viernes, 17 de septiembre de 2010

Scarlett y Rhett en sintonía

En 1936 la firma Sears Roebuck, conocida cadena de grandes almacenes y de venta por catálogo, celebraba su 50º aniversario con una serie de programas radiofónicos de una media hora de duración, bajo el título Sears Then and Now.

En el primer programa, que se emitió por la cadena CBS el 17 de septiembre de 1936, se dramatizan la invención del fonógrafo de Edison y su grabación de María tenía un corderito y el vuelo trasatlántico de Lindbergh, entre otras viñetas.

Además, Constance Bennett y Robert Montgomery interpretaron la escena en que Rhett propone matrimonio a Escarlata: era la primera vez que Lo que el viento se llevó llegaba a las ondas hertzianas.

La idea partió de la Selznick International y, probablemente al tratarse de un breve fragmento, no despertó las iras de la siempre vigilante Margaret Mitchell, que aún en 1949 recordaba que nunca había cedido los derechos para la radio o el teatro de GWTW y que no tenía intención de hacerlo.

martes, 2 de febrero de 2010

Cabellos y caballos

Además de comportar una nueva manera de planificar los ángulos y movimientos de las cámaras y la cantidad y colocación de las luces, el Technicolor también planteó problemas en los departamentos de decorados, maquillaje, peluquería y vestuario en aquellos primeros años, cuando la única forma de saber cómo iba a quedar un plano en pantalla era experimentar, dejarse guiar por los escasos "expertos", cambiar lo que se considerara necesario y volver a rodar la toma, a veces repetidas veces.

Lo que el viento se llevó no fue ajena a ese método, pues el nuevo sistema estaba todavía en mantillas. Tanto el equipo técnico con el artístico hicieron acopio de paciencia para enfrentarse al reto de la mejor manera: los hermanos Tarleton lucieron diversos tonos de rojo hasta que se encontró el adecuado; Ashley Wilkes se bajó un día del sillón de peluquería convertido en un rechamante pelirrojo y no el rubio amor de Escarlata.

Evelyn Keyes, rubia de toda la vida, se dejó teñir de castaña para interpretar a Suellen, pero no bien empezaba a acostumbrarse a su nueva imagen cuando la Paramount la reclamó para filmar nuevos planos de la película que había acabado de rodar. Evelyn volvió temporalmente al rubio, como la prefería De Mille, gracias a una peluca; cumplió con los "retakes" y compromisos fotográficos y después terminó su trabajo como Suellen... o eso pensaba: a finales de abril Selznick la llamó urgentemente para nuevas tomas cuando Keyes estaba en Omaha para el estreno de Union Pacific; la joven actriz volvió rauda a Los Angeles y se sometió otra vez al teñido con el color propio de la mediana de las O’Hara... justo cuando el rodaje de GWTW sufrió el parón por la baja de Fleming.

No sólo los actores humanos tenían que estar pendientes del Technicolor: entre los decretos de la compañía figuraba la prohibición de poner nada blanco ante la cámara, porque la mayoría de las veces, si no se tenía cuidado, el objeto blanco se hacía invisible en la pantalla. Así pasaba con el caballo blanco de Gerald, que tuvo que ser "oscurecido" con sucesivas pulverizaciones de carbonilla.

lunes, 1 de febrero de 2010

Steiner se inspira en Steiner

Entre 1938 y 1939 cuatro notas rondaban por la cabeza de Max Steiner, que las dejó salir y llegar a la partitura en diferentes formas, hasta alcanzar la apoteosis del Tema de Tara en Lo que el viento se llevó.

Con el frenético ritmo de producción que llevaba el compositor, no es extraño que se citara a sí mismo, sacando provecho a la inspiración con el aconsejable método de no descartar nunca nada, guardar las ideas en la recámara y darles un nuevo aire cuando la ocasión lo requiera.

Así, si escuchamos la banda sonora de They Made Me a Criminal (Me convirtieron en un criminal), que se estrenó en enero de 1939, la encontraremos un tanto familiar ya desde los créditos iniciales:

domingo, 31 de enero de 2010

Personajes (XI)

A lo largo de las páginas de Lo que el viento se llevó encontramos a dos personajes llamados Bill; ninguno de ellos aparece como tal en la película:

Un soldado que monta guardia ante el cuartel general de la Unión en Atlanta después de la guerra, y que acompaña a Escarlata al cuerpo de guardia cuando ella desea visitar a Rhett.

