Dos errores relacionados con los padres de Escarlata:
En los títulos de la versión original se desliza una errata en el nombre de la intérprete de Ellen O’Hara, al añadir una “l” de más al apellido de Barbara O’Neil (ya le había pasado otra vez, en Love, Honor and Behave (1938), donde también aparece como "Barbara O'Neill").
En la tumba de Gerald O'Hara leemos: "Nacido en el condado de Wicklow, Irlanda, el 2 de junio de 1801; muerto el 14 de noviembre de 1865".
Es cierto que en la película no encontramos ninguna referencia al lugar de nacimiento de Gerald, pero es curioso que Menzies y el ayudante de dirección Eric Stacey, al filmar este plano de las lápidas de Gerald y Ellen no recordaran que en la novela sí que hay indicaciones: "... su voz tenía un marcado acento del condado de Meath", "Te ofrezco la tierra más hermosa del mundo, exceptuando la del Condado de Meath, en el Viejo Continente", "El criado (...) le respondió en una extraña combinación de jerga negra [Geechee] y de dialecto del Condado de Meath..."
Los condados de Wicklow y Meath no son adyacentes... Tal vez algún lector discípulo del profesor Higgins nos pueda aclarar si el acento usado por Thomas Mitchell (que tenía antepasados irlandeses) se acerca más al deje de Wicklow que al de Meath y por ello se prefirió usar el primero como lugar de origen del personaje.
La fecha de la muerte de Gerald es correcta si se sigue la cronología de la película, que cambió el orden de algunos acontecimientos; en la pantalla, la visita de Wilkerson y Emmie Slattery enfurece a Gerald, que parte tras ellos en una galopada mortal. Escarlata, ahora cabeza de la familia, sale luego para Atlanta para engatusar a Rhett y acaba "atrapando" a Frank; el cheque para pagar la contribución de Tara está fechado en febrero de 1866.
En la novela, ya está casada con Frank y esperando a Ella Lorena cuando, a principios de junio de 1866 recibe un mensaje que le comunica la muerte de su padre.
jueves, 7 de febrero de 2008
A la caza del gazapo (III)
miércoles, 6 de febrero de 2008
Pequeños homenajes
La gestación y extensión de la novela y los preparativos, el rodaje y el estreno de Lo que el viento se llevó han adquirido con el paso del tiempo categoría de leyenda, de referente para comparar cualquier empresa monumental, cuajada de problemas y de incierto resultado, un ejemplo de campaña publicitaria (de más de dos años de duración) y del cine de la época dorada de Hollywood.
No es extraño, pues, que encontremos alusiones a GWTW, a las peripecias de su producción, al efecto causado en el público y en la industria... en otras películas muy recomendables:
“¿Qué importa lo que yo diga? Yo intenté convencer a Selznick de que no hiciera Lo que el viento se llevó, dice el agente en In a Lonely Place (En un lugar solitario, 1950).
En One, Two, Three (Uno, dos, tres, 1961) Pamela Tiffin encarna a la hija de un ejecutivo de Coca-Cola (empresa que tiene su base en Atlanta) y su esposa Melanie y que se llama Scarlett Hazeltine. La joven desaparece de la casa de los Macnamara y James Cagney se pregunta: "¿Qué puede haberle pasado?"; su esposa, Arlene Francis, responde: "¡Quién sabe! ¡Lo que el viento se llevó!".
En The Late Show (El gato conoce al asesino, 1977) el veterano investigador Ira Wells escucha el relato de su confidente, y pregunta: “¿Eso es todo?”, “¿Qué esperabas, Lo que el viento se llevó?”
martes, 5 de febrero de 2008
Segundas partes... (II)
Mucho antes de que Alexandra Ripley se pusiera a la tarea, Olivia de Havilland daba su versión para la trama de una “improbable” continuación:
“¿Se da usted cuenta de que la pobre Melania ya no aparecería?... Bueno, pongámoslo así: es muy importante que esa segunda parte tenga éxito. Lo espero de verdad. Es crucial que no fracasen con la secuela. Porque si lo hacen, estarán deteriorando algo muy querido para mucha gente... Estoy convencida de que Escarlata esperó unas 6 semanas y luego se fue a Charleston, invitada por una familia distinguida. Se las compone para aparecer en la misma cena que Rhett y consigue que regrese. Los dos emigrarían a San Francisco para correr aventuras y Escarlata se encargaría de casar de nuevo a Ashley...”
