domingo, 17 de febrero de 2008

"Kiss me, Scarlett" (I)

Los protagonistas de la historia de Lo que el viento se llevó intercambian diversas manifestaciones de afecto en la medida en que la moral de la época que vivían lo permitía.

Tampoco Margaret Mitchell va mucho más allá de besos, abrazos, latidos apresurados de corazón y suaves contactos de manos cálidas para describir la pasión amorosa entre el triángulo Ashley-Escarlata-Rhett; ni el Código de Producción de la Oficina Hays habría dejado pasar nada que pudiera ofender la moralidad de las Ligas de Decencia, que eran quienes en realidad decidían lo que el público cinematográfico estaba preparado para ver y lo que debía mantenerse oculto, por obvio que fuera.

Por lo tanto serán breves besos y abrazos lo que encontramos en GWTW, y destacamos los más significativos.

Debido a su educación y a la efímera relación mantenida con su primer marido, lo máximo que Escarlata desea de Ashley es un beso, puesto que Ellen le ha enseñado, y ella misma ha comprobado, que “la pasión es para los hombres”, sin darse cuenta de que las tímidas aproximaciones de Charles demostraban tanta inexperiencia como la que podía tener ella.

El valor que Escarlata da a los besos es, sin embargo, relativo: está dispuesta a dejarse besar por Rhett en pago del sombrero de París, y abriga la secreta esperanza de que de ese modo él se enamore de ella de la tonta forma que sus otros pretendientes, para tenerlo así en su poder y hacerle pagar sus impertinencias, además de conseguir que continúe llevándole regalos. Pero Rhett lee sus pensamientos y se guarda mucho de seguirle el juego. En la novela le roza con suavidad cosquilleante la mejilla; en la película, ni siquiera eso.

En la novela, el beso que Ashley deposita en la mano de Escarlata a su vuelta de Europa, que entraba dentro de la cortesía más elemental, se añadirá a los demás detalles que hacen que la joven se enamore con locura de Wilkes aquella tarde.

Ashley, caballero hasta en los momentos más críticos, vuelve a besar la mano de Escarlata antes de salir de la biblioteca de Doce Robles, después de que entre ellos se haya desarrollado una escena bastante íntima. Un detalle que se suprimió en la producción cinematográfica.

En la boda de Escarlata con Charles también Ashley besa a la novia, así como en el momento de marchar a la guerra, en esta ocasión a instancias de Melania: “Debes besar a Escarlata, Ashley. Ahora es mi hermana”. Un beso que Ashley concede con labios fríos y que Escarlata no recibe con alegría, porque había sido sugerencia de su cuñada. Una falta de entusiasmo por ambas partes que también se refleja en la película: el rostro de Vivien Leigh indica “lo que pudo haber sido y no fue”; Leslie Howard se las compone para expresar algo así como “pasemos por este trago con la cabeza bien alta”.

El permiso de Navidad de Ashley permite que una vez más bese la mejilla de Escarlata, que olvida las frases de bienvenida que tenía preparadas y se lamenta luego de no haber estado a solas con él, creyendo que en ese caso el beso hubiera sido en los labios. Un beso que Selznick y su equipo tampoco incluyeron.

En el momento de la despedida, al final de ese permiso, Ashley comienza por dar un beso en la frente a Escarlata, después de haberla asustado con sus premoniciones de derrota. Él se conformaba con eso, pero la joven le dice: “Bésame... Bésame para decirme adiós”, y Ashley está a punto de dejarse llevar por sus emociones, aunque se recupera a tiempo y permite que el momento pase y en su rostro se dibujan la vergüenza, la desesperación y el amor. Lo mismo acontece en la película.

Les será más difícil reprimirse mucho tiempo después, en el huerto de Tara. Entonces, sólo el honor impedirá que Ashley acceda a los deseos de Escarlata de huir a cualquier otro lugar. Retumba en los oídos de Escarlata un ruido como del océano rompiendo contra acantilados, mientras los labios de ambos se oprimían durante un instante y Ashley sentía que la fuerza de la que él carecía y que Escarlata desbordaba se traspasaba a su interior. Lo que había comenzado como un beso de consuelo, y así lo vemos en la pantalla, se convierte en un abrazo y en bocas unidas. Escarlata le pide que le diga que la quiere. Él se resiste, pero acaba confesando que sí, pero que es inútil, porque jamás abandonará a Melania y a su hijo.

Un abrazo afectuoso, de amigos que han atravesado juntos tragos amargos, es todo lo que sucede entre ellos en el aserradero y, sin embargo, es esta acción cariñosa y desprovista de toda pasión la que sorprende India y que da pie a consecuencias desagradables para todos.

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