El archivo de Selznick debe de guardar una carta de Vivien Leigh al productor en la que, entre otras cosas, le transmitía los sentimientos de Winston Churchill tras haber asistido a la proyección de Lo que el viento se llevó. El primer ministro inglés describió así su experiencia:
“I have been reduced to a pulp. There isn’t a bone left in my body. Thank God, I can now get back to my own war.”
(“Estoy hecho un guiñapo. No me queda un hueso sano. Gracias a Dios, ahora puedo volver a mi propia guerra.”)
Churchill echó una mano en la siguiente película inglesa de Vivien Leigh, That Hamilton Woman (Lady Hamilton, 1941) y la vio más de 80 veces; es de suponer que muchas de ellas durante “su” guerra.
viernes, 2 de enero de 2009
Se le pasará por la mañana
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