Un amigo de Rhett a quien éste felicita por su nuevo tiro de caballos, conseguido gracias a la venta de bonos para ferrocarriles que nunca se construirán.

sábado, 30 de enero de 2010

Descanso en la terraza

Escarlata con bata azul

Entre los modelos de GWTW que guarda celosamente el Archivo de Selznick en la Universidad de Texas se encuentra la bata con la que Escarlata se cubre mientras descansa en la terraza tras el infortunado incidente en las escaleras.

Rhett se alegra de verla más recuperada y hace un nuevo intento de acercamiento; pero el azul elegido por Plunkett nos advierte ya no sólo de que la relación está en peligro, sino de que hay un riesgo físico en el horizonte. Madre e hija, en sintonía cromática, se enfrentan a la ruptura.


Vivien Leigh es una convaleciente muy atractiva envuelta en este largo ropaje de terciopelo azul oscuro, con mangas mariposa ribeteadas por bandas anchas de zorro negro, que también bordean el cuello y la parte delantera. Bajo la bata lleva un camisón de organdí azul claro plisado, con escote en "v" muy pronunciado.

viernes, 29 de enero de 2010

Sin piedad

El escritor Thomas Wolfe, en una visita a Atlanta a finales de 1936, declaró a la prensa que no había tenido oportunidad de leer GWTW ni de conocer a Margaret Mitchell, pero que sabía que había escrito un buen libro (“she had written a fine piece of work”).

Sin embargo, más en la intimidad, Wolfe calificó Gone With the Wind de “una imperecedera pila de mierda” (“an immortal piece of bilge” (bilge es una sentina, algo nauseabundo)).

Sin duda, el lírico novelista de Carolina del Norte, de prosa desbordante y considerado por Faulkner el mejor de su generación, le habría dicho a Escarlata aquello de “no puedes volver a casa”...

jueves, 28 de enero de 2010

Lista de bajas (XXX)

En 1991 perdíamos al menos a dos personas relacionadas con la producción de Lo que el viento se llevó:


Arthur Arling, 85. (Operador de cámara)

Virginia Dabney, 84 (Papel sin determinar)

miércoles, 27 de enero de 2010

A la caza del gazapo (XXXVIII)

“Ella no tiene tu fuerza”, acaba de decirle Rhett a Escarlata, refiriéndose a la agonizante Melania; la señora Butler, después de la muerte de su cuñada y de darse cuenta de que lo que sentía por Ashley no era lo que pensaba, hace una demostración de sus capacidades físicas que no estaba en el guión: Vivien Leigh sale de la casa de los Wilkes para ir en busca de Rhett entre la niebla, y se apoya en uno de los postes del porche… que oscila ligeramente al contacto con su mano y, además, parece de un color diferente al que vimos unas secuencias antes, la noche de la muerte de Frank y cuando los Butler llegan a la fiesta de cumpleaños de Ashley.


Un despiste de los casi siempre intachables constructores de decorados, que olvidaron sujetar la parte superior del poste, ya que se supone que sostiene un pequeño techado (que no sale en plano), y que su color debía parecerse más al de la pared exterior de la casa. Corría ya el mes de junio de 1939 y el rodaje de Lo que el viento se llevó estaba en pleno frenesí; el decorado de la casa de los Wilkes se había desmantelado semanas atrás y hubo que reconstruir la fachada para este plano.

martes, 26 de enero de 2010

Medio siglo de GWTW

The Art of “Gone With the Wind”. The Making of a Legend, de Judy Cameron y Paul J. Christman, es la base para el documental The Making of a Legend, y fue editado en 1989 para conmemorar el 50º aniversario del estreno de la película.