En la revista Fotogramas de octubre de 1983, Jorge Fiestas ofrecía el resumen de un guión escrito por James Goldman sobre una idea de Anne Edwards, autora de una novela llamada The Road to Tara, que al parecer iba ser llevado a la pantalla al año siguiente:
“Escarlata trata de reconquistar a Rhett Butler pero éste, desilusionado “aún”, regresa con Belle Watling, la prostituta con el corazón de oro. “No trates de engañarte a ti mismo —le dice Belle— tienes a Escarlata metida en la sangre y jamás conseguirás olvidarla”. Mientras tanto, un destrozado Ashley con su Melania muerta y su fortuna deshecha, regresa a Tara. En Atlanta, Rhett continúa haciendo dinero por su cuenta y Escarlata lo secunda al frente de su aserradero consiguiendo seducirlo en dos ocasiones, una de ellas en el compartimento privado de su propio tren. Escarlata se casa de nuevo con un hombre que considera repulsivo pero que le conviene: el gobernador de Georgia, señor que un día llegó a matar a un oso con sus propias manos. Cuando Mamita muere, Rhett que siempre la admiró y viceversa, acude a su funeral en Tara. Allí se encuentra con Ashley y resurgen antiguos resentimientos. Y a partir de aquí, Escarlata y Rhett se rejuntan y separar alternativamente hasta que al FINAL acaban definitivamente reunidos.”
En realidad el original de Edwards, datado en los años 70, se titula Tara. The Continuation of "Gone With the Wind", pero los titulares de los derechos de Margaret Mitchell consiguieron evitar que se publicara o se convirtiera en un guión cinematográfico. The Road to Tara es el título de la biografía de Margaret Mitchell publicada por Edwards en 1986.
lunes, 4 de febrero de 2008
Segundas partes... (I)
Hace apenas unos meses un nuevo volumen se incorporó a la selecta lista de secuelas/precuelas/libros basados en GWTW autorizadas por los herederos de Margaret Mitchell: Rhett Butler's People, de Donald McCaig, cuyo fuerte es la historia del Sur. Este relato de los antecedentes de Butler y su punto de vista en los acontecimientos de Lo que el viento se llevó y más allá ha tenido críticas para todos los gustos.
A pesar de la opinión de Margaret Mitchell, que consideraba su historia concluida desde el momento en que Rhett aseguraba en la novela “...ahora ya no me importa”, la idea de una continuación surgió muy poco después en la mente de Selznick, pero las razones de la escritora, que se negó a venderle los derechos sobre los personajes, unidas a los argumentos en contra que Kay Brown (al frente de las oficinas de la productora en Nueva York y pieza fundamental en la compra de GWTW) le expuso con su perspicacia habitual, le disuadieron de llevarla a la práctica.
Tampoco ninguna de las tarjetas de los preestrenos indicaba el deseo de los espectadores de ver reunidos de nuevo a Escarlata y Rhett, y el productor prefirió dejar que vivieran para siempre en la mente del público con los rostros de Gable y Leigh antes que arriesgarse a una empresa que podía volverse contra él. Los milagros no suelen repetirse, y Selznick lo sabía.
La idea de la secuela resurgía de vez en cuando, pero no hubo una “segunda parte oficial” hasta que los herederos de la señora Mitchell, que veían relativamente cercana la fecha de expiración de los derechos a su favor (en el año 2011) decidieron permitir una continuación de Lo que el viento se llevó que llevara su aprobación.
Hubo una buena porción de opciones, rumores, encargos, originales no solicitados, anuncios y desmentidos, incluso hubo una buena mujer que juraba ser la reencarnación de Margaret Mitchell y, por lo tanto, la única persona posible para acometer la tarea.
En 1976, el hermano de la escritora cedió los derechos a la Universal para una segunda parte, pero el proyecto no se concretó, con gran alegría de la MGM, que todavía poseía su opción, aunque en 1984 todo volvería a la familia Mitchell.
