viernes, 2 de enero de 2009

Se le pasará por la mañana

El archivo de Selznick debe de guardar una carta de Vivien Leigh al productor en la que, entre otras cosas, le transmitía los sentimientos de Winston Churchill tras haber asistido a la proyección de Lo que el viento se llevó. El primer ministro inglés describió así su experiencia:

“I have been reduced to a pulp. There isn’t a bone left in my body. Thank God, I can now get back to my own war.”
(“Estoy hecho un guiñapo. No me queda un hueso sano. Gracias a Dios, ahora puedo volver a mi propia guerra.”)

Churchill echó una mano en la siguiente película inglesa de Vivien Leigh, That Hamilton Woman (Lady Hamilton, 1941) y la vio más de 80 veces; es de suponer que muchas de ellas durante “su” guerra.

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