Con un prólogo de Daniel Mayer Selznick, nos permite un paseo por la historia de la producción de Lo que el viento se llevó y está repleto de imágenes que reproducen memorandos de Selznick, telegramas, entradas… y toda una serie de interesantes fotografías (algunas de ellas inéditas hasta la fecha), que ilustran el proceso ya conocido.

lunes, 25 de enero de 2010

Un sello para Hattie McDaniel

El servicio de Correos de Estados Unidos honró a Hattie McDaniel, la intérprete de Mammy en Lo que el viento se llevó, con la emisión de un sello con su imagen los días 25 y 26 de 2006, dentro de la serie especial bajo el lema Black Heritage (Herencia negra).

Este sello conmemorativo, que tenía un valor facial de 39 centavos, era, en palabras de un miembro de la dirección del servicio, un recordatorio tangible de la contribución de Hattie a Hollywood y a conseguir hacer de su país un lugar mejor. Está basado en una fotografía de McDaniel de 1941, con el mismo vestido que llevó la noche en que recogió su premio como mejor actriz de reparto. El diseño es de Ethel Kessler.

Familiares y amigos de la actriz se dieron cita en la Biblioteca Margaret Herrick de la Academia para la ceremonia de presentación del sello; allí estuvieron, entre otros, Ann Rutherford, Cammie King y Mickey Kuhn, miembros del reparto de GWTW; Kart Malden, que había sido presidente de la Academia y formaba parte del equipo que asesoraba a Correos a la hora de elegir las figuras a las que rendir homenaje; Edgar Goff y Kim Goff-Crews, sobrino y sobrina nieta de Hattie.


Sello Hattie McDaniel, 2006

domingo, 24 de enero de 2010

Homenaje con humor

Tras interpretar una canción en la plaza de Sweet Apple, pequeña ciudad de Ohio, Conrad Birdie, el ídolo musical del momento sobre el que gira la trama de Bye Bye Birdie (Un beso para Birdie, 1963), comprueba que ha hecho verdaderos estragos entre su entregado público… femenino.

Las docenas de adolescentes desmayadas recuerdan al plano de la estación en Atlanta, y el Battle Hymn of the Republic en la banda sonora y un movimiento de grúa hacia atrás confirman la impresión de que la referencia es deliberada. Un simpático homenaje a una de las escenas más recordadas de Lo que el viento se llevó.


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El rodaje de "la búsqueda del doctor Meade"

sábado, 23 de enero de 2010

La flor en el ojal

Los detalles ayudan a la caracterización del personaje, y el guión de Lo que el viento se llevó contiene, aquí y allá, buenos ejemplos de ello, como el gesto de Rhett Butler al llegar a casa de tía Pitty después del funeral de Frank. Aunque aparece apropiadamente vestido para ofrecer sus respetos a la viuda Escarlata, aprovecha que todavía quedan restos del velatorio en el salón para prenderse una flor en el ojal, lo que nos indica que sus intenciones no son del todo fúnebres y que el bribón Butler tiene algo en mente, además de su irreverencia acostumbrada.


Esa nota de color, que no aparece en la novela, la constituye una ramita de lily of the valley, tomada de uno de los arreglos florales que despidieron al desafortunado segundo marido de Escarlata.

Tradicional símbolo de la humildad (una virtud bastante desconocida para Rhett y Escarlata), el lirio de los valles suele estar presente también en los funerales para recordar que el alma del difunto ha pasado a un estado mejor, y en las bodas, porque representa la felicidad futura de la pareja y la pureza y la modestia de la novia…


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Flores relacionadas con Scarlett O'Hara

viernes, 22 de enero de 2010

La importancia y cuidado de los bledos

La recopilación de las traducciones de la última frase de Rhett Butler, por la que Selznick luchó tanto para que apareciera en la película tal y como lo hacía en el libro, con su famoso “damn”, es ya un clásico en Viento Escarlata.

Hoy aportamos a la colección la versión que encontramos en la edición española del libro Hitchcock y Selznick, de Leonard Leff, en donde el Frankly, my dear, I don’t give a damn se convierte en Francamente, querida, me trae sin cuidado.

Entradas relacionadas:
Algunas variaciones del "damn"
Más historia sobre el "damn"
El "damn" y la censura

jueves, 21 de enero de 2010

Rudolph Maté, pruebas de pantalla

Las pruebas de cámara para los diferentes papeles, una vez superada la primera criba en forma de entrevista o lectura de unas cuantas líneas entresacadas de Lo que el viento se llevó, se preparaban con todo cuidado.

