El celebrado humor de Donald Ogden Stewart,
tan provechoso en otras ocasiones, acortó drásticamente su posición como
guionista de Lo que el viento se llevó, en los primeros días de 1939. Reclutado
como apoyo para Scott Fitzgerald y con la misión de pulir y aligerar las ya
vapuleadas frases en las que se llevaba trabajando desde finales de 1936,
Stewart se enzarzó en una discusión con Selznick, que no veía posible plasmar
en la pantalla la indicación de que tía Pitty “montara bullicio en la habitación”.
Stewart nació el 30 de noviembre de 1894 en
Ohio. Su talento para la sátira le valió frecuentar la famosa Mesa Redonda del
Algoquin, donde las réplicas se cruzaban como dagas, y el éxito durante los
años 20 con sus obras teatrales; también se le podía encontrar en escena, como
en Holiday, de su amigo Philip Barry,donde interpretó a Nick Potter, el mismo
personaje que Edward Everett Horton plasmó en la pantalla.
Aunque Hollywood no se mostró muy partidario
de adaptar la producción de Stewart, sí que le dio oportunidades para que
hiciera lo propio con obras ajenas e incluso se estrenara como actor, en Not So
Dumb. Su habilidad para los diálogos puede comprobarse en Red Dust (Tierra de pasión), Dinner at
Eight (Cena a las ocho), The Prisoner of Zenda (El prisionero de Zenda), Holiday (Vivir para gozar), The Women (Mujeres), Kitty Foyle (Espejismo de amor)…
y, por supuesto, en The Philadelphia Story (Historias de Filadelfia), por la que consiguió el Premio de
la Academia.
Stewart se tomó muy en serio la ascensión
del fascismo y participó con intensidad en la lucha contra el nazismo, lo que
años más tarde le supuso su inclusión en la lista negra y que le retiraran el
pasaporte, por lo que no pudo volver a Estados Unidos. Se asentó entonces en
Londres en los años 50 y continuó escribiendo para el cine, aunque de manera
más esporádica. Falleció en 1980.
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