A la postre, unos cuantos abogados decidieron que sería Alexandra Ripley la encargada de dar vida de nuevo a Escarlata y Rhett. En 1988, la editorial Warner Books compró los derechos de publicación de la secuela por 4,5 millones de dólares, después de que Ripley mostrara su concepto general de la novela y dos capítulos de la misma.
Scarlett, la secuela de "Lo que el viento se llevó", de Margaret Mitchell, se publicó el 25 de septiembre de 1991, y una ligera brisa empezó a soplar. Ligera, muy ligera, sin la impetuosidad de un viento de 50 años.
domingo, 3 de febrero de 2008
Un nombre para la señora Wilkes
Una consecuencia divertida de la investigación es tratar de conciliar las diferentes versiones sobre un hecho o un dato que vamos encontrando a medida que acumulamos información. Muchas veces no se puede llegar a una conclusión definitiva, porque aquellos que tienen la respuesta ya no están con nosotros y no han dejado su testimonio, pero siempre nos queda la esperanza de dar con nuevas aportaciones, que quizás nos aclaren un poco las cosas... o acaben por confundirlas más.
De todas formas, como nos gusta aprender y nos lo pasamos muy bien recopilando historias sobre Lo que el viento se llevó, es muy probable que tengamos diversión para rato.
Hace unos días recordábamos cómo Escarlata llegó a llamarse Escarlata. Hoy le toca el turno al otro personaje femenino fundamental en Gone with the Wind: Melanie Hamilton Wilkes, conocida también como Melania entre los hispanohablantes.
Pauline Bartel, en su libro The Complete Gone With the Wind Trivia Book apunta que el nombre original era "Permalia".
El libreto que acompaña a la edición de Rhino la banda sonora de la película nos indica que el personaje se llamó "Permelia", luego "Melisande", para acabar en el definitivo "Melanie".
Pero si acudimos a la fuente principal, la propia creadora del personaje, encontramos que Margaret Mitchell escribió (lo recoge Richard Harwell, compilador de Margaret Mitchell's Gone With the Wind Letters, 1936-1949): "No puedo decirle cómo Melanie llegó a llamarse Melanie, porque ése fue siempre su nombre desde el momento en que pensé en ella."
No es que Mitchell no se contradijera a sí misma en varias ocasiones, pero, dado el cariño que siempre mostró por el personaje y su confesado temor a que la existencia de una Melanie Hamilton o una Melanie Wilkes reales en la Georgia de mitad del siglo XIX, lo que hubiera obligado a un cambio de nombre, es muy probable que "Permelia", "Permalia" y "Melisande" tuvieran una existencia más breve que la de "Pansy O'Hara".
Dejamos para otro día las hipótesis sobre la posible inspiración para el personaje de la cuñada de Escarlata, porque también nos parecen interesantes.
sábado, 2 de febrero de 2008
El viento entre las páginas
Un par de referencias a Lo que el viento se llevó en libros de diferentes géneros y épocas:
La conjura de los necios, de John Kennedy Toole se desarrolla en Nueva Orleans (la ciudad donde moría el primo de Ellen, donde Rhett tenía asuntos importantes que tratar y donde los Butler pasaron su luna de miel), y la parte de la historia centrada en cierto tugurio y sus personajes rebosa de alusiones a GWTW, especialmente con el espectáculo “Harlett O’Hara, la Beldad Virginiana (¡y su pajarito!)”.
Oropel, novela de William Goldman que cuenta la búsqueda de una actriz apropiada para un fantástico papel, tampoco se queda atrás en materia de referencias:
"Me gustó Annie Hall, El Padrino I, quizás Alguien voló sobre el nido del cuco, ciertamente lo que hizo Lean con Lawrence; por supuesto, Lo que el viento se llevó."
"—Será el secreto del siglo cuando se desvele. Te lo prometo, la búsqueda de Selznick hasta dar con Vivien Leigh quedará olvidada, tan pronto como se desarrolle nuestra caza de talentos."
"—...Adiós, Scarlett —se despidió él, mientras se alejaba."
"—A vosotras, las estrellas, siempre se os tiene que convencer para que representéis los papeles que os hacen famosos. Gable luchó encarnizadamente contra Lo que el viento se llevó."
viernes, 1 de febrero de 2008
Dear Mister Gable
William Clark Gable nació el 1 de febrero de 1901 en Cadiz, Ohio. Se quedó pronto huérfano de madre y a cargo de su padre, que trabajaba en los campos de petróleo y cuya segunda esposa fue fundamental en la educación del joven.