Eran la carta de presentación ante Cukor y Selznick de los aspirantes a Escarlata, Rhett, Melania y Ashley, sobre todo, y nadie quería que un diamante en bruto pasara inadvertido por una prueba en malas condiciones técnicas.

Por eso tras las cámaras en esos tests de pantalla hubo muchos nombres conocidos, como el de Rudolph Maté, insigne director de fotografía y director.

Rudolf Mathet (también se encuentra como Rudolf Mayer) nació el 21 de enero de 1898 en Cracovia y estudió Filosofía en Budapest. En Hungría se unió a Alexander Korda, primero como ayudante en el laboratorio y más tarde en el departamento de fotografía. Tras un periplo por Alemania y Francia recaló en Hollywood en 1934 y trabajó primero en la Fox, luego con Goldwyn.

Maté, que falleció en 1964, es más conocido, justamente, por su labor como director de fotografía que como director, pues en esta última faceta su trabajo es desigual, aunque podemos destacar D.O.A. (Con las horas contadas, 1950) o When Worlds Collide (Cuando los mundos chocan, 1951), que son interesantes pero no están a la altura de La passion de Joanne d’Arc (La pasión de Juana de Arco, 1928), Dodsworth (Desengaño, 1936), Stella Dallas (1937), Foreign Correspondent (Enviado especial, 1940), That Hamilton Woman (Lady Hamilton, 1941), Gilda (Gilda,1946)...

miércoles, 20 de enero de 2010

Camisón con doble propósito

Camisón con Bonnie

El camisón que Escarlata lleva en la escena en la que Bonnie cumple una semana reaparece en otro momento de signo totalmente diferente, después de su caída por las escaleras.

Apenas podemos ver la prenda, pero la bibliografía nos confirma que se reutilizó en ambas ocasiones. Es de batista blanca, con un cuello en “v” rematado con un volante del mismo material. Las mangas son largas, con botones de madreperla en los puños.


Camisón tras caída

martes, 19 de enero de 2010

Cercanos al visor

Lee Garmes y Ernest Haller, los directores de fotografía de Lo que el viento se llevó, contaron, como cabeza del departamento, con competentes profesionales a sus órdenes para situar y mover las imponentes cámaras por los diferentes decorados y preparar y tomar el encuadre elegido.

Estos son algunos de los nombres de los que, literalmente, estuvieron detrás de la cámara:

Los operadores Arthur Arling, Vincent Farrar y Harry Wolf tomaron la mayoría de los planos de GWTW, bajo los diferentes directores.

Paul Ivano fue director de fotografía de segunda unidad.

En el rodaje de “el incendio de Atlanta” estuvieron Charles Boyle, Giff Chamberlain, Howard Greene, Winton Hoch, Henry Jackson, Joseph Lashelle, John Polito, Hal Rosson y también Clarence Slifer, atento a los efectos ópticos que necesitaba esta secuencia.

Entre los ayudantes de cámara encontramos a Cliff Shirpser, Paul Hill y Arthur Williams.

lunes, 18 de enero de 2010

Mirar a lo más alto

Con sus tres pisos y 64 habitaciones, la Plantación Nottoway, cerca de Baton Rouge, en Louisiana, merece más el calificativo de “palacio” que de “mansión”.

En el llamado Gentlemen’s Study, desde donde el dueño de la casa dirigía sus negocios, se conserva un juego de cortinas muy similar a las famosísimas del salón de Tara con las que Escarlata se hizo un vestido en la película. Como nos indican, se extienden hasta el suelo, un signo más de la riqueza de la familia Randolph, que habitaba la mayor casa de plantación del país.

Dentro su larga y fascinante historia el hecho de que fuera una posible inspiración para la arquitectura que vemos en GWTW o que Selznick realizara una oferta (declinada por los propietarios) para rodar allí las peripecias de Escarlata O’Hara no deja de ser una nota a pie de página.


Nottoway Plantation
 

lunes, 11 de enero de 2010

Personajes (X)

Big Sam es el mayoral de Tara, ascendido a capataz por el despido forzoso de Wilkerson. Escarlata se encuentra con él y otros tres esclavos de la plantación, reclutados para cavar trincheras para los confederados, durante los últimos días del asedio de Atlanta.

