La novela de Margaret Mitchell ha desempeñado un papel más o menos importante en la vida de muchas personas desde su publicación; para algunos significó un éxito profesional, personal o financiero; a otros, su lectura les proporcionó horas de evasión (o de aburrimiento); a algunos les inspiró en su vida privada o laboral en un sentido u otro; en la biografía de cierta gente, Lo que el viento se llevó ocupa varios capítulos... y en la de otra, sólo una nota al pie.
Harry Bernstein se encuentra entre estos últimos, sobre todo porque su vida ha sido larga y provechosa: este director de revistas especializadas, articulista y escritor de novelas (la primera la publicó a los 96 años), trabajó durante un tiempo como lector de originales en varios estudios de cine. En esta posición se encontraba en 1936, cuando a su mesa llegó la tarea de leer y comentar GWTW; como se trataba de un libro de extensión más bien amplia y Harry tenía otros planes para el inminente fin de semana, se limitó a leer la sinopsis por encima y determinar que se trataba de "Una novela histórica más". Sus superiores, siguiendo su recomendación, se abstuvieron de entrar en la puja por los derechos para el cine, pero cuando el libro se convirtió en un campeón de ventas y en una propiedad cotizada... Bernstein fue despedido.
martes, 9 de octubre de 2012
Que pujen los otros
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