Desempeñó diversos oficios mientras intentaba entrar en el teatro, que le fascinaba. Incluso entonces, en las filas de los secundarios, con unos dientes horribles, sus prominentes orejas y un aspecto famélico, su atractivo natural se hizo notar entre las mujeres.
Su primera esposa, la profesora de drama Josephine Dillon, varios años mayor que él, le consiguió trabajo como extra en algunas películas durante los años 20, pero no tuvo ningún éxito en la época del cine mudo. Se dedicó al teatro, y llegó a actuar en Broadway, en Machinal (1928), Love, Honor and Obey (1930) y en Los Angeles, con The Last Mile, donde causó sensación.
Divorciado de Josephine, contrajo matrimonio con Rhea Langham, una mujer de la alta sociedad que se encargaría de dar a Gable el barniz elegante del que todavía carecía y que luego se convertiría en uno de los aspectos más relevantes de su personalidad en la pantalla.
Tras realizar algunas pruebas de pantalla obtuvo por fin papeles secundarios. Su primer gran éxito lo logró en A Free Soul (Alma libre, 1931), con Norma Shearer. Los rumores de su relación con Joan Crawford, con quien rodó varias películas en los años siguientes, y la química conseguida con Jean Harlow en Red Dust (Tierra de pasión, 1932), afianzaron su carrera y su imagen de galán agresivo, rudo, sin inhibiciones sexuales y lleno de ironía, con un transfondo de dulzura y dignidad que no transpiraba hasta el final de la cinta.
Con It Happened One Night (Sucedió una noche, 1934), prestado a la Columbia como castigo por pedirle aumento de sueldo y la prerrogativa de elegir sus papeles a L.B. Mayer, consiguió su único Oscar como mejor actor. Le siguieron títulos que consolidaron el estatus de Gable como estrella. El único gran fracaso de su carrera, que duró treinta años, fue Parnell (Parnell, 1937) y desde entonces odiaba las películas de época, un detalle más en su prevención al aceptar el papel de Rhett Butler.
Casado con la actriz Carole Lombard durante el rodaje de GWTW, formaron una de las parejas más míticas del Hollywood de aquellos años; Lombard falleció en un accidente de aviación cuando regresaba de una gira de venta de bonos de guerra. Gable, después de buscar consuelo en el alcohol, se alistó en la Aviación y volvió de la contienda con el grado de comandante.
Regresó a la pantalla con Adventure (Aventura, 1945) bajo el lema “Gable ha vuelto y lo tiene Greer Garson [con quien compartía cartel]”. En 1949 se volvió a casar, esta vez con Sylvia Ashley, de la que se divorció en 1952.
Tras la caída del sistema de los estudios Gable siguió trabajando como independiente, hasta culminar su carrera con The Misfits (Vidas rebeldes, 1961); poco después de terminar el rodaje, en noviembre de 1960, un ataque al corazón acabó con su vida. Se había casado en 1955 con Kay Williams Spreckels, que le dio un hijo al que nunca pudo conocer. Sí había tenido un efímero contacto con Judy Lewis, fruto de su relación con Loretta Young, pero a la que se hacía pasar por una huérfana adoptada por Young. Eran otros tiempos, otras costumbres...
Gable era, y es todavía, el “Rey” de Hollywood. El trono continúa vacante, porque ningún actor ha podido acercarse ni siquiera de lejos al aura mítica que le rodea. Se suele comentar que Gable gustaba a las mujeres y no provocaba animosidad en los espectadores masculinos. Algo especial debía de tener cuando un país entero, casi por unanimidad, lo exigía como el único capaz de interpretar a Rhett Butler. ¿Se interpretaba a sí mismo? Quizá sería mejor decir que Rhett poseía las cualidades de los personajes prototípicos que Gable había llevado a la pantalla en los años anteriores.
