La reciente conmemoración del centenario del nacimiento de Bette Davis (una de las Escarlatas fallidas, por cierto) sirvió para recordarnos una vez más la figura de una gran actriz y su turbulenta personalidad.
Entre los actos que se organizaron para honrar la memoria de Bette, que ya no está con nosotros más que en sus películas, la Academia de Hollywood reunió el pasado 1 de mayo a muchos compañeros de profesión en el Samuel Goldwyn Theatre; esa celebración nos ha permitido ver de nuevo a Olivia de Havilland, la inolvidable Melania de Lo que el viento se llevó, que compartió pantalla con Bette en varias ocasiones, bregó como ella contra la tiranía de la Warner y forjó una duradera amistad con la intérprete de Jezabel.
Olivia no se deja ver muy a menudo (a fin de cuentas, ya no es la adolescente de El sueño de una noche de verano), pero no cabe duda de que es historia viva del Hollywood clásico… y ojalá lo siga siendo muchos años más. Siempre es un placer saber que aún tiene energías para sostener un micrófono.
El presentador del acto, Robert Osborne, estaba hablando de Canción de cuna para un cadáver, de la que se ofrecieron algunas imágenes, y comentó: “A Olivia de Havilland le hubiera gustado estar aquí… ¡y aquí está!” Esa aparición sorpresa mereció una ovación de los asistentes, puestos en pie, que Olivia agradeció con su simpatía habitual antes de contar algunos de sus recuerdos de su trabajo con Bette. Cuando la invitada sorpresa terminó su intervención, recibió otra sentida ovación cuando abandonaba el escenario.
EL CÍRCULO PERFECTO
Hace 36 minutos
0 comentarios:
Publicar un comentario