Más tarde, en marzo de 1867, cuando Escarlata vuelve de su serrería cerca de Decatur y de Shantytown, es objeto de un ataque por dos renegados. Sam, que había aparecido horas antes y que le había pedido que le ayudara a volver a Tara, la pone a salvo.

Sam, un hombre gigantesco, “el negro más alto de Atlanta”, será enviado de nuevo a “casa”, a Tara. Durante la guerra, estuvo al servicio de un coronel yanqui, que le ascendió de “negro de campo” a la tarea de cuidar de su caballo y sus botas. Acompañó al oficial a Washington, Nueva York y a Boston, donde su esposa llamaba al antiguo esclavo “señor O’Hara”, pero no le procuraba los mismos cuidados que Ellen...

Big Sam

Everett Brown interpretó a Big Sam en GWTW.

domingo, 10 de enero de 2010

Consuelo en el infierno

El escritor Alan Gould, en su conferencia y ensayo Consolation and the novel (La consolación y la novela) cuenta una historia de la que fue testigo y participante la madre de su esposa, una ávida lectora que pasó parte de la Segunda Guerra Mundial en varios campos de concentración; los libros estaban prohibidos, pero una de las prisioneras había conseguido preservar un ejemplar de Lo que el viento se llevó.

Todas las ocupantes del barracón leyeron la novela: en cuanto una terminaba una página, la cortaba con mucho cuidado y la pasaba a la compañera de la litera de abajo, y así se formaba una cadena que aliviaba por unos instantes la horrible situación que vivían aquellas mujeres.

sábado, 9 de enero de 2010

El corazón de Carreen

Apenas vemos a Carreen O’Hara en la barbacoa de los Wilkes, pero Ann Rutherford conserva todavía el collar que llevaba su personaje y no se olvida de llevarlo a todas y cada una de las proyecciones de GWTW a las que asiste cada año.

Este testimonio de la buena situación económica de los O’Hara antes de la guerra no era un diseño de Eugene Joseff ni pertenecía al almacén de accesorios de vestuario de la Selznick International: Ann lo llevaba puesto durante una sesión de pruebas, a Selznick le gustó y le dijo que lo utilizara en la película.

De una cadena de oro cuelga un medallón dorado en forma de corazón, con filigrana en relieve en el centro y motivos arabescos alrededor.

Ann Rutherford, Carreen O'Hara, con su collar

viernes, 8 de enero de 2010

El cofre de los tesoros

Cientos de películas se han perdido para siempre, pues sus negativos se han volatilizado (destruidos voluntariamente o no) o están en paradero desconocido en vías de convertirse en inservibles jirones de celuloide.

Que se conserven los negativos originales de Lo que el viento se llevó puede parecer un triste consuelo, si consideramos que obras tal vez más interesantes no volverán jamás a ser vistas, pero también es una garantía de que se ha avanzado mucho en el campo de la conservación del ya añejo nitrato y que muchas otras producciones pueden hacer compañía a los fotogramas que cuentan la historia de Scarlett O’Hara en dependencias especialmente dedicadas a esta tarea.

Un lote de los negativos originales de GWTW se conserva como oro en paño a las afueras de Rochester, en el estado de Nueva York, bajo los auspicios del museo de la George Eastman House, en condiciones controladas de temperatura y humedad y a salvo de la amenaza del fuego y el en tiempos inexorable deterioro.

Un equipo de especialistas revisa periódicamente los cientos de bobinas que abarcan desde los primeros tiempos del cine hasta la mitad del siglo XX, y se trabaja tanto en la restauración del material disponible como en la “busca y captura” de negativos por los cuatro puntos cardinales. Por supuesto, no se permiten visitas a este santuario, y los originales salen de sus bóvedas muy de cuando en cuando, para ser traspasados a un nuevo formato, por ejemplo.