A punto de ser desechado del cine por sus enormes manos, sus orejas cual asas de botijo de las que tan bien supo sacar partido (El personaje de Spencer Tracy bromea un par de veces sobre ellas en Boom Town (Fruto dorado, 1940), y Ava Gardner, en Mogambo (Mogambo, 1953), ante la aparición de un descomunal elefante, preguntaba “¿Dónde he visto antes esas orejotas?”, y Gable, a su lado, sonreía con aquella su sonrisa irónica y llena de hoyuelos bajo su bigote), se abrió camino repartiendo bofetadas a sus parejas en la pantalla, rozando la brutalidad sin llegar a ser despreciable. Nunca era del todo un caballero, como no se cansaba de decirle a Escarlata, pero se podía confiar en que estaría del lado de sus amigos cuando hiciera falta y que no perdería el aplomo ni su característico y retorcido sentido del humor para quedarse al fin con la chica. Una chica llamada Vivien, Joan, Greta, Jean, Ava, Gene, Norma, Lana, Marilyn... o incluso Doris Day.
En contra de lo que podría pensarse, Gable no estaba entusiasmado por intervenir en GWTW. Siempre modesto, tenía sus dudas en cuanto a su habilidad para poder interpretar al Rhett Butler que Margaret Mitchell había creado y que miles de lectores conocían o creían conocer. Una de las razones que le hizo aceptar fue que necesitaba dinero para su divorcio y posterior matrimonio con Carole Lombard, que también le animó a firmar el contrato.
Lo primero que rodó, cuando se incorporó a la producción el 31 de enero de 1939, fue su entrada en el bazar de caridad. Su acento sureño, que se notaba a leguas que era fingido y el decorado, que a Selznick le recordaba el de una boda italiana, obligaron a rodar de nuevo esas tomas más adelante, ya con Victor Fleming al timón.
La relación de Gable con Cukor nunca fue muy buena, aunque ninguno de los dos formuló quejas directas y se trataron con gran corrección. Simplemente sucedía que el método del director no era el mismo al que el actor estaba acostumbrado, y le preocupaba que Cukor concediera más importancia a los personajes femeninos que al suyo; Gable sabía que la película pertenecía a Escarlata y que él tenía que definir su personaje a la perfección en cada secuencia en que aparecía para no quedar desdibujado por el imponente retrato que estaba componiendo Vivien Leigh (a la que admiraba, por cierto).
Cuando llegó Fleming para hacerse cargo de la película, la actitud de Gable cambió, y todo marchó mucho mejor, sin que por ello dejara de haber una especie de distanciamiento entre el actor y el resto del equipo. No se trataba de arrogancia; Gable se sentía todavía abrumado por el papel, que consideraba un reto para cualquier actor, la oportunidad de toda una vida para alguien de su profesión; estaba agradecido por el cumplido que la mayoría del público le había hecho votándole para interpretar a Rhett; pero dudaba de su habilidad para poder desempeñar ese cometido y la concentración necesaria para hacerlo lo mejor posible sin duda pudo haber dado la impresión de frialdad. Fotos del rodaje y comentarios de sus compañeros en Gone With The Wind atestiguan que Gable, una vez que se encontró a gusto con Rhett Butler y más bajo la dirección de su compinche Fleming, se mostraba relajado y más seguro de sus capacidades.
Es imposible retratar a Clark Gable, (un hombre que leía con avidez, pero a escondidas, porque leer no era "cosa de hombres"; un hombre que era "fiel a su manera" a sus esposas; un hombre que aprendió a cazar y a pescar por obligación publicitaria... para acabar siendo un inveterado cazador y pescador; un hombre enorme con muebles a la medida que se reía de su imagen mostrándo a todos la pinta que tenía sin su dentadura postiza...) en una pocas líneas como éstas. Por ello recomendamos la lectura de las abundantes biografías disponibles, comenzando, por ejemplo por Long Live the King, de Lyn Tornabene o visitando una de las muchas páginas dedicadas a él, como Clark Gable-- King of Hollywood.
Y no hay momento mejor para rendirle homenaje que el día de su cumpleaños, cuando Gable bromeaba que lo único que temía era que la joven Judy Garland volviera a hacerle sonrojar de timidez como cuando le cantó Dear Mister Gable (una adaptación de You Made Me Love You) como regalo en 1935. Mayer pensó que sería una buena idea incluir la canción en Broadway Melody of 1938 (La melodía de Broadway, 1937).