lunes, 24 de junio de 2019

Que no falte en la estantería

Que la librera no dude en ofrecerte una recomendación de un libro que ya supera los 80 años es casi una rareza en el día de hoy, en el que algunos pretenden venderte (y que leas) los últimos folios impresos por la industria y que giren sobre la magia, los enanos y...

La librera vuelve, en este caso, su atención hacia Lo que el viento se llevó, y sugiere su lectura... al menos una vez en la vida y aunque sea para compararla con la película que se realizó basándose en la novela de Margaret Mitchell.

Regina ExLibris nos detalla su preferencia por la obra de la confederada escritora en esta entrada del imperecedero blog que, parece, se llevó el viento poco a poco.

lunes, 17 de junio de 2019

Personajes (LIX)


Aunque su nombre de pila era Sarah Jane, desde muy joven era conocida como “Pittypat”, un apodo que su cariñoso padre le había puesto por sus piececitos incansables. Cuando la conocemos cuenta 60 años y el sobrenombre, con sus resonancias de algo grácil y ligero, ya no describe a la persona, una mujer pasada de peso que acostumbra llevar el corsé demasiado apretado, con lo cual la amenaza de un desmayo inminente se cierne siempre sobre ella, propensa a emocionarse por cualquier nimiedad. Infantil, despistada y generosa, nadie la toma en serio y mucho menos su esclavo Pedro, que la considerará una niña toda su vida.

La tía Pitty es una fuente de humor tanto en la novela como en la película, y la excusa de Rhett Butler para visitar a menudo la casa, un edificio de ladrillos rojos con techo de pizarra situado en el extremo norte de la ciudad. Esa ubicación y los materiales permiten que las tropas yanquis, al tomar Atlanta, dejen en pie la casa y, aunque maltrecha, sea habitable todavía.

El papel de la tía Pitty se lo disputaron la británica Cissie Loftus (1876-1943), veterana del teatro con esporádicas películas como East Lynne (F. Lloyd, 31) o The Old Maid (La solterona, E. Goulding, 39), y Josephine Hull (1886-1957) inolvidable tía de Cary Grant en Arsenic and Old Lace (Arsénico por compasión, F. Capra, 44) y hermana de James Stewart en Harvey (El invisible Harvey, H. Koster, 50), en tanto que las preferencias de Selznick recaían en un principio en Billie Burke (1885-1970), el hada del Norte de The Wizard of Oz (El mago de Oz, V. Fleming, 39) y viuda de Florenz Ziegfeld, pero al productor le pareció que no aparentaba la edad requerida y se decidió por Laura Hope Crews, seis años mayor.
 

lunes, 10 de junio de 2019

Amor por leer, leer por amor

Otra lista, otra propuesta en la que encontramos Lo que el viento se llevó; en esta ocasión se habla de "novelas de amor".

La colección de títulos incluye Orgullo y Prejuicio, Cumbres borrascosas, El amor en los tiempos de cólera y El doctor Zhivago... una colección que coloca a Margaret Mitchell en el conjunto de honor de escritores de los que, en un momento u otro, hemos disfrutado.

lunes, 3 de junio de 2019

Mirada crítica

Leemos “The End. Los mejores finales de lahistoria del cine”, por Iván Reguera. Página 334. Apéndice  “Los peores finales”:

Lo que el viento se llevó (1939) es una de las películas más taquilleras de todos los tiempos y también una de las más sobrevaloradas de la historia del cine.  Excesiva, desproporcionada, relamida, cursi. En fin, un culebrón interminable con una factura impecable y una producción que hizo historia. Se llevó una lluvia de Oscar y ha sido admirada generación tras generación. Todavía cosecha generosas audiencias en sus pases televisivos.

Al final de la película, Rhett Butler deja plantada a la chalada de Escarlata con el “Francamente, querida, me importa un bledo”, que no sé por qué se hizo tan famoso. El final, al que llegas dormido, es oscuro y pobre para una película tan pretendidamente colosal.”
 
No sabemos si Reguera llegó dormido al final de Gone With the Wind, porque la película no termina precisamente ahí, sino con el "Ya lo pensaré mañana" de la loca Escarlata... y con un poco más de luz al que se refiere. Pero sí nos consta porqué se montó tal barullo por el "damn" que pronunciaba Clark Gable en los años 40 del siglo XX.

THE END
 

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