Hay algo de paradójico en el hecho de que el frágil nitrato, una vez resguardado como en este caso, puede estar en condiciones de proyectarse dentro de un milenio, pero hoy mismo es bastante difícil poder disfrutar de una copia de Gone With the Winden el ya venerable sistema Beta de videograbación; las cintas VHS no caben de ninguna manera en un reproductor de DVD, y es muy posible que el sustituto del Blu Ray no se hable con su antecesor… y así sucesivamente.

jueves, 7 de enero de 2010

A la caza del gazapo (XXXVII)

En el catálogo de Neiman Marcus para las navidades de 1995 se colaron dos gazapos en una sola frase relacionada con GWTW: al describir un adorno llamado Ruby Scarlett, se indicaba que estaba inspirado por el vestido de boda que llevó Olivia de Havilland en el papel de Scarlett… pero era claramente una reproducción del famoso modelo rojo que Rhett hizo llevar a Escarlata (Vivien Leigh, por supuesto) a la fiesta de los Wilkes.

Una portavoz de los famosos grandes almacenes respondió a las quejas de los Windies (esos extraños fanáticos de la exactitud) con la munición adecuada al asunto:

“Nuestra respuesta es que, con respecto al gran orden del universo, francamente, querida, me importa un bledo. Todos somos humanos y, después de todo, mañana será otro día”.

Entradas relacionadas:
Escarlata vestida de rojo en la fiesta de los Wilkes

miércoles, 6 de enero de 2010

Más literatura sobre Vivien Leigh

Puede decirse que en Vivien Leigh: A Biography, Michelangelo Capua recopila los hechos fundamentales de la vida de la intérprete de Escarlata O’Hara, ya recogidos en otras obras publicadas hasta la fecha de aparición de este volumen y los presenta más bien desnudos, sin apenas comentario crítico y a veces sin un necesario contexto histórico.

Por lo tanto, el lector no avezado en la biografía de Leigh se puede encontrar un tanto perdido y el conocedor, insatisfecho en muchas ocasiones, especialmente si se han leído los trabajos de Vickers y Walker.

Capua no olvida hacer referencia no sólo a la historia de amor vivida por Leigh y Olivier, sino a pasajes más oscuros (y sensacionalistas) sobre sus apetencias físicas en determinados momentos. La edición en italiano lleva por subtítulo Ansia di vivere, y ese aspecto de Vivien, la búsqueda de la felicidad, el disfrute del momento y la superación de los obstáculos, también está presente en el libro de este periodista especializado en el mundo de la moda y el espectáculo.

martes, 5 de enero de 2010

Lista de bajas (XXIX)

En 1990 despedíamos a otro cuarteto de personas que formaron parte de la aventura que fue producir Lo que el viento se llevó:

Joseph Macmillan Johnson, 78. (Dibujos para el story board)

Mozelle Miller, 80. (Doble de luces para Vivien Leigh)

Jackie Moran, 67. (Phil Meade)

James E. Newcom, 85. (Montaje)

lunes, 4 de enero de 2010

La suerte de los audaces

Un vistazo al intercambio de mensajes entre las oficinas de la Costa Oeste y la Costa Este de la Selznick International Pictures desde mayo a bien entrado julio de 1936 nos da una ligera idea de que no fue fácil la negociación para hacerse con los derechos para llevar a la pantalla Lo que el viento se llevó.

Las demás productoras, casi sin excepción, también participaron en la pugna, con mayor o menor entusiasmo, pero se fueron descartando, desalentadas por lo que parecía un precio excesivo por la primera novela de una escritora desconocida.

Entre las muchas anécdotas que, como era de esperar, se relatan sobre la compra de los derechos, no puede faltar la que nos lleva a un supuesto cónclave de productores, alarmados por las consecuencias que podría tener la escalada de precios que estaban viviendo con GWTW: Si cada estudio continuaba superando la puja de los otros, ya fuera por orgullo o por estar convencidos de que el material valía la pena, se iba a llegar a una cifra nunca vista y, lo que era peor, se sentaría un precedente para futuras adquisiciones.

Así que… se escribirían los nombres de las productoras en sendos trozos de papel, se meterían en un sombrero, y el azar decidiría quién de los magnates se quedaba como único pretendiente a los derechos de adaptación de la novela de Margaret Mitchell. El “afortunado”, claro está, fue David O. Selznick.

