miércoles, 13 de febrero de 2008

Desacuerdo

El 13 de febrero de 1939 se llevaban 16 días de rodaje de Gone With the Wind y se estaba trabajando en tomas del parto de Melania, las escenas en casa de tía Pitty previas a la huida de Atlanta y algunos planos del bazar con Leigh y de Havilland.

Durante la pausa para el almuerzo, Cukor y Selznick aprovecharon para darle un repaso a las siguientes secuencias previstas para el día siguiente: el permiso navideño de Ashley. Pero entonces llegó la gota que colmó los vasos, primero el del director y luego el del productor...

Cukor abandonaba la película.

Lo que el viento se llevó se quedaba sin el director que había trabajado en el proyecto desde finales de 1936. Selznick y Cukor eran amigos, y lo siguieron siendo después de esta abrupta decisión que pocos esperaban, por lo que el comunicado oficial era un alarde de diplomacia y subrayaba que la razón del "despido" eran diferencias de concepto, discrepancias artísticas. Otra prueba de que la separación fue en cierto grado amistosa es que Cukor continuó dirigiendo la película esa tarde y los dos días siguientes. Luego la producción se detuvo hasta que Victor Fleming se puso al día, con sus compromisos previos y con todos los detalles de GWTW.

Las conjeturas sobre la sustitución de Cukor han sido muchas y muy variadas a lo largo de estas décadas, pero se centran especialmente en dos versiones:

El estilo de Cukor no convenía a Selznick:

El productor quería un estilo espectacular para su película, y Cukor prefería el intimismo, el estudio de los personajes y mostrar su interrelación por medio de pausas, gestos y miradas... que aminoraban el ritmo de la historia y alargaban considerablemente la duración de la cinta.


Director y productor discrepaban en la forma de trabajar cada secuencia: Selznick quería estar presente en los ensayos y corregir donde creyera que hiciera falta; Cukor prefería rodar primero y tomar nota de las correcciones en la proyección. Además, el director consideraba mejor el guión de Sidney Howard que el que estaban usando por entonces, una versión de Selznick y Garrett que cambiaba de hora en hora.
Todos estos factores acumulados llevaron a que ambos decidieran que Cukor debía dejar la película. Selznick quería imponer su perspectiva y Cukor no cedió en ese punto.

Diferencias con Gable:
El actor creía que el director se dedicaba más a cuidar el trabajo de las actrices que a ayudarle a él con el personaje de Rhett, y que su intervención quedaría reducida a ser un mero comparsa de Vivien Leigh, una desconocida, cuando él era una estrella de primera magnitud.
Aunque Gable nunca se quejó directamente a Selznick de sus diferencias con el director, sí parece que hizo llegar a oídos de la MGM su descontento con la forma en que le trataban. Si Gable se iba, y su contrato se lo permitía, no habría película. Por lo tanto, Selznick habría preferido “sacrificar” al director antes que perder a Gable y el millón y cuarto de dólares de la MGM. La productora del león ya había presionado a Selznick para que Cukor ni siquiera empezara el rodaje, ya que preferían que fuera un director que tuvieran en nómina.

A estas dos hipótesis se ha añadido con posterioridad una tercera:
Cukor sabría que Gable, en los comienzos de su carrera cinematográfica allá por 1925, había mantenido relaciones con el actor William Haines, entonces en la cumbre de su fama. Haines, que vio interrumpida su carrera debido (en parte) a su homosexualidad, se convirtió en un famoso decorador de interiores y tenía a su amigo Cukor como cliente.

Gable sería consciente de que Cukor podía conocer el intercambio de favores y no estaría dispuesto a que su reputación de “macho” se viera empañada en el caso de que el director quisiera hacerlo público. La discreta condición homosexual de Cukor era casi del dominio público en Hollywood, y el actor se sentiría molesto por estar a sus órdenes.

Patrick McGilligan, en su biografía del director, incluye el relato poco conocido del punto más agrio que alcanzaron las relaciones entre Cukor y Gable:

“...el director se encontraba en el plató preparando unas tomas, después de una serie de momentos de tensión con Gable. También estaba presente Selznick, como siempre. De pronto, Gable murmuró audiblemente: “No puedo hacerlo... No puedo rodar esta escena...” (...) Alguien le preguntó: “¿Qué te ocurre hoy?” Y de repente Gable explotó: “¡No puedo continuar con esta película! ¡A mí no me dirige un marica! ¡Yo tengo que trabajar con un hombre de verdad!”

Fuera como fuera, Selznick apartó a Cukor de la dirección de GWTW, y de nada sirvieron las súplicas de Vivien y Olivia, con sus trajes de viuda para la secuencia del bazar, que, en cuanto se enteraron de la noticia, corrieron al despacho del productor para pedirle que reconsiderara su decisión. Pero ni siquiera las dos fuertes voluntades unidas de las dos actrices pudieron cambiar la dirección del viento que se había llevado a George Cukor.

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