata, compendio de todas las bondades y refugio de los necesitados de cuerpo y espíritu. Su hija mayor desea parecerse a ella, pero nunca tiene tiempo; deja “para mañana” el seguir el camino de las grandes damas y madres ejemplares y ese mañana nunca llega.

Ellen reina en Tara como la perfecta ama de casa, administradora de los bienes que su marido pone en sus manos para poder dedicarse a las “distracciones propias de los hombres” mientras la esposa se las entiende con un centenar de esclavos y el cuidado de una casa donde nunca faltan invitados y fiestas, sin olvidar la educación de sus hijas y la búsqueda de un marido adecuado para ellas. Ellen trajo al mundo seis hijos, y sus vecinas no se quedaban a la zaga: la señora Tarleton era madre de ocho, los Munroe, los Fontaine, los Calvert... son unos cuantos también.

Madres que, al contrario que Escarlata, tienen siempre tiempo para sus hijos y están dispuestas a traer al mundo uno más, aún en los duros tiempos de guerra y el posterior período de incertidumbre económica.
La boda era la meta de la educación de la mujer y la que no conseguía la protección de un hombre y, por lo tanto, no cumplía con su destino de procreación, era mirada como una traidora. Suellen O’Hara, India y Honey Wilkes, son ejemplo de aquellas que veían cómo pasaban los años sin que la esperada boda se viera próxima, lo que amargaba su carácter y hacía más pronunciados sus rasgos negativos.

La soltería sólo era bien mirada en el caso de las señoras de edad, como Pitty, (que aun así alguna vez tuvo que ser joven y pasar por la “humillación” de no ser cortejada o no recibir proposiciones), que suelen desempeñar también un papel maternal, como acompañantes de jóvenes solteras o con el marido ausente.

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