viernes, 10 de octubre de 2008

27 vestidos

Una de las discusiones bizantinas que entretienen desde hace décadas a los Windies es intentar encontrar la respuesta definitiva a cuántos ejemplares se confeccionaron del vestido con el que Escarlata O’Hara se pasa buena parte de Lo que el viento se llevó.

Algunas subdivisiones de esta disciplina no reconocida académicamente abarcan la investigación acerca del número de modelos que realmente vemos en la pantalla, qué modificaciones experimentan y en qué orden aparece cada uno.

Vemos por primera vez el modelo en cuestión en la secuencia en la que Escarlata y Melania atienden a los heridos en el hospital; luego lleva un vestido diferente durante la escena de “la amputación” y la evacuación, pero después Escarlata ya no se cambia de modelo hasta que decide renovar su vestuario a costa de las cortinas de su madre.

Eso suma, día arriba, día abajo, dos años, desde finales de 1863 a principios de 1866, lo que supone que los rigores de la guerra dejaron reducido su guardarropa a un solo vestido, cuyo deterioro es evidente a lo largo de esas secuencias (huye del fuego en una noche calurosa, viaja hasta Tara atravesando el campo de batalla, se encuentra la plantación desolada, trabaja en el campo y en la casa…)

Lógicamente, el rodaje de Lo que el viento se llevó no podía esperar a que el vestido se fuera cayendo a pedazos y menos si tenemos en cuenta que las tomas se filmaban sin orden cronológico. Por eso había que contar con diferentes ejemplares en distinto estado de deterioro; todos ellos fueron nuevos en algún momento, y fue el buen hacer del equipo de vestuario el que consiguió el envejecimiento preciso en cada caso.

Además, cada una de las especialistas y dobles de luces tenía que llevar por lo menos un vestido, más los que debían estar en reserva por si sucedía algún imprevisto y para los retakes que pudieran necesitarse de inmediato o más adelante…

Walter Plunkett señala que se confeccionaron 27 ejemplares idénticos, que luego se modificaron según lo necesario para cada secuencia y se colocaron por orden en el perchero correspondiente. A partir de aquí es cuando empiezan las conjeturas sobre cuál es cuál y quién, cómo, cuándo y dónde llevó cada vestido. La mayoría de las fuentes coinciden en que Vivien Leigh se puso cinco modelos diferentes, pero hay discrepancias a la hora de citar el número de copias que se hicieron.

Así que nos espera algo de diversión mientras dedicamos unas cuantas líneas al modelo que se convirtió en la “armadura” de Escarlata, pues, aparte de mostrar las privaciones por las que atraviesa, la cubre en los momentos más dramáticos de la primera parte y del principio de la segunda, cuando se forja su definitivo carácter de superviviente.

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