Pero, si este pacto entre caballeros aconteció en realidad… ¿quién realizó una oferta de última hora por 55.000 dólares, que la escritora rechazó porque ya había dado su palabra a Selznick?

domingo, 3 de enero de 2010

Material estelar

Los estilos de interpretación de Clark Gable y Johnny Depp, separados por décadas en el tiempo y una forma de hacer cine bastante diferente, no pueden ser más opuestos. Mientras de Gable se decía, exagerando un poco, que “se interpretaba a sí mismo” y por eso era tan convincente en la pantalla, Depp parece tener la habilidad de esconderse tras cada uno de sus variados personajes.

Pero ambos coinciden en ser modestos a la hora de juzgarse a sí mismos. En 2004, ya asentado como uno de los actores punteros de su época, no sólo desde el punto de vista profesional, sino también desde una perspectiva comercial, a raíz de Piratas del Caribe, Johnny reconocía que no había sabido lo que era “una estrella de cine” hasta que vio por primera vez Lo que el viento se llevó:

Johnny Depp“Mi hija Lily-Rose, de cuatro años (!), ve la película a menudo, y me avergüenza confesar que yo no la había visto. Así que, cuando hace poco entré en la habitación y la encontré mirándola, me senté y la vi con ella. Cuando terminó, recuerdo que me dije: «Chico, ese Clark Gable es una verdadera estrella de cine»”.

sábado, 2 de enero de 2010

Jack Martin Smith, ilustrador

Fueron muchas las mentes y manos que contribuyeron a conformar el aspecto visual de Lo que el viento se llevó y que pusieron sobre el papel las ideas que se llevaron luego, más o menos fielmente, a la pantalla.

William Cameron Menzies y el departamento artístico rezumaban talento y formaron un equipo envidiable, cuyos miembros también dejaron huella en el diseño de las películas durante décadas.

Jack Martin Smith, que nació el 2 de enero de 1911, aportó sus dibujos a la concepción de la producción, saltando del mundo imaginario de Oz al un poco menos fantástico escenario de Georgia en la segunda mitad del siglo XIX.

Como tantos otros diseñadores, dibujantes y pintores que pueblan las fichas técnicas, tenía el título de arquitecto. En la MGM desde 1938, era lógico que el estudio del león, que financiaba parte de GWTW, no tuviera reparos en traspasarlo temporalmente a la película de Selznick. Smith permaneció en la Metro hasta principios de los años 50 y, ya como diseñador y director artístico, pasó las siguientes décadas en la Twentieth Century-Fox, hasta 1975. Falleció en 1993.

Por el tablero de dibujo o la mesa del despacho de Smith pasaron decorados para musicales como Meet Me in St. Louis (Cita en St. Louis, 1944), The Pirate (El pirata, 1948), Easter Parade (Desfile de Pascua, 1948), On the Town (Un día en Nueva York, 1949) o Carousel (Carrusel, 1956), el Egipto antiguo y también contemporáneo de Cleopatra (Cleopatra, 1963) y Valley of The Kings (El valle de los reyes, 1954), melodramas como Madame Bovary (Madame Bovary, 1949), An Affair to Remember (Tú y yo, 1957) o Peyton Place (Vidas borrascosas, 1957), espacios reducidos como Voyage to the Bottom of the Sea (Viaje al fondo del mar, 1961) o Fantastic Voyage (Viaje alucinante, 1966), o más amplios, como los de Planet of the Apes (El planeta de los simios, 1968) o Butch Cassidy and the Sundance Kid (Dos hombres y un destino, 1969).

Entradas relacionadas:
El story-board de "Lo que el viento se llevó"

viernes, 1 de enero de 2010

El viento en el bolsillo

Lo que el viento se llevó no se publicó en edición “de bolsillo” hasta 1954, y la salida al mercado en este formato también fue un acontecimiento, como casi todo lo referente a la novela y la película.

Además del tiempo transcurrido desde su publicación original, que daba idea de que todavía se vendía sin problemas la edición en tapa dura y tapa blanda, no era tampoco habitual que un libro de tal extensión se editara en ese formato (alcanzaba las 864 páginas) y, por lo tanto, se convirtió en la novela más larga que se lanzaba en edición de bolsillo (y lo fue hasta 1980).

El libro salió a la venta en la primavera de 1954; unos meses después, la película volvía a las salas por quinta vez.

Primera edición de bolsillo de Lo que el viento se llevó

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